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Publicada porMaría Verónica Martínez Modificado hace 7 años
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La vocación de Mateo
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Preludio
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Punto de partida Un encuentro personal con Jesús En un momento de tu historia Para ser su amigo Y ser enviado a una misión ¿Qué es eso de la «vocación»?
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TRES VIRUS VOCACIONALES La manipulación La privatización La reducción
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¿Cómo entendemos la VOCACIÓN? ¿Tema “tabú”? ¿Algo sagrado y un privilegio? ¿Es lo mismo que el “destino”? ¿Sólo para privilegiados? ¿Sinónimo de gusto o realización personal? ¿Opción altruista? ¿Forma de vida? ¿Tema “tabú”? ¿Algo sagrado y un privilegio? ¿Es lo mismo que el “destino”? ¿Sólo para privilegiados? ¿Sinónimo de gusto o realización personal? ¿Opción altruista? ¿Forma de vida?
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La vocación no es algo añadido a la persona sino la persona misma realizada y lograda en cada etapa de su vida y en su término. La vocación no es algo añadido a la persona sino la persona misma realizada y lograda en cada etapa de su vida y en su término. La vocación unifica a toda la persona. Por eso hablamos de “mi” vocación y no de “mis” vocaciones. La vocación unifica a toda la persona. Por eso hablamos de “mi” vocación y no de “mis” vocaciones.
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VOCACIÓN ESPECÍFICA VOCACIÓN CRISTIANA VOCACIÓN HUMANA SI No somos un edificio de varios pisos sino circularidad concéntrica.
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Es la cuestión más importante de la vida de todos Tiene que ver con los demás Todos han de planteársela No es un algo marginal, sin importancia No es una cuestión opcional No es sólo una opción privada No es evidenteHay que descubrirla Tiene que ver con los gustos e inquietudes Pero no se reduce a ellos No se reduce a capacidades y dotes Procede de fuera de nosotros mismos
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La historia
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San Luigi dei Francesi
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Un Caminante que llama JESÚS
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En un momento cualquiera, entra Cristo, sorprendiendo a los cambistas en su trabajo. Sorprende a los hombres en su trabajo, en sus afanes. Viene caminando, surge de la oscuridad. Grita, llama, interpela. Rompe el círculo cerrado de los centrados en el dinero. Su rostro es luminoso. Su mirada es segura, firme, amistosa. Su mano derecha es una invitación. Señala, pero no impone (recuerda la de la Creación de Miguel Ángel: empieza una nueva creación). Su mano izquierda espera, acoge.
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Trasparencia de Cristo PEDRO
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Caravaggio pintó a Pedro para subrayar que la llamada de Cristo nos llega a través de la Iglesia. Camina descalzo, con los lomos ceñidos, apoyado en un bastón. Hay una luz a la espalda que le empuja. Parece limitado, pero hay una fuerza de lo alto que le empuja. Casi cubre a Jesús, prolongando su gesto. Ha recibido el poder de Jesús y lo visibiliza. Es más viejo, más vulgar, más difuso que Jesús. ¿Ha irrumpido Cristo así en nuestra vida? ¿A través de qué o de quiénes nos ha llegado la invitación de Cristo?
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EL ATREVIDO - MIEDOSO El miedo a tomar decisiones
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Es un hombre joven. Está de espalda y cerca de Jesús y de Pedro. Sus vestiduras son elegantes y de calidad. Es el único que no está instalado en el sillón ni tiene dinero entre las manos. Su cabello, facciones, barba bien afeitada, ojos clavados en el Caminante, nariz acentuada... contrastan con Pedro. Interpelado por Jesús ha girado el torso y la cabeza. La luz ilumina la cara y la mitad de su cuerpo. Sus manos en un doble movimiento enérgico y contradictorio: La derecha se apoya para levantarse, la izquierda busca la espada para defenderse de una provocación. Se sitúa entre la instalación y el compromiso, entre el sí y el todavía no. Su rostro refleja la perplejidad del que no sabe qué hacer.
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LOS INCURVADOS Vivir encerrados en sí
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La irrupción de Cristo parece no haber afectado en nada la vida de algunos: siguen centrados en sus vidas. Están volcados en lo suyo, metidos en sus propios intereses, embebidos en sus monedas. No captan la luz que les deja al descubierto sus necesidades (pieles, lujo, dinero...). No perciben la presencia de Jesús como una interpelación a su vida.
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EL JOVEN RICO La religión del capricho
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Es un joven, casi un niño, quizás incluso un niño disfrazado de adulto. Viste con lujo, con gusto. Rostro de marfil, sin curtir. Está cómodamente instalado, apoyado en Mateo. Manos delicadas, no conoce el trabajo manual. Gira la cabeza y mira: no está tan implicado como los otros en lo que está cociendo. Ha cambiado momentáneamente su foco de atención: una simple distracción antes de volver a lo de siempre. La luz de Cristo no le inquieta, la recibe pasivamente y la refleja. La voz de Cristo no le interroga, ni le inquieta, ni le inmoviliza.
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MATEO El desconcierto de un proscrito
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Vive en un grupo cerrado. Otros se apoyan en él para estar más cómodos. Es mayor, experimentado, rico, viste bien. Sostiene una bolsa cerrada con dinero. Tiene ojos cansados, desencantados de lo que han visto y vivido. La luz y la llamada le sorprenden en sus negocios: la lus ilumina frente, manos, pies. Enarca la ceja, sorprendido de que sea él el interpelado. Su mano recoge el gesto de la de Jesús y se hace indicativa, precisa. No hay palabras en sus labios: se ha quedado mudo y dialoga con la mirada. Comprende quién le llama y a qué.
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Para guardar en la memoria Mira quien te mira Si buscas a Jesús, encontrarás la Iglesia Personas «nucleares»: CON UN SOLO CENTRO Ubi amor, ibi oculos Mirarse mucho a sí mismo trae desmayo Huye de los elogios. Pero procura merecerlos Lo imposible solo tarda un poco más
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