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32 Domingo Tiempo ordinario
11 de noviembre de 2012
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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados
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misterios, reconozcamos nuestros
pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
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Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
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Amén. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
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del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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ORACIÓN COLECTA Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad.
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Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.
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Lectura del primer libro de los Reyes
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la puerta de la ciudad encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: -- Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.
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Mientras iba a buscarla le gritó:
-- Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan. Respondió ella: -- Te juro por el Señor tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy
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a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.
Respondió Elías: -- No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mi un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor Dios de Israel: 'La orza de
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harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina de vació, ni la alcuza de aceite se agotó: como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
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Palabra de Dios
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Alaba, alma mía, al señor
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Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos, Que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos
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Alaba, alma mía, al señor
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El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos
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Alaba, alma mía, al señor
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Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad
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Alaba, alma mía, al señor
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Lectura de la carta a los Hebreos
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres --imagen del auténtico-- sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces --como sumo sacerdote que entraba en el santuario todos los años y ofrecía
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sangre ajena. Si hubiera sido así, Cristo tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo--. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez.
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Y después de la muerte, el juicio
Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos. Palabra de Dios
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Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: -- ¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos
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en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa. Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos
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reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
-- Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendaso más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. Palabra del Señor
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“Esa pobre, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”
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CREDO
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Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
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sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
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la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén
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ORACIÓN DE LOS FIELES
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Oremos unidos a todos los cristianos, por nosotros, por la Iglesia y por todo el mundo. Respondamos diciendo: -Te alabamos, Señor.
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Porque te compadeces de los pobres y los visitas con tu gracia. Oremos.
-Te alabamos, Señor.
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Porque multiplicas tu gracia y tu misericordia en la Iglesia.
Oremos. -Te alabamos, Señor.
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Porque la paz es posible con tu ayuda y la colaboración de todos.
Oremos. -Te alabamos, Señor.
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Porque Cristo ha destruido el pecado y nos dio su salvación.
Oremos. -Te alabamos, Señor.
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Porque no ves las apariencias externas, sino el corazón.
Oremos. -Te alabamos, Señor.
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Porque nos invitas a ser generosos y nos ofreces la oportunidad de amar.
Oremos. -Te alabamos, Señor.
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Señor, te alabamos porque mantienes tu fidelidad perpetuamente, porque tu Hijo nos ha redimido y porque nos congregas en tu casa para alabarte y glorificarte. Amén.
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LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
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Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.
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Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.
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Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
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ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los sacrificios que te presentamos, para que, al celebrar la pasión de tu Hijo en este sacramento, gocemos de sus frutos en nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
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El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.
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En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por el, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen,
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fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso con los ángeles y los santos proclamamos tu gloria, diciendo:
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Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor.
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Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente
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aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
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Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS
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HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!
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Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos
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del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto, con nuestro Obispo Casimiro y todos los pastores que cuidan de tu
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pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de
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Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
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Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
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Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
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Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
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Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
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Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. La paz del Señor esté siempre con vosotros. Y con tu espíritu. Podéis daros fraternalmente la paz.
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Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. danos la paz.
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Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. Amén.
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“Esa pobre, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con esta eucaristía, te hacemos presente, Señor, nuestra acción de gracias, implorando de tu misericordia que el Espíritu Santo mantenga siempre vivo el amor a la verdad en quienes han recibido la fuerza de lo alto. Por Jesucristo nuestro Señor.
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El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Amén. Podéis ir en paz. Demos gracias a Dios.
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“Esa pobre, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”
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