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Publicada porLaura Coronel Giménez Modificado hace 6 años
1
Sentía que algo siempre me faltaba… …entonces hablé con Dios:
Pensaba que mi vida no estaba bien… Sentía que algo siempre me faltaba… …entonces hablé con Dios:
2
Me quejé de lo que me salió mal en el trabajo,
pero no agradecí por las manos que tengo para trabajar.
3
Me quejé de tener que soportar el ruido de mis hermanos,
mas no agradecí por tener una familia.
4
Me quejé cuando no había lo que más me gustaba para comer,
pero olvidé agradecer por tener qué comer.
5
Me quejé por mi salario, cuando miles ni siquiera tienen uno.
6
Me quejé porque no apagaban
la luz de mi cuarto al salir, pero no pensé en que muchos no tienen hogar donde tener alguna luz encendida.
7
Me quejé por no poder dormir un ratito más,
olvidando a quienes darían todo por tener su cuerpo sano para poder levantarse.
8
Me quejé porque mi madre me reprendía,
cuando millones desearían tenerla viva para poder honrarla y abrazarla.
9
olvidando el privilegio que es poder hablar a otros de su amor.
Me quejé porque no tenía tiempo, cuando me solicitaron dar una charla sobre Jesús, olvidando el privilegio que es poder hablar a otros de su amor.
10
Dios me iluminó en esa conversación y entonces comprendí mi egoísmo y lo ingrato que he sido con Él. Fue cuando entonces comencé a agradecerle por las cosas que había olvidado, y aún más de aquéllas por las que tanto me quejaba.
11
“POBRE DEL QUE, AL FINAL DEL DÍA, NO SABE A QUIÉN AGRADECER.”
Proverbio “POBRE DEL QUE, AL FINAL DEL DÍA, NO SABE A QUIÉN AGRADECER.”
12
¡Que Dios bendiga tu día!
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