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Publicada porBelén Piñeiro Rivero Modificado hace 6 años
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La España del siglo XIX. Durante el siglo XIX España vivió un proceso de construcción de un régimen político liberal, caracterizado por la constante intervención del ejército en la vida política, una participación muy restringida y la limitación de libertades.
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¿Cómo se implantó el liberalismo en España?
Monarquía constitucional La escasa vigencia de las Cortes de Cádiz y de la Constitución de 1812, fue el intento previo al que se realizo durante la Primera Guerra Carlista, donde se produjo el enfrentamiento entre dos modelos de Estado: el absolutista y el liberal. El triunfo de los “isabelinos” (liberales) significó la implantación de un modelo basado en la monarquía constitucional. Alteración juego político Los partidos políticos, que se “alternaban” en el poder, estuvieron muy condicionados por: - La intervención de la Corona (moderados) - El camarillismo - El tipo de sufragio, que era censitario y que solo otorgaba el derecho a voto al 1% de la población - El caciquismo, sobre todo en el ámbito rural, donde la posición política o económica influía en el nombramiento de candidatos y resultados electorales. Intervención del Ejército El papel del ejército, fundamental en los conflictos del primer tercio del s. XIX, permitió a los militares obtener un enorme prestigio lo que llevó a la intervención del mismo en la vida política. Muchos de los oficiales se convirtieron en líderes de los partidos políticos. Además, las condiciones a las que estaban sometidos los partidos políticos provocó que se recurriese a los pronunciamientos Constituciones poco duraderas Las diferencias entre las distintas tendencias del liberalismo llevó a que dichas tendencias quisieran elaborar sus propias constituciones, lo que provocó que los cambios constitucionales fueron frecuentes. Sólo la Constitución de 1876 se mantuvo más en el tiempo debido a un consenso de las principales fuerzas políticas.
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Guerra y revolución liberal (1808-1814)
Cuando estalla la revolución francesa la monarquía de Carlos IV declara la guerra a Francia ( ) por temor a la expansión por España de las ideas liberales. La guerra fue un fracaso y a partir de 1799 Manuel Godoy, inicia un acercamiento a Francia aliándose con Napoleón para enfrentarse a Gran Bretaña (Batalla de Trafalgar, 1805) Francia y España firman el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que Godoy autorizaba al ejército francés a atravesar España para atacar Portugal (era aliada de Gran Bretaña, y no estaba cumpliendo el bloqueo a los ingleses dictado por Napoleón). El descontento de la población con Godoy provocó el estallido del Motín de Aranjuez (1808): La dimisión de Manuel Godoy La abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando VII. Napoleón convocó a Carlos IV y Fernando VII en Bayona donde les hizo abdicar y aceptar el nombramiento del hermano de Napoleón, José I, como nuevo rey de España. José Bonaparte, Rey de España ( ), no fue reconocido ni por las Cortes españolas ni la América hispana. Todos estos sucesos provocaron la rebelión popular y el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levantó contra los franceses; su ejemplo se extendió provocando un movimiento de resistencia popular.
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“Al ínclito Señor Pepe, rey (en deseo) de las Españas, y (en visión) de las Indias Salud, grande rey de la rebelde gente; salud, salud Pepillo diligente, protector del cultivo de las uvas y catador experto de las cubas; hoy te celebra mí insurgente mando desde el grandioso emporio gaditano; y sin quebrarme mucho la cabeza al momento tropezara mí pluma con tus raras cualidades; no llenaré el papel de las variedades, como hacen a tú lado necios aduladores de tú persona y denigrado trono, que te dejan corrido como un mono, celebrando virtudes que no tienes, y coronan tus sienes con laureles de Marte, o bien de Apolo, cuando al tirso de Baco aspiras solo.”
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Se crearon Juntas para dirigir la resistencia, coordinadas por una Junta Suprema Central.
Grupos de patriotas se organizaron en guerrillas para hostigar a los franceses. Guerrilleros destacados fueron Espoz y Mina, el cura Merino y el Empecinado. Las ciudades se negaron a rendirse a los franceses (sitios) lo que también influyó en el desgaste de los invasores. Se puede distinguir las siguientes fases: Resistencia popular (1808) Ofensiva francesa ( ) Victorias angloespañolas ( ) En 1813 se firmó el Tratado de Valençay, por el que Fernando VII recuperaba a Corona y Napoleón retiraba definitivamente sus tropas de España. Las abdicaciones de Bayona dejaron un vacío de poder ya que los españoles no reconocieron a José I como rey de España. Por eso en 1810 la Junta Central convocó una reunión de Cortes en Cádiz, el único territorio que no estaba ocupado por los franceses. Acudieron representantes de todos los territorios y la mayoría defendió las nuevas ideas del liberalismo frente al sector absolutista.
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Esta Cámara se creó en representación de la nación española pues su primera decisión fue revolucionaria: Todos los representantes, independientemente de su origen, se reunían en una sola Asamblea y su voto tenía el mismo peso. Se redactó la Constitución de 1812, que reflejaba los principios básicos del liberalismo político. También aprobaron leyes destinadas a abolir el Antiguo Régimen: Supresión de los señoríos. Igualdad de todos los españoles frente a la ley y los impuestos. Abolición de los gremios. Supresión de la Inquisición. La guerra impidió aplicar todo lo legislado en Cádiz. Frente a los liberales que impulsaron las Cortes y la Constitución, los antiguos privilegiados sólo querían la vuelta a la situación anterior a 1808.
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Constitución de 1812 Soberanía Nacional Ideología Progresista Poderes
Legislativo (Cortes unicamerales) Ejecutivo (Rey) Judicial (Tribunales) Sufragio universal e indirecto Derechos individuales Relaciones Iglesia-Estado Estado Confesional (catolicismo religión oficial).
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Fernando VII: el regreso del absolutismo (1814-1833)
Fernando VII regresó a España en Los liberales pretendían que jurase la Constitución de 1812, pero los absolutistas presionaron para que se restaurase el absolutismo y se anulara toda la obra de las Cortes de Cádiz. El rey impulsó un golpe de estado, cerró las Cortes y anuló la Constitución. Es el Sexenio Absolutista En los meses siguientes se volvió al Antiguo Régimen: Se restableció el régimen señorial. Se reinstauraron todas las antiguas instituciones. Los opositores del absolutismo con el apoyo de sectores liberales del ejército protagonizaron una serie de pronunciamientos, que acabaron con la represión y ejecución de sus principales líderes: Espoz y Mina, Lacy, Díaz Porlier, Mariana Pineda… En 1820 el coronel Rafael Riego protagoniza un pronunciamiento en Cabezas de San Juan (Sevilla), iniciando el Trienio Liberal. Fernando VII se vio obligado a acatar la Constitución de 1812, decretar una amnistía y convocar elecciones. Las nuevas Cortes, con mayoría liberal, restauraron gran parte de la obra de Cádiz: Abolición del régimen señorial. Liberalización de la industria y el comercio. Creación de la Milicia Nacional, un cuerpo de voluntarios armados que defendían el orden liberal. Pero Fernando VII, absolutista convencido, era contrario a todo este proceso, por ello pidió ayuda a las potencias europeas para restaurar el absolutismo. La Santa Alianza encargó a Francia la intervención militar en España y en 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema, derrotaron a los liberales y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto. La Década Ominosa fue la vuelta al absolutismo tras la experiencia liberal del Trienio. Se produjo una durísima represión contra los liberales, y la destrucción de toda la obra del Trienio Liberal. Pero los gobiernos de Fernando VII se mostraron incapaces de solucionar los problemas del país: Crisis económica: la guerra de Independencia debilitó la economía y dejó la Hacienda en bancarrota. A eso, hay que sumar la independencia de las colonias americanas. Crisis política: aparece el conflicto dinástico. Nace la futura Isabel II. Meses antes, Fernando a instancias de su mujer, Mª Cristina, deroga la Ley de Sucesión Española con la Pragmática Sanción, algo que su hermano, Carlos Mª de Isidro, no reconoció. Este, contó con el apoyo de los sectores más conservadores del absolutismo.
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Los carlistas, defensores del Antiguo Régimen
A la muerte de Fernando VII, Carlos Mª Isidro se proclamó rey, con el apoyo de sectores privilegiados que temían verse obligados a pagar impuestos y a perder parte de sus propiedades, así como influencia social. Pero también lo apoyaron sectores no privilegiados, como campesinos temerosos de perder el acceso a los bienes comunales. De cualquier forma, los apoyos al carlismo se concentraban en el medio rural de País Vasco, Navarra y zonas de Cataluña, Aragón y Valencia, por miedo a perder sus tradiciones y fueros (“Dios, patria, rey y fueros”). Mª Cristina, regente de Isabel, no tuvo más remedio que apoyarse en los liberales, a los cuáles odiaba, para preservar el trono. Los liberales llegaron al gobierno y empezaron a llevar a cabo reformas encaminadas a construir una monarquía constitucional. El gobierno contó con el apoyo de la burguesía y los sectores populares de las ciudades. La guerra se prolongó durante siete años ( ). Los focos más importantes de insurrección carlista surgieron en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia, pero los carlistas no lograron ocupar ninguna ciudad importante y los isabelinos se impusieron. El Convenio de Vergara puso fin a la guerra, pero el carlismo se mantuvo a lo largo del siglo XIX.
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Isabel II y la construcción del Estado liberal (1833-1868)
Mª Cristina se apoyo en los liberales moderados, pero un levantamiento militar, la obligó a apoyar un gobierno de los liberales progresistas que, dirigidos por Mendizábal, iniciaron la disolución del Antiguo Régimen (reforma fiscal, disolución del régimen señorial, desvinculación y desamortización, ...). Así mismo, redactaron una nueva constitución. En 1837 los moderados con el apoyo de María Cristina accedieron al gobierno tras unos años de gobierno progresista. Los moderados dieron un giro conservador, y un movimiento de oposición se alzó contra la Regente, que se vio forzada a dimitir en 1840. El progresista general Espartero fue nombrado regente, pero su autoritarismo así como algunas acciones de gobierno (medidas librecambistas) le valieron la oposición de parte del país. En 1843 Espartero dimite y las Cortes nombran mayor de edad a Isabel II. Durante el reinado de Isabel II el Partido Liberal Moderado estuvo al frente del gobierno salvo en breves excepciones. Se consolida el liberalismo en España pero con un carácter centralista y conservador, reflejado en la Constitución de 1845. - Sufragio censitario. - Gran intervención de la Corona en la vida política. - Limitación de libertades. - Gran influencia del ejército (todos los grupos recurrían a él para hacerse con el poder, pronunciamientos). El nuevo régimen se apoyaba en los grupos poderosos: aristocracia, Iglesia y burguesía conservadora. En 1854 triunfó un pronunciamiento militar, la Vicalvarada, apoyado por progresistas y moderados descontentos que habían fundado la Unión Liberal, dirigida por el general O´Donnell. Entre , se desarrolla el Bienio Progresista, los progresistas de Espartero intentaron restaurar los principios de la Constitución de 1837 (progresista) y realizar reformas económicas, como el impulso a la construcción del ferrocarril y una nueva desamortización (Madoz, 1855). La última etapa del reinado de Isabel II se alternaron moderados y unionistas en el poder. La actuación del gobierno fue autoritaria. A partir de 1866 se produjo una grave crisis económica, que unida al desgaste político del régimen isabelino desencadenó una revolución contra la monarquía.
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El Sexenio Democrático (1868-1874)
Los sublevados pertenecían a los grupos marginados del poder: unionistas, progresistas y demócratas que se unieron y firmaron el Pacto de Ostende por el que se pretendía democratizar la vida política española y recuperar la economía. El movimiento encabezado por los militarse, Prim (progresista) y Serrano (Unionista) estalló en septiembre de 1868 con la sublevación del brigadier Topete en la Bahía de Cádiz. El pronunciamiento fue seguido por sublevaciones en muchas ciudades donde se formaron Juntas Revolucionarias. Las tropas fieles a la Reina fueron vencidas en la batalla de Alcolea. Isabel II marchó hacia el exilio. Se formó un gobierno provisional con Prim Y Serrano y se elaboró una Constitución, la de 1869 que establecía la monarquía como forma de gobierno. Había que buscar un rey entre las dinastías europeas. El elegido fue Amadeo de Saboya, de la casa real italiana, con una concepción democrática del papel de la monarquía. Amadeo de Saboya llegó a España el 30 de diciembre de 1870, y lo primero que hizo fue dirigirse a Madrid, a la capilla ardiente de Prim, asesinado tres días antes. Con el asesinato de Prim, Amadeo I se quedaba sin su principal valedor, y con la oposición de carlistas, moderados e Iglesia. Durante su breve reinado tuvo que hacer frente a múltiples problemas: una insurrección en Cuba, revueltas de carácter republicano y a una nueva guerra carlista. Abrumado ante los problemas y los escasos apoyos, Amadeo renunció al trono en febrero de Tras la abdicación de Amadeo I de Saboya, las Cortes españolas votaron por gran mayoría la proclamación de la República (febrero 1873). A pesar de ello la mayoría de los diputados de la Cámara eran monárquicos y la república no contó desde el principio con un apoyo real. La República nació con escasas posibilidades de éxito. Los republicanos tenían un amplio programa de reformas sociales, y se intentó por primera vez organizar el Estado de forma federal, repartiendo competencias legislativas entre el gobierno federal, las quince repúblicas federadas y los municipios. Sus propios partidarios no tenían una idea muy clara de que debía ser la República y en poco tiempo, se sucedieron cuatro presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. La República tuvo que enfrentarse a un buen número de problemas: guerras carlista y cubana, divisiones entre los republicanos, y los republicanos más radicales promovieron revueltas sociales y levantamientos como el de Cartagena que se proclamó cantón independiente.
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El 4 de enero de 1874, se produce el golpe militar del General Pavía
El 4 de enero de 1874, se produce el golpe militar del General Pavía. Las Cortes republicanas fueron disueltas y se estableció un gobierno presidido por el General Serrano, que suspendió la Constitución y los derechos y libertades. Serrano intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador y presidencialista, pero la mayoría había optado por el regreso de la monarquía. En diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II, como rey de España. La restauración monárquica fue bien recibida por los grupos conservadores. Esperaban que la monarquía restaurara el orden social y les devolviera el control político y económico.
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La Restauración borbónica (1874-1902)
El nuevo sistema político configurado por Antonio Cánovas del Castillo tenía un carácter conservador y escasamente democrático a pesar de ser un sistema parlamentario liberal. Dos grandes partidos dominarán la vida política: Partido Conservador de Cánovas. Partidario del inmovilismo político, defensa de la Iglesia y del orden social. Partido liberal de Sagasta, más democrático, laico y social. Pese a todo eran partidos de notables, y coincidían ideológicamente en lo esencial (estado centralista, defensa de la monarquía). Periodo de cierta calma, con el fin de la guerra carlista (1876) y de la insurrección cubana (1878). Se redactó una nueva constitución moderada (1876) que proponía: - Monarquía constitucional, con soberanía compartida del Rey con las Cortes - Cortes bicamerales - Amplios poderes para el Rey - Estado confesional Era un texto moderado, pero flexible y consensuado ya que dejaba muy abiertos los derechos, de tal modo que cada gobierno podía modificarlos. Hay que añadir que el Ejército quedo subordinado al poder civil, evitando de está manera su participación en la política. Conservadores y liberales se pusieron de acuerdo para gobernar, es el turno pacífico. Fue posible porque ganar las elecciones no era lo importante sino ser el partido elegido por el rey para gobernar. Ello era posible por un sistema electoral corrupto que manipulaba las elecciones y falsificaba actas o compraba votos. Se utilizaban prácticas coercitivas sobre el electorado, valiéndose de la influencia política y el poder económico de ciertas personas sobre la población, sobre todo en zonas rurales (caciquismo). Utilizaban todo tipo de trampas para conseguir los resultados previstas (pucherazo). En esta etapa, el afianzamiento de un Estado centralizado y uniformista, provocó el surgimiento de movimientos nacionalistas que reivindicaban el reconocimiento de su propia identidad.
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En 1895 estalló una nueva insurrección en Cuba, ante la incapacidad española para introducir reformas en la isla. Además Estados Unidos apoyaba a los insurrectos por los aranceles que impedían el comercio (sobre todo del azúcar). En 1898 el acorazado americano Maine se hundió en el puerto de La Habana. Rápidamente el gobierno americano acusó a España de hundir el barco y le declaró la guerra. Después de una corta guerra, España fue derrotada y perdió sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas. La derrota española provocó en la sociedad y la clase política española un estado de frustración y pesimismo. Como reacción surgieron movimientos regeneracionistas que pedían una verdadera democratización del Estado, el fin del caciquismo y la corrupción.
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