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Publicada porVanesa Montero Santos Modificado hace 7 años
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OTORGAR EL PERDÓN Situaciones en las que hemos sido víctimas de abusos, atropellos, heridas, etc. Hemos sido «dañados» injustamente
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Perdonar para vivir con más paz interior (sin emociones negativas), más libertad (de pensamientos que nos atan al pasado) y con más gozo interior (por habernos «superado»)
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Otorgo el perdón «por mí mismo», para hacerme un regalo, para ahorrarme un sufrimiento que puedo evitar.
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ETAPAS 1. No vengarse Renunciar al impulso instintivo que se experimenta después de una ofensa inmerecida. La venganza alivia durante algunos momentos el resentimiento, pero no lo elimina. Al mismo tiempo se debe hacer todo lo posible para que no se repitan otras agresiones
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2. Reconocer la herida y la propia pobreza
Manifestar el propio sufrimiento, daño, afectación y herida. Reconocer que podemos haber sido torpes, inadecuados, ingenuos, débiles, menos listos de lo que pensábamos.
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3. Compartir la herida con alguien
Con alguien que sabe escuchar sin juzgar, sin moralizar, sin dar consejos, sin intentar aliviar el dolor. Sentirnos escuchados nos permite una mayor aceptación de sí mismos: cambia la percepción de la ofensa y se vuelve más soportable. … Con el ofensor, con otras personas, con Dios…
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4. Identificar la pérdida objetivamente
Identificar las pérdidas causadas por la ofensa, sin minimizarlas o magnificarlas
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5. Aceptar la cólera y el deseo de venganza
Cólera no como pecado capital o resentimiento o odio. Es la irritabilidad interior provocado por una contrariedad, un insulto o una injusticia. Perdón y cólera no son opuestos.
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La aceptación de sí y el perdón (autoestima)
6. Aceptarse a sí mismo Completa la etapa 2: * la decepción por no haber estado a la altura del ideal soñado. Se puede hablar en esta etapa de «auto-perdón». La aceptación de sí y el perdón (autoestima)
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7. Comprender al ofensor No significa excusar o disculpar a la persona. Posar una mirada más lúcida: encontrar los “porque”, cambiar la imagen de ella. ¿Es una persona capaz o incapaz de evolucionar?
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8. Crear un sentido a la ofensa
Dar un sentido positivo a la ofensa recibida. ¿Qué te enseña esta injuria, esta ofensa, esta traición o esta infidelidad? ¿cómo piensas utilizarla para crecer y realizarte en profundidad?
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¿Qué he aprendido de la ofensa sufrida?
¿Qué nuevos conocimientos he adquirido? ¿Qué limitaciones o debilidades he descubierto en mí? ¿Me he vuelto más humano? ¿Qué nuevos recursos y fuerzas vitales he descubierto? ¿Qué nuevo grado de madurez he alcanzado? ¿En qué me ha iniciado esta prueba? ¿Qué nuevas razones para vivir me he dado? ¿Hasta qué punto ha hecho emerger el fondo de mí? ¿En qué medida puedo modificar mis relaciones? ¿Cómo voy a proseguir el curso de mi vida? ¿Con qué gran personaje actual, histórico o mítico me lleva a identificarme la ofensa?
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9. Saberse digno de perdón y ya perdonado
Ser dignos de perdón. Amados de manera incondicional a pesar de nuestros defectos, fracasos y transgresiones. Aquí los esfuerzos personales son menos importantes que la apertura humilde y la acogida paciente de la gratuidad ajena (o de la gracia de Dios).
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10. Dejar de obstinar en perdonar
La obstinación en perdonar no contando más que con tus propias fuerzas reflejará que sólo te estás buscando a ti mismo. La obstinación impide la llegada del perdón. Puede ser sólo un modo para camuflar la humillación y la cólera, de mostrarse superiores al ofensor.
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11. La capacidad de… recibir: abrirse a la gracia de perdonar
Recibir el perdón sin sentirse humillados o rebajados (falsa independencia). “Jesús, me siento incapaz de perdonar… Perdóname”. María Magdalena, Zaqueo, Mateo, la Samaritana.
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12. Perdonar y decidir acabar con la relación o renovarla
Después de estos pasos se puede «otorgar» el perdón. Hemos cumplido un camino de cambio interior, no somos los mismos.
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No confundir perdón con reconciliación (o, peor aún, subir las mismas vejaciones); no es olvidarlo todo. Este enfoque tiene más que ver con el pensamiento mágico que con la sana psicología humana.
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La reconciliación es la consecuencia deseable del perdón, pero… la situación ha cambiado y no siempre el perdón permite la reconciliación.
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