Entre las colinas vivía un hombre que poseía una estatua, cincelada por un antiguo maestro, la tenía ante su puerta, de cara al suelo, sin jamás prestarle.

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3 Entre las colinas vivía un hombre que poseía una estatua, cincelada por un antiguo maestro, la tenía ante su puerta, de cara al suelo, sin jamás prestarle atención.

4 Un día pasó ante la casa un hombre de la ciudad, un estudioso, y al ver la estatua, preguntó a su poseedor si la vendería.

5 El dueño respondió, riendo: «Por favor, ¿quién querría comprar esa piedra sucia y sin gracia?»

6 Te daré por ella esta moneda de plata, le dijo el hombre de la ciudad. Y el otro se quedó atónito y encantado. La estatua fue transportada a la ciudad, a lomos de un elefante. La estatua fue transportada a la ciudad, a lomos de un elefante.

7 Después de muchas lunas, el hombre de las colinas visitó la ciudad y, mientras andaba por las calles, vio una multitud delante de la tienda y un hombre que gritaba:

8 ¡Entrad a contemplar la más hermosa, la más maravillosa estatua del mundo!, ¡sólo dos monedas de plata para admirar la más portentosa obra maestra!

9 Y, así, el hombre de las colinas pagó dos monedas de plata por entrar en la tienda a ver la estatua que él mismo había vendido por una sola moneda de plata.