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“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10)
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La buena noticia de la salvación de Dios es para todos y como la salvación es real, el acto culminante de la salvación solo puede tener lugar al final de la historia humana.
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EL AMOR DEL PADRE “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9). De acuerdo a este versículo, ¿Cómo podríamos comprender el amor del Padre? Nuestra mente finita no puede llegar a comprender completamente el amor del Padre, sólo podemos tener una vislumbre de ese amor a través de la humanidad de Cristo, “que era la personificación del carácter divino y puso sus atributos en su Hijo: su poder, su sabiduría, su bondad, su pureza, su fidelidad, su espiritualidad, su benevolencia. En él, aunque humano, moraba toda la perfección del carácter, toda la excelencia divina” (A fin de conocerle, p. 111) . “Podéis estudiar este amor durante siglos, sin comprender nunca plenamente la longitud y la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios al dar a su Hijo para que muriese por el mundo. La eternidad misma no lo revelara nunca plenamente” (Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 691). PIENSA: El incomparable amor de Dios hacia nosotros, será tema de estudio de los redimidos por la eternidad.
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EL AMOR DE CRISTO " Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8). ¿Es sólo Cristo la manifestación del amor del Padre, o es Él también amor? Cristo el Creador vino a ser parte de su creación por amor a nosotros, vino a convertirse en uno de nosotros. El Dios eterno se hizo hombre. Cristo vino a este mundo para mostramos lo que Dios puede hacer y lo que nosotros podemos hacer en cooperación con Dios. Fue al desierto en carne humana para ser tentado por el enemigo. Sabe lo que es tener hambre y sed. Conoce las debilidades y flaquezas de la carne. Fue tentado en todo como nosotros somos tentados. El amor de Cristo por sus hijos es tan vigoroso como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por su hijo. El amor de la madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. PIENSA: Solo podemos exclamar: ¡Oh! ¡Qué altura y profundidad del amor de Cristo!
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EL AMOR DEL ESPÍRITU “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). ¿Qué podríamos mencionar sobre el amor del Espíritu Santo hacia nosotros? El Espíritu Santo es una persona con un rol específico que cumplir en el conflicto cósmico, así como Cristo también tenía su rol específico en la Divinidad. “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuera al Padre y enviara el Espíritu como su sucesor en la tierra” (DTG; p. 638) El Espíritu Santo, por lo tanto, es Dios y como tal, puede dar vida, crear situaciones, cambiar personas de lugar y nada le es imposible, pero el punto principal es que para hacer todo lo que hizo, Él tuvo que amar a toda la humanidad. Y amar por encima de todo. Amar incondicionalmente. Ese amor lo expresa en el modo en que actúa, enseñándonos "todas las cosas y" nos "recordará todo lo que os ha dicho Jesús (Juan 14:26) y nos" guiará a toda la verdad " (Juan 16:13). PIENSA: No hay duda de que el Espíritu nos ama así como el Padre y el Hijo nos aman.
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LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN
"Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios" (1 Juan 5:13). ¿Cuán seguros podemos estar de la certeza de nuestra salvación? “Las bendiciones de la salvación son para cada alma. Nada, a no ser su propia elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa hecha en Cristo por el evangelio” (Conflicto y valor, p. 297). No somos salvos por nuestra vida, sino por la vida de Cristo (Romanos 5:10). La salvación es un don gratuito. Pablo lo dejó muy claro cuando declaró: "Por la gracia sois salvos, mediante la fe; y esto no viene de vosotros; es don de Dios“ (Efesios 2:8). Por eso, sólo nos resta creer en cada promesa o afirmación de la Palabra de Dios de que todo el que cree en el nombre del Hijo de Dios (1 Juan 5:13) ha sido salvo y será salvo (Romanos 5:8- 11) PIENSA: El pueblo de Dios será hallado fiel y obediente en los últimos días, una fidelidad y una obediencia que surgen de la seguridad de lo que Cristo ha hecho por él.
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EL EVANGELIO ETERNO ¿Cuál es el Evangelio Eterno?
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apocalipsis 14:6). ¿Cuál es el Evangelio Eterno? Es ese maravilloso conocimiento de que Dios nos amó sobremanera, a tal punto que el Padre acepta ofrecer a su Hijo para ser el Cordero que, inmaculado y sin pecado, se pone en nuestro lugar y que el Hijo se ofrece para ser nuestro sustituto en la muerte que nos merecemos para que nos ofrezca la justicia que Él posee en sí mismo, pues siendo Dios se hace hombre y se humilla hasta la muerte y muerte de cruz. Es el plan eterno de Dios, ya existente antes de la fundación del mundo, que nos garantiza que fuimos elegidos antes de la creación para la vida eterna y, ahora después del pecado, para la salvación eterna. Este es el evangelio eterno. El mensaje que revela que ese Dios de amor debe ser admirado, reverenciado con temor y glorificado. El mensaje de que ese Dios de amor, pero igualmente de justicia traerá todas las obras (pensamientos, actitudes y actos) de los hombres a Juicio, confrontándolas con su santa ley. El mensaje de que Él es el único y verdadero Dios Creador. PIENSA: ¿Por qué debemos conocer y experimentar la realidad del “evangelio eterno” en nuestra vida antes de poder compartirla con los demás?
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La certeza de la salvación no puede generar presunción
La certeza de la salvación no puede generar presunción. Jesús enfatizó que no somos salvos por lo que hacemos (Mateo 7:21-23), sino lo que Cristo ya hizo. No son nuestras obras, son las obras de Cristo (Juan 15:4- 5). Podemos tener la certeza de la salvación si estamos en Cristo. Y eso significa aceptar a Cristo como Salvador y Señor de nuestra vida. La verdadera certeza de la salvación sólo ocurre cuando miramos a Cristo y no a nosotros mismos. Lo que hace aceptable a un hombre delante de Dios, es la gracia impartida de Cristo, a través de la fe en su nombre.
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