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Lectio divina del Salmo dominical

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Presentación del tema: "Lectio divina del Salmo dominical"— Transcripción de la presentación:

1 Lectio divina del Salmo dominical
Domingo XXIX del Tiempo Ordinario Año C: El Señor escucha y guarda a su pueblo. Ex 17,8-13: Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israel. Sal 120, : El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. 2Tm 3,14-4,2: El hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. Lc 18,1-8: Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.

2 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

3 Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio?, el auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

4 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

5 No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel.

6 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

7 El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.

8 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

9 El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.

10 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

11 Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí
Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… Salmo 120 (121) 1Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? 2El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.  3No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; 4no duerme ni reposa el guardián de Israel.  5El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; 6de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.  7El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; 8el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí

12 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

13 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos y 5º: salmos Salmo 120 (121): El guardián del pueblo El salmo 120 forma parte –dentro del quinto libro- del grupo de salmos denominados “De las subidas o de Peregrinaje” (salmos ) porque los judíos rezaban estos salmos cuando subían a Jerusalén para las fiestas.

14 Lectio: ¿Qué dice el texto?
El salmo 120 es un canto basado en la confianza de un Dios que protege a su pueblo constantemente. La palabra clave de este salmo es la raíz hebrea “smr” = guardar. Dios vela por su pueblo no como “el ojo inquisidor” sino como un Padre que ama a sus fieles, un Dios compañero de camino en la peregrinación de la vida. Su estructura (a pesar de su género mixto, pues en este breve salmo encontramos temas como la confianza, el género oracular y la lamentación) podría ser la que sigue: vv. 1-2: Introducción. El peregrino levanta sus ojos para contemplar en el horizonte las siluetas lejanas de los montes que rodean la ciudad santa. En uno de ellos, la colina de Sión, descansa el trono de YHWH. Justamente, desde el santuario de Jerusalén provendrá el auxilio a los piadosos que confían en su Dios, que es nada menos que el Creador de cielos y tierra.  vv. 3-6: Oráculo que responde y corrobora la profesión de fe del orante. vv. 7-8: Otro coro de voces concluye llamando a la confianza. Desde Cristo podemos orarlo como una explicitación de la petición que el mismo Señor nos enseñó en el Padrenuestro: No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

15 El auxilio me viene del Señor
Mecditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. El auxilio me viene del Señor Con el salmista proclamamos nuestra confianza en el Señor. Con Josué acometemos, animosos, las batallas de cada día apoyados en la oración. Si ésta falta, perdemos; si somos perseverantes, vencemos,

16 El auxilio me viene del Señor
¡Qué bien lo diría la viuda del Evangelio! Pero que nuestra oración no sea un puro pedir (te doy para que me des) sino una necesidad vital de diálogo y comunión con Dios, a Quien confiamos nuestras penas y alegrías.

17 El auxilio me viene del Señor
El salmista hoy nos interpela, ¿vivo en esa Presencia de Dios, consciente de que Él vela amorosamente por cada uno de nosotros, que nos guarda de todo mal? Porque el salmista está plenamente convencido de que Dios le escucha a pesar de todos los pesares, ¿y yo? El auxilio me viene del Señor

18 Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, porque Tú eres nuestro auxilio, Tú nos guardas y proteges. Haz que siempre confiemos en Ti, que escuchas a los que te gritan. Amén.

19 Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? Mira el alma necesitada y perpleja cómo encontrándose entre males y queriendo alcanzar consuelo, vuelve la vista a Dios. De nuevo esto es una buena obra y fruto que brota de las tentaciones, que levanta al alma y la lleva a que busque el auxilio de arriba y se separe de todas las cosas terrenas. El Señor custodiará tu salida y tu entrada. Otro intérprete dice: Tu llegada. ¿Ves cómo tiene su auxilio perpetuo en todas partes, al entrar y al salir? ¿Qué puede compararse a esta caridad? ¿Qué puede haber igual a esta benevolencia? Aquí, ciertamente, se refiere a toda la vida, pues la vida toda consiste en eso, en salidas y entradas. Y mostrándolo más claramente añadió: Desde ahora y por siempre. No un día –dice- ni dos, ni tres, ni diez, ni veinte, ni cien días, sino perpetuamente, lo cual no sucede entre los hombres… Pero las cosas de Dios permanecen inconmovibles, perpetuas, inalterables, estables y carecen de fin. (San Juan Crisóstomo, Comentario al salmo 120, 1.6)

20 Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Ora sin cesar!


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