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La lógica del Dios bueno

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Presentación del tema: "La lógica del Dios bueno"— Transcripción de la presentación:

1 La lógica del Dios bueno
Busco, Señor, tus caminos, abandonando mis esquemas, dejando que tú me lleves adonde más necesaria sea mi presencia, estando siempre abierto a otras variadas propuestas, más allá de la lógica en la que a veces mi vida se asienta: la que todo lo mide y compara, ambiciona y pesa, la que desconfía y se indigna, protesta y desprecia por creerme con derechos y merecidas recompensas. Busco, Señor, tus caminos para que mis planes sean los que tú me enseñas: escuchar tu llamada y responder a ella, sin importar el momento ni la hora que sea, con tal de trabajar en tu Reino de forma gratuita y sincera, en las tareas y labores que tú me propones y reservas. para aprender a vivir a tu manera y que el centro de mi vida sea tu Buena Nueva. Perdón, Señor… por buscar sólo mis caminos, olvidándome de los tuyos. por estar muy centrado en mis propios intereses y gustos. por mis envidias, celos y soberbias que dificultan la convivencia juntos. por “pedirte cuentas” ante lo que considero, desde mi lógica, injusto. ************* Ayúdanos, Señor, a comprender tus preferencias y a estar cercano a los que menos cuentan… los parados que necesitan trabajo y no lo encuentran. los enfermos que buscan consuelo y personas que les atiendan. los que viven en la pobreza y no tienen medios para salir de ella. los que no ven sentido a su vida y se desesperan. las familias que viven angustiadas por las dificultades y los problemas. las personas que están sufriendo las consecuencias de los conflictos y las guerras. Saliste, Señor, muy temprano y ya estaban los hombres a la espera. Te vimos pasar, y ya sabíamos quién eras. Somos el hombre y la mujer, todos los hombres del mundo. Cuando pasabas, tu voz tenía ecos de llamada conjunta y personal, colectiva e íntima, en un mismo intento. En el amanecer de la historia pronunciabas nuestros nombres; al mediodía de los tiempos resonaba tu Palabra y al atardecer del mundo aún percibíamos el eco de tu voz... Y nos ibas mostrando que todos los obreros, de colores y culturas diferentes, éramos hermanos. Porque el trabajo en tu viña, la preocupación por el reino nos hacía, al mismo tiempo, hijos en el Padre y hermanos en el Hijo. Y al final del día, ¡qué gozo por el trabajo en común! Estabas contento, Señor, porque había trabajo para todos tus hijos. Y entonces apareció tu generosidad: a todos entregaste el abundante denario prometido, a todos regalaste el salario de tu abrazo, y todos teníamos razones para reír y soñar porque, una vez más, habías sido espléndido con nosotros. Vuelve a llamarme, Señor, ya no me importa la hora... Sorpréndeme con nuevos proyectos e ilusiones; pasa una vez más a mi lado... Yo quiero trabajar en tu viña siempre, Señor [I.L.] 25º Dom. T. O. Ciclo A La lógica del Dios bueno No entendemos. Salomé Arricibita y Teresa Nécega MIS PLANES Y LOS PLANES DE DIOS. Programamos y desarrollamos objetivos, hacemos planes e ideamos estrategias, formulamos propuestas y diseñamos proyectos… Nuestra vida está llena iniciativas para organizarnos. ¿Con qué criterios planifico mi vida? ¿Qué busco con ello? ¿Por qué caminos la voy orientando? ¿Qué lugar ocupa Dios en todo ello? “Mis planes, no son vuestros planes” dice Dios por boca del profeta. Se trata de descubrir cuáles son esos planes de Dios, que muchas veces rompen mis esquemas, desmontan mis concepciones, chocan con “mis lógicas”, desbordan mis expectativas… Se trata de estar abierto y disponible para dejarme sorprender por Dios y de buscarlo más allá de donde siempre lo hemos hecho. A veces hago a Dios a mi imagen y semejanza y le “encasillo” en mis formas de pensar y de vivir. ¿Entran en mis planes los planes de Dios? MI VIDA ES CRISTO. Pablo hace un ejercicio de “relativización”. Evalúa toda su vida desde su cercanía y unión con Cristo. Todo vale si me lleva al encuentro con Él, nada es importante si me aleja de su presencia. Se trata de que Cristo vaya creciendo en mí y yo vaya identificándome cada vez más con Cristo. No es cuestión de llenar la vida de años, de experiencias, de relaciones, de vivencias… sino llenar mis años, mis días y mis horas de Vida abundante, del mensaje de Cristo. “Lo importante es que lleves una vida digna del Evangelio” . Medito y oro con esta frase: ¿Qué significa eso para mí? ¿Qué consecuencias tiene en mi vida? LA GENEROSIDAD DE DIOS. Parábola que “chirría” bastante con nuestra mentalidad. Nos hemos acostumbrado a valorar las cosas en virtud de la rentabilidad y la recompensa; del merecimiento y la comparación con los otros; de reclamar derechos y agudizar la protesta… Lo que regula las relaciones laborales lo hemos convertido en criterio absoluto para medir también las relaciones humanas y con Dios. Y Jesús nos recuerda que Dios actúa de otra forma. Dios llama a todos, no importa el momento ni la hora, lo que le interesa es que nadie se quede fuera, parado, sin poner a fructificar los dones que cada uno llevamos dentro. Jesús me previene ante actitudes a las que soy propenso: compararme para exigir lo que “me merezco”, medir y pesar para reclamar “los derechos adquiridos”, protestar porque no se me da como es debido… Los “trabajadores de toda la vida” creen haberse ganado el salario a base de cumplimiento, con la intención de “pasar factura” y reconocimiento, buscar recompensas y no trabajar con la convicción profunda y la alegría plena de que el mejor salario es responder al trabajo por el Reino. ¿Dónde pongo el “sello” de calidad de lo que hago: en cumplir, en verme recompensado, en ser admirado y reconocido, en la satisfacción de la obra bien hecha y de haber realizado lo que Dios quiere de mí? ¿Alguna vez he protestado y me he enfadado con Dios por sentir que “no me ha tratado como a otros”?

2 Lectura del libro de Isaías (55, 6-9): Salmo 144
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes. Salmo 144 R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan Día tras día, te bendeciré, Dios mío y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor y merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R/. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a): Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.

3 Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»


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