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DOMINGO III DE ADVIENTO 16 de diciembre 2012
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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados
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misterios, reconozcamos nuestros
pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
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Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
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Amén. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad.
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ORACIÓN COLECTA Estas viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante.
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Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.
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Lectura de a profecía de Sofonías.
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.
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Aquel día dirán a Jerusalén:
“No temas, Sion, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta”. Palabra de Dios
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“Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
Gritad jubilosos: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
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El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el el Señor. él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
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“Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
Gritad jubilosos: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
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Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.
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“Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
Gritad jubilosos: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
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Tañed para el Señor, que hizo
proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos habitantes de Sion: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”.
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“Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
Gritad jubilosos: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”
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Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses.
Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración
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y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Palabra de Dios
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Lectura del santo Evangelio según San Lucas
En aquel tiempo la gente preguntaba a Juan: -”Entonces, qué hacemos?” El contestó: -”El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”.
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Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
-”Maestro, ¿qué hacemos nosotros?” Él les contestó: -”No exijáis más de lo establecido”. Unos militares le preguntaron: -”¿Qué hacemos nosotros?” -”No hagáis extorsión ni os
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aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga”.
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: -”Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con
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con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga”. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio. Palabra del Señor
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CREDO
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Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
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sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
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la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén
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ORACIÓN DE LOS FIELES
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Demos gracias a Dios, que nos augura un porvenir de esperanza y prosperidad, y recojamos la voz de todos los que en la angustia, dolor o necesidad le invocan; digámosle: -Ven, Señor, y sálvanos.
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Para que la Iglesia prepare el camino de Jesucristo, que viene a nuestra tierra con un anuncio de vida que cuestiona la mediocridad, desafía las estructuras injustas, anima a los cansados y anuncia un ya cercano porvenir de esperanza y de paz. Oremos al Señor que viene. -Ven, Señor, y sálvanos.
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Para que la voz de los pastores y agentes de pastoral de la Iglesia se alce para anunciar, desde el compromiso con los más pobres, la llegada del reino y su justicia. Oremos al Señor que viene. -Ven, Señor, y sálvanos.
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Para que el clamor de la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que carecen de lo necesario para vivir con dignidad alcance de Dios la liberación que no les llega de ninguna parte, y sea acogido por los organismo internacionales. Oremos al Señor que viene. -Ven, Señor, y sálvanos.
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Para que, como María, los cristianos nos preparemos para acoger al Señor en nuestro corazón y, como ella, hagamos lo que el Señor nos dice. Oremos al Señor que viene. -Ven, Señor, y sálvanos.
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Para que con nuestra solidaridad y servicio fraterno anunciemos la buena noticia de la salvación, y no defraudemos nuestro nombre de seguidores de Cristo. Oremos al Señor que viene. -Ven, Señor, y sálvanos.
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Gracias, Padre, porque nos escuchas y porque nos das tu Espíritu para aguardar con paciencia la venida de nuestro Salvador; danos tu fuerza para que nos mantengamos firmes en la verdad, y abre nuestros ojos para que te reconozcamos presente en nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
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Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.
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Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.
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Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
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ORACIÓN Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
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El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.
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En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió
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el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y
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arcángeles y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor.Hosanna en el cielo.
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Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente
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aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
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Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS
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HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!
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Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos
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del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto, con nuestro Obispo Casimiro y todos los pastores que cuidan de tu
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pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de
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Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
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Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
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Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
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Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
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Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
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Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. La paz del Señor esté siempre con vosotros. Y con tu espíritu. Podéis daros fraternalmente la paz.
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Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. danos la paz.
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Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. Amén.
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo Nuestro Señor.
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El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Amén. Podéis ir en paz. Demos gracias a Dios.
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