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Presentación del tema: "*******************************"— Transcripción de la presentación:

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Dame, Señor, lucidez suficiente para saber orientarme por donde tú quieres, con la creatividad necesaria para que mi vida interpele, y sea ayuda y consuelo para todo el que se me acerque. Dame, Señor, valentía suficiente para actuar con rapidez y de forma coherente allí donde mi presencia sea más útil y urgente. Dame, Señor, esfuerzo suficiente para no dejarme arrastrar por lo que está de moda o se lleve. Que aprenda a despojarme de tantos superfluos bienes que me hacen insensible a las personas que menos tienen. Dame, Señor, austeridad suficiente que me ayude a vivir generosa y sencillamente, sin tantas falsas necesidades que me creo artificialmente. Dame, Señor, profundidad suficiente que me conduzca directo al centro de tu fuente, donde nuestras vidas se unan y se encuentren. Perdón, Señor… por mis apegos a bienes y riquezas; por buscar falsas seguridades y no poner en Ti mi fortaleza. por mis comodidades que me aíslan y me encierran. por no ser valiente y decidido para denunciar males e injusticias, de lejos o de cerca. por no hacer una decidida opción por tu mensaje y tus propuestas; por mis contradicciones e incoherencias. ******************************* Haznos, Señor, audaces y decididos… para administrar rectamente el tesoro espiritual y material recibido. para mostrarnos inflexibles ante cualquier explotación de los débiles, corrupción o fraude conocido. para renunciar a todo lo que nos aparta de nuestros compromisos. para actuar con creatividad, rapidez y habilidad ante las situaciones complejas que vivimos. para que las riquezas y los bienes no nos encierren en el egoísmo. Líbrame, Señor, de la codicia: de atarme a las riquezas, como el que se sujeta con un cinturón de seguridad al avión que vuela a su destino... Líbrame, Señor y hazme prudente: que me ofrezca sin esperar nada a cambio, que exprima lo mejor de mí mismo en favor de mis hermanos, que trabaje con los dones que me has dado de manera que me sirvan de camino para llegar a Ti. Que sea mi riqueza vivir para hacer tu voluntad. Líbrame, Señor, de toda codicia: la del espíritu y la técnica, la de la fama y el dinero: ídolos que me hacen orgulloso e insensible y que, inconscientemente, exigen su ración diaria de sangre y de lágrimas ajenas. Líbrame, Señor, y hazme prudente, para que no te busque por interés sino porque tus promesas superan todas mis demandas; para que te busque porque eres la mejor oferta posible, para que te quiera porque siempre esperas de mí lo mejor, para que te ame porque experimento que tú me amas desde siempre. la del brillo pasajero, la de la moneda de dos caras, la que nunca satisface mi ansiedad ni llena el vacío de la trascendencia..., Líbrame, Señor, de toda codicia, porque Tú eres mi riqueza y sin ti nada hay bueno para mí. [I.L.] 25º Dom. T. O. Ciclo C Audaces y decididos Creo. Salomé Arricibita EL DOLOR DE LA INJUSTICIA. Amós es un profeta al que le duele la injusticia. Es capaz de tener una mirada penetrante que ve más allá de las apariencias, de analizar en profundidad lo que está pasando y captar la realidad en toda su crudeza. Una mirada que se deja afectar por lo que ve y que no le mantiene indiferente. Toma partido y denuncia con valentía. En unas breves líneas habla de corrupción, avidez por conseguir ganancias, explotación del pobre, estafa, actividades comerciales fraudulentas… todo ello en perjuicio de las personas más débiles y vulnerables. En nombre de Dios condena a los que se aprovechan de la debilidad ajena. Dios no se deja engañar por el falso culto, por palabrerías ni ofrendas, por cantos ni apariencias. Quiere un culto que vaya de la mano con la justicia, la generosidad, la igualdad, la coherencia… El profeta Amós me interpela ante la situación incómoda de las injusticias en nuestro mundo y en mi entorno: ¿Cómo las percibo? ¿Cómo me afectan? ¿Qué provocan en mí? ¿Puedo hacer algo que esté en mi mano para luchar contra ellas? AUDACES Y DECIDIDOS. Una parábola aparentemente desconcertante y que nos deja perplejos. Un hombre despide al administrador de su hacienda porque no ha hecho una gestión honrada de sus bienes. Ante esta situación (que le va a dejar en el mayor desamparo) sigue la estrategia siguiente: renuncia a la parte del dinero (la comisión) que él mismo cobraba como administrador. Así se congratula con los deudores. Jesús no alaba al administrador por malversar fondos, mentir, engañar, buscar su propio bienestar sin importarle lo que venga… sino por su astucia, lucidez, decisión, audacia… para salir de una situación complicada. Jesús quiere que no me deje vencer por los contratiempos y las dificultades, que no me venga abajo ante la magnitud de los problemas, aunque sean muy grandes. Quiere que desarrolle la creatividad y el dinamismo para afrontarlos. Y que sea inteligente, hábil, rápido, decidido… para hacer siempre el bien. ¿Puedo aprender algo de esta parábola para mi vida? RESITUAR LOS BIENES. El dinero y los bienes se cruzan en mi vida con todo su poder de atracción y seducción. Conviene que me pare a pensar cómo me sitúo ante las posesiones materiales, qué valor e importancia las doy en mi vida, cómo condicionan mis decisiones, mis opciones fundamentales, las relaciones, mis compromisos… A veces su brillo y su influencia oscurecen otras cosas más importantes. En ocasiones busco en ellos seguridades que me hacen perder la perspectiva de lo que es realmente esencial. Si nos los resitúo correctamente en mi escala de valores me puedo olvidar de lo principal. El evangelio de hoy es un aviso para la desenfrenada carrera a la que la sociedad de consumo me empuja. Poner excesivamente la mirada en mis bienes puede bloquear mi paz interior, mi apertura al prójimo y a Dios. ¿Cómo resuena hoy en mí esta palabra de Jesús?

2 Salmo 112, R/. Alabad al Señor, que alza al pobre Alabad, siervos del Señor,  alabad el nombre del Señor.  Bendito sea el nombre del Señor,  ahora y por siempre. R/. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,  su gloria sobre los cielos.  ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,  que se eleva en su trono  y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.  Levanta del polvo al desvalido,  alza de la basura al pobre,  para sentarlo con los príncipes,  los príncipes de su pueblo. R/. Lectura de la profecía de Amos (8,4-7): Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.

3 Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,1-8):
Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol –digo la verdad, no miento–, maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

4 Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»


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