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Ciclo C Domingo XXXII del Tiempo Ordinario

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo XXXII del Tiempo Ordinario"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo XXXII del Tiempo Ordinario
«No es Dios de muertos, sino de vivos»

3 Primera Lectura - II Macabeos 7 1-2. 9-14
1 También fueron detenidos siete hermanos, junto con su madre. El rey, flagelándolos con azotes y tendones de buey, trató de obligarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. 2 Pero uno de ellos, hablando en nombre de todos, le dijo: «¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir, antes que violar las leyes de nuestros padres». 9 Y cuando estaba por dar el último suspiro, dijo: «Tú, malvado, nos privas de la vida presente, pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna, ya que nosotros morimos por sus leyes». 10 Después de este, fue castigado el tercero. Apenas se lo pidieron, presentó su lengua, extendió decididamente sus manos 11 y dijo con valentía: «Yo he recibido estos miembros como un don del Cielo, pero ahora los desprecio por amor a sus leyes y espero recibirlos nuevamente de él». 12 El rey y sus acompañantes estaban sorprendidos del valor de aquel joven, que no hacía ningún caso de sus sufrimientos. 13 Una vez que murió este, sometieron al cuarto a la misma tortura y a los mismos suplicios. 14 Y cuando ya estaba próximo a su fin, habló así: «Es preferible morir a manos de los hombres, con la esperanza puesta en Dios de ser resucitados por él. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida». Palabra de Dios Te alabamos Señor

4 «El rey del universo nos resucitará para una vida eterna»
Este segundo libro de los Macabeos al género histórico. Los acontecimientos que en él se narran son en verdad históricos. El autor es más un predicador que un historiador o cronista. El estilo es el de un helenista culto. Su fin es instruir; mejor dicho, mover, avivar en sus hermanos de religión y raza sentimientos, que el distanciamiento geográfico y ambiental amenazaba poner en peligro. Va dirigido a los judíos de Alejandría.

5 El helenismo intentaba socavar el grandioso edificio que las tradiciones patrias,
con sus leyes y costumbres, y el sagrado templo, lugar de Dios, habían levantado en Israel, dándole una configuración propia entre todos los pueblos. La revolución iniciada por los Macabeos sirve de ocasión para avivar el fuego que alimentaba tales sentimientos. Los libros de los Macabeos aportan buena luz a la teología: el dogma de la resurrección aparece claro y distinto. La lectura de estos pasajes nos recuerda nuestras actas de los mártires. No solamente los ancianos, sino también los jóvenes supieron morir en defensa de la Ley.

6 Todo este pasaje cae dentro de la sección de mártires de la obra:
Cada uno de los héroes expresa magníficamente su postura con decisión y visión certera. Todo este pasaje cae dentro de la sección de mártires de la obra: unas mujeres son arrastradas al martirio por haber circuncidado a sus hijos; Eleazar, anciano y tembloroso, da con su vida formidable testimonio de su fe. Siete hermanos, todos ellos jóvenes y niños, son bárbaramente descuartizados por obedecer al Señor de la creación más que al señor de la tierra. Testimonio de fe, de religiosidad y de esperanza en la resurrección a la vida eterna que dan con su vida, en atroces tormentos, los hermanos Macabeos. Sus testimonios, antes de morir, son una maravillosa demostración de fe y de fortaleza.

7 Salmo 17 1, 5 - 6, 8, 15 1 Escucha, Señor, mi justa demanda,
atiende a mi clamor; presta oído a mi plegaria, porque en mis labios no hay falsedad. 5 ¡Mis pasos nunca se apartaron de tus huellas! 6 Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. . 8 Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas. 15 Mas yo, por tu justicia, contemplaré tu rostro, y al despertar, me saciaré de tu presencia.

8 «Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor»
Como motivo de confianza, acompaña a la súplica una reiterada protesta de inocencia. El salmista es inocente, justo; no obstante, es perseguido: Señor escucha mi apelación. El salmista verá el semblante de Dios, una vez pasadas las calamidades, persecución y angustias presentes.

9 ¿Qué entendían los antiguos por ver el semblante de Dios?
Por cierto que indica afectuosa amistad con Dios y su disfrute. Ahí terminará la angustia del perseguido. Será una saciedad infinitamente gustosa. Esa es nuestra esperanza. El versillo la expresa admirablemente. La súplica recuerda nuestro estado actual de prueba; la protesta de inocencia, la necesidad de obrar el bien. En boca de Cristo tendría un sentido pleno.

10 Segunda Lectura - II Tesalonicenses 2, 16-3, 5
2,16 Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, 17 consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena. 3,1 Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria, como entre vosotros, 2 y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos; porque la fe no es de todos. 3 Fiel es el Señor; él os afianzará y os guardará del Maligno. 4 En cuanto a vosotros tenemos plena confianza en el Señor de que cumplís y cumpliréis cuanto os mandamos. 5 Que el Señor guíe vuestros corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo. Palabra de Dios Te alabamos Señor

11 «El Señor os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas»
Pablo acaba de exponer a sus fieles de Tesalónica la venida de Cristo y sus señales precursoras. Cristo vendrá; lo acompañarán ciertas señales. De inmediato pasa Pablo a las exhortaciones a la perseverancia: habrá tribulaciones. En esta postura se entienden los afectos de Pablo: seguridad, inseguridad, temor, consuelo, esperanza, certeza, oración, exhortación, súplica.

12 Alcanzar el fin, la vida eterna, es cosa muy importante.
Una cosa es cierta: Dios nos ama mucho, Dios nos consuela inefablemente, Dios nos da esperanza, en Cristo Jesús. La idea de esperanza lleva consigo la idea de paciencia, de aguante en las tribulaciones. Hay malvados que se oponen al reino de Dios. Pablo suplica una oración para el buen cumplimiento de su deber. Todos tenemos que rogar para el buen cumplimiento de nuestro deber. Contamos con la promesa de Dios -Dios es fiel-; él nos librará.

13 Lectura del Santo Evangelio Lucas 20, 27-38
27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 Luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.» 34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.

14 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús 37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»

15 «No es Dios de muertos, sino de vivos»
El Señor se encuentra en Jerusalén, la ciudad santa. En el Templo enseña al pueblo y anuncia la Buena Nueva. Un día un grupo de saduceos se acerca para preguntarle acerca de la resurrección de los muertos. En los tiempos de Jesús los saduceos y los fariseos eran los dos principales grupos religiosos dentro del pueblo judío.

16 y controlaban el Sumo Sacerdocio.
Los saduceos surgieron en el siglo II antes de Cristo. Se llamaron así porque se consideraban seguidores de Sadoc, sacerdote ungido por el rey Salomón, cabeza de una antigua e insigne familia sacerdotal. Los saduceos en la época de Jesús estaban a cargo del Templo de Jerusalén y controlaban el Sumo Sacerdocio. Al parecer sus miembros eran ricos, poderosos y amigos de los gobernantes de turno. Para los saduceos el estatuto supremo y único que debía regir al pueblo de Israel era la Torá, es decir, la “Ley escrita” de Moisés (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento o “Pentateuco”). Esta Escritura era para ellos la única autoridad admisible, la cual interpretaban de un modo literal y riguroso.

17 Los fariseos legislaban fundándose principalmente en la Ley oral.
A diferencia de ellos los fariseos consideraban que la “Ley oral”, constituida por innumerables preceptos que fue acumulando la tradición rabínica, era tan o más importante incluso que la Torá. Los fariseos legislaban fundándose principalmente en la Ley oral. Esta y otras diferencias daban pie a una fuerte rivalidad entre fariseos y los saduceos. Los Fariseos afirmaban la resurrección de los muertos, los saduceos aquéllos la negaban tajantemente porque no encontraban en la Torá ninguna enseñanza positiva sobre una resurrección futura estos sostenían que la retribución divina no sería ni futura ni ultra terrena, sino que era inmediata y material.

18 El razonamiento sobre la viuda casada con los seis hermanos suponía comprender la resurrección
como un volver a la misma vida, concepto aparentemente predominante entre los fariseos. En su respuesta a los saduceos el Señor afirma que habrá una resurrección de los muertos pero no se casarán, por tanto, ninguno de los siete será esposo de la mujer porque los resucitados son como ángeles. Finalmente añade: «son hijos de Dios, porque participan en la resurrección».

19 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

20 Ser incomprendido, por defender que Tú vives en mí,
QUE NO ME IMPORTE, SEÑOR Ser incomprendido, por defender que Tú vives en mí, antes que ser elevado en el pódium del éxito efímero pero sin horizontes ni razones para existir. Las risas de los que no me entienden por lo que creo Ni el vacío de los que no me quieren por lo que siento. El no percibir algunas verdades que tú me ofreces cuanto esperar a que un día se hagan realidad. Cómo me rescatarás de la muerte, cuanto saber que, ahora y aquí, me acompañas y me animas con tu Palabra me alimentas con tu Cuerpo y con tu Sangre y, en el fondo de mi alma, me haces arder en ansias de poder verte. QUE NO ME IMPORTE, SEÑOR La burla de los que no se molestan en buscarte La sonrisa de los que, sintiéndose poderosos, serán nada y polilla después de su grandeza. Las falsas promesas que el mundo me ofrece frente a las tuyas que han de ser eternas. Los cortos caminos, que me llevan al abismo, frente a los tuyos –estrechos y difíciles- pero con final feliz y glorioso. Oración: P. Javier Leoz

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