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Unión Mexicana Interoceánica Semana de Hogar Cristiano

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Presentación del tema: "Unión Mexicana Interoceánica Semana de Hogar Cristiano"— Transcripción de la presentación:

1 Unión Mexicana Interoceánica Semana de Hogar Cristiano
Depto. MAF Semana de Hogar Cristiano 13-20 de mayo

2 EL ORIGEN INTRODUCCIÓN
20 DE MAYO INTRODUCCIÓN En cada ser humano existe un fuerte deseo de vivir y compartir con otros. Quienes tienen una vida sola, no siempre se sienten bien. Anhelan ser tomados en cuenta, desean tener amigos. Y es que las alegrías saben mejor cuando tenemos a alguien con quien compartirlas. Las tristezas nos pesan menos cuando las compartimos también. Y es que Dios no nos creó para vivir en soledad. Génesis 2:18 afirma que el mismo Creador dijo: No es bueno que el hombre este solo…Por eso los niños cuando ven a otros niños inmediatamente se acercan para jugar. Es verdad, algunos lo hacen un poco tímidos al comienzo. Los jóvenes buscan con quien compartir. Los adultos tampoco fuimos creados para vivir en sociedad.

3 DIOS AUTOR DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
Esa necesidad de compartir nos lleva a querer compartir toda la vida con alguien que nos resulta especial. Por eso Dios estableció el matrimonio y la familia. El matrimonio no es un invento social. Tampoco es un proceso evolutivo. Fue diseñado por Dios como la forma más perfecta de convivencia humana. Génesis 1:28, establece el fundamento bíblico del matrimonio, y en Génesis 2:18-24 confirma esta intención divina. En armonía con esto, la pluma inspirada nos dice: Dios celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. “Honroso es en todos el matrimonio” Hebreos 13:4. Fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso (Patriarcas y Profetas pág. 25).

4 PROPÓSITO DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
La institución del matrimonio y la familia fueron establecidos por Dios para que fuera una bendición tanto para el ser humano como para la sociedad. “Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral” (PP 25.4).

5 Nota los tres beneficios que Dios esperaba que la institución del matrimonio y la familia trajeran al ser humano: Salvaguarda la felicidad y pureza de la raza Satisface las necesidades sociales del hombre y la mujer Eleva su naturaleza física, intelectual y moral. Desde entonces, el ser humano, hombres y mujeres, de todas las razas y de todas las culturas, buscan en un momento de sus vidas formar un matrimonio y una familia. Las formas de hacerlo varían, las edades también. Pero vemos que estas dos instituciones son universales.

6 ¿Para qué estableció Dios el matrimonio y la familia?
Para la procreación y conservación de la especie humana. Génesis 1:28. Hay circunstancias donde algunas parejas no pueden tener hijos, pero eso no significa que no son una familia. Dios también las ama y desean que sean felices. Para el compañerismo. Eclesiastés 4:8-12. No hay nadie más cercano que una esposa (o) o los hijos y hermanos. Con ellos convivimos la mayor parte de nuestro tiempo y de nuestra vida. Con ellos compartimos tristezas y alegría. Con ellos disfrutamos lo mucho o lo poco que tengamos. Con ellos pasamos los momentos más significativos de la vida: El nacimiento de un bebé, las fiestas y cumpleaños, las graduaciones, bodas, vacaciones, los alimentos, el culto, el bautismo, y también las tristes despedidas por la muerte de nuestros seres amados. Esa es la familia. El lugar para compartir. El lugar para recibir apoyo y consuelo. El lugar para reír. El lugar para orar. El lugar para crecer y ser alguien. El lugar para convertirnos en cristianos.

7 “El hombre no fue creado para que viviese en la soledad; había de tener una naturaleza sociable. Sin compañía, las bellas escenas y las encantadoras ocupaciones del Edén, no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la comunión con los ángeles, no hubiese podido satisfacer su deseo de simpatía y compañía. No existía nadie de la misma naturaleza y forma a quien amar y de quien ser amado” (Consejo a Jóvenes Enamorados pág. 11).

8 Para el desarrollo de la fe y la transmisión de valores.
Se nos dice que Adán y Eva iban a las afueras del Edén a orar. Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles. En la puerta del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina. Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén. (Patriarcas y Profetas pág. 41). Noé reunió a su familia para la construcción del arca y para agradecer a Dios por la protección del diluvio. Génesis 8:18-20. “En esto había una lección para las futuras generaciones. Noé había tornado a una tierra desolada; pero antes de preparar una casa para sí, construyó un altar para Dios. Su ganado era poco, y había sido conservado con gran esfuerzo. No obstante, con alegría dio una parte al Señor, en reconocimiento de que todo era de él” (Patriarcas y Profetas pág. 95).

9 Abraham, el constructor de altares, lo primero que hacia cuando llegaba a un nuevo lugar reunía a su familia para pedir la protección y la bendición de Dios en cada nuevo lugar. Génesis 12:7, 8. De él se dice. Yo sé que enseñará a sus hijos después de si… Génesis 18:19. En Deuteronomio 6:8 se establece que los padres deben enseñar a sus hijos el conocimiento de Dios, en el hogar se conoce a Dios, se aprende a amarlo, servirlo y obedecerlo. Por eso en proverbio 22:6, se le pide a los padres que instruyan a sus hijos. Al principio, no había iglesia ni centros de adoración. La familia fue la primera iglesia. Y aunque hoy tenemos iglesias, no es el plan de Dios que la iglesia substituya al hogar en la transmisión de la fe y los valores cristianos. Las siguientes citas del Espíritu de Profecía refuerzas esta idea de que el hogar y la familia es el lugar donde se cimienta la fe, el amor y la obediencia a Dios.

10 “En la iglesia del hogar los niños han de aprender a orar y confiar en Dios. Enseñadles a repetir la ley de Dios. Así se instruyó a los israelitas acerca de los mandamientos: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Deuteronomio 6:7. Venid con humildad, con un corazón lleno de ternura, con una comprensión de las tentaciones y peligros que hay delante de vosotros mismos y de vuestros hijos; por la fe vinculadlos al altar, suplicando el cuidado del Señor por ellos. Educad a los niños a ofrecer sus sencillas palabras de oración. Decidles que Dios se deleita en que lo invoquen (Consejos para los Maestros pág. 105).

11 “Jesús recibió su educación en el hogar
“Jesús recibió su educación en el hogar. Su madre fue su primer maestro humano. De los labios de ella, y de los escritos de los profetas, aprendió las cosas del cielo. Vivió en un hogar de aldeanos y con fidelidad y buen ánimo llevó su parte de las cargas de la casa. El que había sido el comandante del cielo, consintió en ser un siervo voluntario, un hijo amante y obediente. Aprendió un oficio, y con sus propias manos trabajó en la carpintería con José” (El Ministerio de Curación, 310, 311). “Tomen parte los niños en el culto de familia. Traigan todos sus Biblias, y lea cada uno de ellos uno o dos versículos. Luego cántese algún himno familiar, seguido de oración” (Joyas de los Testimonios t 3, p.23).

12 CONCLUSIÓN Dios quiere que cada familia y matrimonio sea feliz, tal y como él lo quiso. El amor divino que emana de Cristo no destruye el amor humano, sino que lo incluye. Lo refina y purifica; lo eleva y lo ennoblece. El amor humano no puede llevar su precioso fruto antes de estar unido con la naturaleza divina y dirigido en su crecimiento hacia el cielo. Jesús quiere ver matrimonios y hogares felices (Hogar Cristiano pág. 84). Para lograrlo, cada miembro de la familia tiene la responsabilidad de hacer la voluntad de Dios y vivir bajo su dirección. En la promesa mesiánica que le hizo a Abraham, le dijo en ti (tu simiente, el Mesías) serán benditas todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Oremos para que esta semana Dios conceda a cada familia la bendición que cada una necesita. Oren los esposos por su matrimonio. Oren los hijos por sus padres. Oren los novios para que Dios les guie en sus decisiones. Oremos por los hermanos y hermanas que están solos para que su iglesia sea su familia que los ame y acepte. ¿Desean ustedes ponerse de pie para que nos consagremos a Dios, para hacer su voluntad y pedirle que el bendiga nuestras familias?


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