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Lectio divina del Salmo dominical
Domingo IV del Tiempo Ordinario Año A: Dichosos los pobres y humildes. So 2,3;3,12-13: Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde. Sal 145,7.8-9a.9be-10: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 1Co 1,26-31: Dios ha escogido lo débil del mundo. Mt 5,1-12a: Dichosos los pobres en el espíritu.
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Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
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Él Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.
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Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
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El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos.
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Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
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Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.
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Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
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Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…
[1¡Aleluya!] Alaba, alma mía, al Señor: 2alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. 3No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; 4exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. 5Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, 6que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, 7que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, 8el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. 9El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. 10El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. [¡Aleluya!] Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos y 5º: salmos Dentro del quinto libro, este salmo pertenece a la conclusión del salterio, llamada “pequeño Hallel” (salmos ). Insertada en el último estadio de formación del salterio con el fin de dar al final un carácter totalmente laudatorio. Salmo 145: Felicidad de los que esperan en Dios.
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Lectio ¿Qué dice el texto?
El salmo 145 es un himno y cántico de confianza en el único Auxiliador. Junto al afecto básico de la alabanza, que se fundamenta en el poder creador del Señor (v. 6) y en su bondad para con los pobres y oprimidos (vv. 7-9), se abre paso la confianza del salmista, como experiencia propia y como invitación a otros. Se puede estructurar en tres partes: a) Autoexhortación a la alabanza divina (vv. 1-2) b) Exhortación a la asamblea a no confiar en los hombres (vv. 3-4) ya que el hombre es un ser frágil y mortal, (como dice el mismo vocablo 'adam, que en hebreo se refiere a la tierra, a la materia, al polvo), c) sino en Dios Creador, Conservador, Rey eterno (vv. 5-10). Él es quien hace justicia, da pan, sostiene a los que van a caer… Son doce afirmaciones teológicas que, con su número perfecto, quieren expresar la plenitud y la perfección de la acción divina. ¡Qué familiar debió ser este salmo para nuestro Señor que siempre que expresó su autoconciencia mesiánica la manifestó obrando las obras divinas que narra este salmo!
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Meditatio :Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto
Meditatio :Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Dichosos los pobres en el espíritu. Los pobres de espíritu son esos de los que habla el profeta Sofonías: “ese resto pobre y humilde que confía en el Señor.” No se trata de una clase social sino de una disposición del alma.
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Dichosos los pobres en el espíritu.
Estos pobres son los que, como el salmista, saben descubrir la Presencia y Providencia de Dios en nuestro mundo, en el acontecer de cada día, pues, realmente es Él quien da pan a los hambrientos de justicia , quien sostiene y endereza a los que lloran… ¡Que el Señor nos dé esa sencillez de espíritu que nos capacite para descubrirlo en los que nos rodean, en las circunstancias y dificultades que nos toca vivir!
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Dichosos los pobres en el espíritu.
Estos son los primeros en la lista de “Felices” que nos da el Señor en el Evangelio de hoy. ¡Y Él es el primero! Él, siendo de condición divina se despojó de su rango, tomó la condición de esclavo pasando por uno de tantos… ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestra pobreza? Es este un camino de abajamiento, de lágrimas, sí, pero que nos hace crecer en misericordia y limpieza de corazón… ¡No temamos y dejémonos hacer por el Espíritu Santo para ser de los “dichosos” del Reino! ¡Sigamos a Jesús!
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, porque nos llamas a tu Reino. Haz que seamos pobres y humildes y confiemos plenamente en Ti, que mantienes tu fidelidad perpetuamente. Amén.
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Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
"Bienaventurados, dice, los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. De qué clase de pobres habla la Verdad, tal vez podría dudarse si al decir: Bienaventurados los pobres, no añadiese qué calidad de pobres se ha de entender; y pareciese ser suficiente para alcanzar el reino de los cielos la sola indigencia que muchos padecen, con grave y dura necesidad. Mas al decir: Bienaventurados los pobres de espíritu, muestra que el reino de los cielos se ha de dar a los que recomienda la humildad del alma más qué la escasez de fortuna. Mas no puede dudarse que el bien de esta humildad lo consiguen más fácilmente los pobres que los ricos, ya que aquéllos en su pobreza se hacen amigos de la mansedumbre, y éstos en su riqueza se familiarizan con la soberbia. Sin embargo, en muchos ricos se encuentra la disposición de no usar sus riquezas para ensoberbecerse, sino para las obras de misericordia, y consideran grandes ganancias los gastos que hacen para aliviar la miseria de la fatiga ajena. A todo linaje y a toda clase de hombres se da participación en esta virtud, pues pueden ser igualados en el deseo los que no lo son en la fortuna. Importa poco la diferencia en la fortuna terrena si en los bienes espirituales se encuentran iguales. Dichosa, pues, la pobreza que no es cautivada por el amor de las cosas temporales ni desea crecer en las riquezas de este mundo, sino que ambiciona enriquecerse con los bienes celestiales". (San León Magno, Sermón 95)
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Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Confía en el Señor!
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