Descargar la presentación
La descarga está en progreso. Por favor, espere
1
Conocimiento y sabiduría
3
Ser un erudito no es lo mismo que ser sabio.
El sabio no lo es porque haya acumulado muchos conocimientos. Una persona puede no saber cuál es la velocidad de la luz, ignorar la fórmula del ácido sulfúrico o desconocer al autor de la Divina Comedia y, sin embargo, ser considerada un sabio. Porque, insisto, erudición y sabiduría no son sinónimos.
5
Ser sabio significa realizar algo en la conciencia: primero por dentro y después por fuera.
El sabio siente el latido de la vida dentro de él; y después, expresa su gratitud y la fortuna que tiene de estar vivo respetando y dignificando la vida que tiene.
7
Para experimentar esta misteriosa conciencia que somos, tenemos que sentirla en la más profunda esencia de nuestro ser, porque esa es la puerta por la que podemos tener acceso a la Conciencia Universal. Cuando la hemos encontrado en nuestro interior, no es difícil reconocerla en el exterior.
9
El conocimiento satisface al ego; la sabiduría acaba con él.
El hombre sabio no se preocupa demasiado por acumular conocimientos: la sabiduría que posee le da suficiente luz. El conocimiento pertenece al pasado; la sabiduría vibra y palpita en el presente. El conocimiento satisface al ego; la sabiduría acaba con él.
11
Por eso la gente busca el conocimiento
Por eso la gente busca el conocimiento. Son raros los buscadores comprometidos con la sabiduría. El conocimiento ofrece teorías sobre la verdad; la sabiduría contiene la esencia de la verdad. El conocimiento se adquiere de segunda mano; la sabiduría se descubre en el interior de la persona.
13
Conocimiento y creencia van de la mano: quien conoce comunica lo que sabe a los demás; y éstos, convencidos del valor de la enseñanza, la atesoran. Pero… ¡cuidado! Si hay algo alejado de la verdad son las creencias. Las mismas palabras de Jesús, de Buda o de Mahoma en el momento en que son creídas dejan de ser verdad.
15
La verdad no es objeto de creencia: se sabe o no se sabe
La verdad no es objeto de creencia: se sabe o no se sabe. Si se sabe, la creencia no tiene cabida; y si no se sabe… ¡menos! La creencia es una proyección tramposa de la mente. Da la sensación de saber, sin saber. La creencia está presente en todas las religiones. Es barata y muy fácil de adquirir, porque para creer no ponemos nada en juego. Fácilmente podemos creer en Dios, en la inmortalidad del alma o en la reencarnación.
17
De hecho, la creencia se mantiene en un nivel superficial, nunca permea a lo profundo del ser; por eso no afecta demasiado la conducta de los creyentes. Cuando la muerte llame a nuestra puerta, nos daremos cuenta de la inutilidad de nuestras creencias. La creencia en la inmortalidad del alma no nos servirá de ayuda cuando la muerte se presente: lloraremos y gemiremos y nos aferraremos a la vida.
19
Cuando estemos frente a frente con la muerte, olvidaremos todo lo referente a Dios. No podremos recordar la teoría de la reencarnación y sus complicadas implicaciones. Toda la estructura de conocimientos que edificamos, se vendrá abajo cuando la muerte nos diga que nos llegó la hora. Sentiremos en el alma un profundo vacío y nos llegará a la mente la idea de que hemos desperdiciado miserablemente la vida.
21
La sabiduría, en cambio, es un fenómeno totalmente distinto.
Es experiencia que nada tiene que ver con el creer. No es una referencia; sino un acto del vivir experimentado existencialmente. La sabiduría no nos inclina a creer en Dios; cuando la tenemos… ¡conocemos a Dios! Ya no creemos en la inmortalidad del alma… ¡la saboreamos a placer!
23
La reencarnación deja de ser una información en la que creemos
La reencarnación deja de ser una información en la que creemos. Ahora, nuestra mente puede recordar que hemos estado aquí muchas veces. Y si ha sido así en el pasado, sabemos que seguirá siendo igual en el futuro. Nuestra conciencia nos dice ahora que hemos estado en muchos cuerpos: hemos sido roca, árbol, pájaro, hombre, mujer… En fin, hemos tenido la oportunidad de experimentar la vida adoptando muchas formas.
25
Con sabiduría, nos damos cuenta de que las formas cambian, pero la conciencia interior continúa siendo la misma. Desde esta perspectiva, nos percatamos de que sólo lo superficial se modifica; lo esencial es eterno.
27
Saber es ver; creer es imaginar
Saber es ver; creer es imaginar. Los auténticos Maestros, los verdaderos sabios, siempre están interesados en ayudarnos a ver. Las creencias son asignaturas que no aparecen en sus planes de estudios. La creencia es la vocación y la profesión de los sacerdotes. Con ella, nos convierten en cristianos, hindúes, musulmanes o judíos. La sabiduría, en cambio, nace dentro de nosotros. No la adquirimos leyendo textos sagrados que encierran verdades reveladas.
29
La sabiduría nos enseña a leer nuestra propia conciencia: ese muro interior donde están grabados todos los versículos, suras y cánones; todos los Gitas y todos los Dhammapadas.
31
F i n Las ideas contenidas en esta presentación fueron tomadas del libro Buda y su enseñanza de OSHO.
Presentaciones similares
© 2025 SlidePlayer.es Inc.
All rights reserved.