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¡Resucito!, está vivo y lo veo cada día:
En los ojos del hambriento y cuando pide agua el sediento En el errante y desnudo forastero En el sufrido enfermo y el privado de su libertad En los más afortunados que teniendo el pan y el agua a otros los dan En la acción del cristiano que viste al desnudo y da lugar al forastero Cuando los pies del cristiano visitan al enfermo Cuando los libres, libertan el corazón del cautivo En el fruto del trabajo de varones y mujeres que hacen posible que los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes tengan vida en toda plenitud. Por: Eunice Ramírez Santana Semana Mayor 2012
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