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Agonía, muerte y Exequias
P. Silvio Marinelli Z. Orden de San Camilo 14 de Mayo de 2011
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La búsqueda del sentido de la vida Reconciliándose con el pasado
La cercanía La búsqueda del sentido de la vida Reconciliándose con el pasado Integrando en la pastoral a los profesionistas y a los voluntarios Solicitud pastoral “Dosificar” las celebraciones Acompañamiento hasta la muerte y después … El criterio a seguir: la caridad pastoral
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El Viático (Del Ritual)
26. Cuando los cristianos pasan de esta vida, son confortados por el Cuerpo y la Sangre de Cristo, como viático, y en esta forma poseen la prenda de la resurrección que el Señor prometió: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día" (Jn 6,54).
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Cuando sea posible, el viático ha de recibirse dentro de la Misa, para que la persona enferma pueda recibir la comunión bajo las dos especies. La comunión recibida en forma de viático debe considerarse como una señal especial de participación en el misterio que se celebra en la Eucaristía, que es la muerte del Señor y su paso hacia el Padre.
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27. Todo cristiano bautizado, capaz de recibir la comunión, está obligado a recibir el viático por el precepto de recibir la comunión cuando, por cualquier causa, se encuentre en peligro de muerte. Los sacerdotes que tengan responsabilidades pastorales deben procurar que la celebración de este sacramento no se difiera, sino que los fieles sean alimentados por el viático cuando aún estén plenamente lúcidos.
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28. Es muy recomendable que durante la celebración del viático, los cristianos renueven la profesión de su fe bautismal, por la cual Dios los adoptó como hijos suyos y se convirtieron en coherederos de la promesa de la vida eterna.
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O bien uno de los siguientes párrafos
LITURGIA DE LA PALABRA Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 54-55) Jesús dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". O bien uno de los siguientes párrafos Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 23) Jesús dice: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada".
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Lectura del santo Evangelio según san Juan (15, 4)
Jesús dice: “Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mi”. Lectura de la primera carta a los Corintios (11, 26) Hermanos, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor hasta que vuelva.
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PROFESIÓN DE FE BAUTISMAL
Después de la Liturgia de la Palabra y la homilía o explicación de la Palabra. ¿Crees en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Sí creo. ¿Crees en Jesucristo, su Hijo único, Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? Sí creo. ¿Crees en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? Sí creo.
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LETANÍAS Hermanos y hermanas, unámonos todos para invocar a nuestro Señor Jesucristo: Te rogamos, Señor Señor nuestro, que nos amaste hasta el extremo de entregarte a la muerte para darnos la vida. te rogamos por nuestro(a) hermano(a). Señor nuestro, que dijiste: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna”, te rogamos por nuestro(a) hermano(a). Señor nuestro, que nos invitas a participar en tu Reino, donde ya no hay dolor ni fatiga, ni tristeza ni separación, te rogamos por nuestro(a) hermano(a). Padre nuestro …
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Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo,
COMUNIÓN COMO VIÁTICO Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. La Sangre de Cristo. Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, te guarde y te lleve hasta la vida eterna. Amén.
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RITOS CONCLUSIVOS Si el ministro es sacerdote o diácono La bendición de Dios todopoderoso. Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ti (ustedes) y permanezca para siempre. Si el ministro no es ni sacerdote ni diácono Que el Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
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INDULGENCIA PLENARIA EN ARTICULO DE MUERTE
El Sacerdote puede conceder la indulgencia plenaria en artículo de muerte, utilizando una de las siguientes fórmulas: Por los santos misterios de nuestra redención, Dios todopoderoso te perdone, en esta vida y en la futura, todas las penas que has merecido por tus pecados, te abra las puertas del cielo y te conduzca a la felicidad eterna. O bien Con la facultad que me ha otorgado la Sede Apostólica yo te concedo la indulgencia plenaria y el perdón de todos tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
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1. Viático: participación en el misterio pascual
El rito insiste mucho en recomendar que el Viático sea dado, posiblemente, durante la celebración de la Eucaristía en la casa del moribundo bajo las dos especies
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El motivo es que tal conexión expresa mejor el significado pascual de la última eucaristía, como evento de participación en la muerte y resurrección de Cristo
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El Viático, en efecto, hace
El Viático, en efecto, hace participar la muerte del cristiano en el dinamismo del sacrificio redentor: la muerte asume entonces el significado de una ofrenda sacrificial unida a la de Cristo, el cual la acoge y presenta al Padre en el Espíritu
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En cuanto participación en el sacrificio de Cristo, el Viático es al mismo tiempo participación en la resurrección de Cristo, en su tránsito de este mundo al Padre. El Viático es prenda de vida eterna
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la aspersión inicial con el agua bendita
2. Viático y bautismo La comunión eucarística en forma de viático está en estrecha relación con el bautismo, como su conclusión plena. Este vínculo con el bautismo es recordado, durante el rito, por la aspersión inicial con el agua bendita
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Es igualmente evocado por la profesión de fe y el rezo del Padrenuestro. El bautizado percibe su propia existencia como una peregrinación. El Viático es el sacramento del cumplimiento de esta peregrinación
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Hay un paralelismo fundamental entre la primera iniciación (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) que introduce en la comunión del pueblo de Dios, pueblo reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu,
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y la última iniciación (Penitencia sacramental, Unción y Viático) como entrada en la comunión de los bienaventurados que viven en la Trinidad.
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3. Viático e Iglesia Este momento supremo no es vivido en la soledad, sino en la Iglesia y como Iglesia. El cristiano no puede morir solo.
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Si con el bautismo ha sido incorporado a la Iglesia, el tránsito de este mundo a la vida eterna es igualmente vivido en la comunión de la Iglesia, con los hermanos y las hermanas en la fe. El Viático es, desde este punto de vista, un derecho de los bautizados y un deber de la comunidad cristiana para con los moribundos
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La Iglesia, que ha regenerado al creyente con el bautismo, no puede estar ausente en el momento en que un hijo suyo termina su itinerario bautismal. Es lo que se desprende del conjunto del rito, especialmente si se celebra en forma comunitaria, y en particular del beso de paz previsto por el rito mismo.
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La presencia de la Iglesia está expresada por la intervención de los diferentes ministros, por los parientes y por el grupo (pequeño o grande) de los fieles
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La Iglesia en la tierra se reúne en torno a un hijo suyo moribundo, lo sostiene con la oración, recibe su último acto de fe y le ofrece el don de la eucaristía, acompañándolo con su abrazo de paz y presentándolo a la misericordia de Dios
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INICIACIÓN CRISTIANA INICIACIÓN A LA VIDA ETERNA Bautismo Reconciliación Confirmación Unción de los Enfermos Eucaristía Eucaristía como Viático
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Recomendación del alma
Con el Viático, la persona moribunda se une a Cristo en su paso fuera de este mundo hacia el Padre. Con estas oraciones para la recomendación del alma del moribundo, la Iglesia ayuda a mantener esta unión, hasta que sea llevada a plenitud después de la muerte. Se señalan algunas frases bíblicas. "¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo?" (Rom 8, 35) "Si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos". (Rom 14, 8) "Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna". (2 Cor 5, 1) "Siempre estaremos con el Señor". (1 Tes 4, 17) "Veremos a Dios tal cual es". (1 Jn 3, 2)
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"Mi Dios, en ti confío". (Sal 24, 1)
"Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos". (1 Jn 3, 14) "Mi Dios, en ti confío". (Sal 24, 1) "El Señor es mi luz y mi salvación". (Sal 26, 1) "La bondad del Señor espero ver en esta misma vida". (Sal 26, 13) "Del Dios que da la vida está mi ser sediento". (Sal 41, 3) " Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo". (Sal 22, 4) "Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes". (Mt 25, 34)
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Todo el que cree en el Hijo tiene la vida eterna. (Cfr. Jn 6, 40)
Nuestro Señor Jesucristo dice: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lc 23, 43) “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones”, dice el Señor Jesús. (Jn 14, 2) Nuestro Señor dice: “Voy a prepararles un sitio y volveré para llevarlos conmigo” (Cfr. Jn 14, 3). “Quiero que donde yo esté, estén también ellos conmigo", dice nuestro Señor. (Jn 17, 24) Todo el que cree en el Hijo tiene la vida eterna. (Cfr. Jn 6, 40) “En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu". (Sal 31, 6) “Señor Jesús, recibe mi espíritu". (Hechos 7, 59)
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Santa María, ruega por mí. asístanme en mi última agonía.
San José, ruega por mí. Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía.
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Lectura del libro de Job (19, 1.23-27)
En aquellos días, Job tomó la palabra y dijo: "Ojalá que mis palabras se escribieran; ojalá que se grabaran en láminas de bronce o con punzón de hierro se esculpieran en la roca para siempre. Yo sé bien que mi defensor está vivo y que al final se levantará a favor del humillado; de nuevo me revestiré de mi piel y con mi carne veré a mi Dios; yo mismo lo veré y no otro, mis propios ojos lo contemplarán. Esta es la firme esperanza que tengo". Salmo 22 El Señor es mi pastor, nada me falta; … Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo…
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ORACION DE RECOMENDACION DEL ALMA
Sal, alma cristiana, de este mundo, en el nombre de Dios Padre todopoderoso, que te creó; en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que padeció por ti; en el nombre del Espíritu Santo, que te santificó. Que descanses hoy en paz y habites con Dios en su Reino, en compañía de la Virgen Madre de Dios, María Santísima, de san José y de todos los ángeles y santos.
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O bien Hermano(a) mío(a), te pongo en manos de Dios todopoderoso, para que vuelvas al mismo que te creó y te formó del polvo de la tierra. Cuando salgas de este mundo, que vengan a tu encuentro la Santísima Virgen María, los ángeles y todos los santos. Nuestro Señor Jesucristo, que quiso morir por ti en la cruz, te libre de la muerte eterna. El Hijo de Dios vivo te lleve a su Reino y te reconozca entre sus ovejas, el buen pastor; que Él perdone tus pecados y te cuente entre sus legidos; que veas cara a cara a tu Redentor y goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.
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Dale, Señor, a tu hijo(a) la eterna salvación que espera de tu misericordia. Amén.
Salva, Señor, a tu hijo(a) de todas las tribulaciones. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Noé del diluvio. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Abraham de sus enemigos. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Job de sus padecimientos. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Moisés del poder del faraón.
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Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Daniel del foso de los leones.
Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a los tres jóvenes del horno ardiente y del poder de un rey inicuo. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Susana de la calumnia. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a David de las manos de Goliat y de la persecución del rey Saúl. Salva, Señor, a tu hijo(a), como salvaste a Pedro y a Pablo de la cárcel.
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Señor nuestro Jesucristo, salvador del mundo,
Por Jesucristo, nuestro salvador, que padeció por nosotros una muerte tan amarga y nos mereció la vida eterna, salva, Señor, a este(a) hijo(a) tuyo(a). Señor nuestro Jesucristo, salvador del mundo, te encomendamos a nuestro(a) hermano(a) por quien viniste al mundo con tanta misericordia; recíbelo(a) bondadoso en la alegría de tu Reino; pues, aunque ciertamente cayó en el pecado, sin embargo, no negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, sino que creyó y adoró fielmente a Dios, creador de todas las cosas. ¡Dios te salve! Reina y Madre de misericordia…
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Vengan en su ayuda, santos de Dios;
ORACION DESPUES DE LA MUERTE Vengan en su ayuda, santos de Dios; salgan a su encuentro, ángeles del Señor . Reciban su alma y preséntenla ante el Altísimo. Que te reciba Cristo, el mismo que te llamó; y que el coro de los ángeles te introduzca en el cielo. Oremos. Te encomendamos, Señor, a tu hijo(a) … a fin de que, muerto ya para el mundo, viva para ti. Con tu infinita misericordia perdona los pecados que la fragilidad humana le haya hecho cometer. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Salmo 129 R. Mi alma espera en el Señor. Desde el abismo clamo a ti, Señor: Señor, oye mi voz; préstale oído atento a mi clamor. R. Confío en el Señor, espero en su palabra que perdona. Mi alma suspira ya por el Señor más que los centinelas por la aurora. R. Pues del Señor viene el perdón, la redención copiosa, y al pueblo de Israel redimirá de su maldad y de sus malas obras. R.
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Oremos. Señor nuestro, que eres amor, recibe en tu presencia a tu hijo(a) a quien has llamado de esta vida. Perdónale todos sus pecados, bendícelo(a) con tu luz y paz eternas, levántalo(a) para que viva para siempre con todos tus santos en la gloria de la resurrección. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. O bien Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestras oraciones en favor de tu hijo(a) a quien has llamado de esta vida a tu presencia. Concédele gozar de la luz, la felicidad y la paz. Hazlo(a) pasar con seguridad las puertas de la muerte y vivir para siempre con todos tus santos, iluminado(a) por la luz que prometiste a Abraham y a todos sus descendientes en la fe. Líbralo(a) de todo mal y en el gran día de la resurrección y la recompensa levántalo(a) junto con todos tus santos. Perdónale sus pecados y concédele la vida eterna en tu Reino.
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O bien Dios de misericordia y de amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestro(a) hermano(a) … En esta vida tú le demostraste tu gran amor; y ahora que ya está libre de toda preocupación, concédele la felicidad y la paz eterna. El régimen antiguo ha pasado ya: recíbelo(a) ahora en el paraíso, en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas, sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el Espíritu Santo, para siempre. Señor, destino nuestro, en tus manos entregamos a nuestro(a) hermano(a)… Tenemos confianza en que, con todos los que han muerto en Cristo, él (ella), en el último día, se levantará para vivir con Cristo para siempre. Te damos gracias por todas las bendiciones que le concediste en su vida, a fin de mostrarnos que nos cuidas como Padre y que vivimos en comunión con todos los santos en Jesucristo. Señor, escucha nuestra oración: recibe a nuestro(a) hermano(a) en el paraíso, ayúdanos a consolarnos los unos a los otros con la seguridad de nuestra fe, hasta que todos nos encontremos en Cristo, contigo, Padre, y con nuestro hermano(a) para siempre.
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ORACION POR LA FAMILIA Y LOS AMIGOS
Oremos. Señor de todo consuelo, con tu interminable amor y misericordia por nosotros, nos transformas la oscuridad de la muerte en un amanecer de nueva vida. Ten compasión de tu pueblo que sufre. Sé tú, Señor, nuestro refugio y fortaleza; levántanos de esta pena tan oscura hacia la paz y la luz de tu presencia. Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, al morir por nosotros, venció a la muerte, y al resucitar, restauró la vida. Haz, Señor, que caminemos siempre hacia adelante, para que podamos encontrar a nuestro(a) hermano(a) y después de nuestra vida aquí en la tierra, volvamos a reunirnos con nuestros hermanos y hermanas, en tu cielo, donde toda lágrima será enjugada.
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Las EXEQUIAS
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RITUAL DE LAS EXEQUIAS - 1969
Carácter pascual: el Misterio Pascual del Señor Carácter bíblico Carácter comunitario
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El difunto: Por el bautismo fue marcado por la Santísima Trinidad y se convirtió en templo del Espíritu Santo, por lo que se debe de respetar el cuerpo y sitio donde se descansa.
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La comunidad: La comunidad a la que pertenece lo coloca en un lugar preferente, ante el altar, ora por él y celebra, si es posible, la Eucaristía y lo encomienda a la Iglesia celeste.
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La fe de la comunidad cristiana en la resurrección de los muertos dará apoyo y fuerzas a los que sufren la perdida de una persona.
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Durante la celebración, tanto los cantos y las oraciones, las lectura y las explicaciones, nos conducen a una visión profunda del la muerte cristiana.
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La cruz: Es el símbolo cristiano por excelencia, al recordarnos la muerte salvadora de Cristo, en la que el difunto participa.
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El cirio pascual: dirige la atención hacia la Resurrección del Señor.
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Tres signos Las procesiones: Ojala que en los pueblos y comunidades religiosas esto pueda conservarse, ya que en las ciudades es muy difícil o imposible. La aspersión: es un recuerdo expresivo del Bautismo. Este cristiano que ha fallecido inició su vida en Cristo siendo bautizado en la iglesia. Allí empezó su historia de salvación. Ahora termina su camino terreno y empieza el definitivo, para el que estaba destinado desde el Bautismo. La incensación: se hace después de la aspersión, dando una segunda vuelta en torno al féretro, con la que se honra el cuerpo del difunto, templo del Espíritu Santo.
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+ En el después de la celebración
Nuestros fieles conservan la buena costumbre, después de haber dado sepultura o incinerado a su difunto, de hacer nueve o al menos, un triduo de actos de culto.
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La inhumación. Inhumar significa convertir, enterrar, introducir bajo tierra (de “humus”, tierra). Es el rito cristiano que, tradicionalmente, se ha considerado más conforme con la fe en la resurrección de los cuerpos. Enterrar a un difunto tiene el digno significado de volver a la tierra, en sintonía con Cristo en el sepulcro, como signo del descanso final, para esperar la resurrección, signo del triunfo pleno en el Señor Resucitado.
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La incineración. Incinerar significa convertir en cenizas, quemar, y se aplica, oportunamente, a la cremación de los cadáveres. En el caso de la cremación, si se entierra la urna con las cenizas o se coloca en los pequeños nichos o columbarios, se manifiestan también los valores del regreso a la tierra, del descanso, de la espera de la resurrección, que son como punto de referencia para la familia.
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Libro I. Es un elenco de propuestas y momentos de encuentros de oración que se pueden ofrecer a la familia, o a una comunidad, alrededor de una persona que ha muerto.
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Esquema: En el momento de expirar. Al colocar el cadáver en el ataúd.
Oraciones para antes de las exequias con cinco formularios distintos La vigilia comunitaria de oración por el difunto (es una celebración de la Palabra). Indicaciones para la Liturgia de las Horas en el día de la muerte y del entierro con su Lectura breve y Preces o Intercesiones apropiadas. Finalmente, el traslado y recepción de un difunto en la iglesia
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Libro II Este libro presenta el rito de las exequias cuando en las mismas participa una asamblea que puede intervenir con canto, porque es la manera más expresiva y tradicional de celebrar la muerte cristiana
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Esquema: Estación en la casa del difunto. Procesión a la iglesia.
Estación en la iglesia. Misa exequial o Liturgia de la Palabra. Procesión al cementerio. Y el último adiós al cuerpo del difunto.
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Libro IV Libro III Rito simplificado sin canto y sin procesión
Se repite el mismo esquema que en el libro II, pero los cantos se suplen por otros textos. Libro IV Rito simplificado sin canto y sin procesión
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Libro V Libro VI Rito breve de la celebración de las exequias
Celebración de las exequias en casos extraordinarios, ej. Exequias en el cementerio, o en caso de cremación.
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Libro VIII Libro IX Libro VII
Exequias en casos especiales: de un obispo, párroco, presbítero, diácono, religiosa (o). Libro VII Celebración de las exequias de los párvulos bautizados o no bautizados Libro IX Traslado de un difunto a su sepultura definitiva.
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Apéndices Textos diversos: Salmos y respuestas, Responsorios, Oraciones, Formularios para la plegaria universal, etc. Ordinario de la Misa. Bendición del agua. Preces en el cementerio y bendición del sepulcro. Esquema de lecturas. Leccionario de las Misas de difuntos adultos, niños bautizados y no bautizados. Cinco guías de homilías exequiales. Cantos para las exequias.
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