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Publicada porRubén Sandoval Paz Modificado hace 7 años
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(Dueña del cañamelar) ven a bañarte en mi río, a la sombra del palmar,
donde brilla el pedrerío.
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A TRAVÉS DEL VOCABLO SE DESCUBRE LA COMUNIÓN DE LOS POETAS CON LOS RÍOS.
EL CAUTO Aunque suela viajar a poco vuelo el río –vena universal– corriente nutrida con las aguas del afluente, no presume de pie, de piel o pelo. Copia en la tarde el luminoso cielo y en la noche el lucero refulgente; aun teniendo figura de serpiente, no se arrastra o gatea por el suelo… sino que corre; corre en la llanura con su carga de un líquido tesoro y lo entrega a la mar con donosura. En las praderas que a su paso irriga brotan maizales con espigas de oro y luce Oriente una gigante espiga. Francisco Henríquez Dos vistas del Cauto, el mayor río de Cuba “El odio que le avasalla,/ arrebatado y sombrío,/ tiene el ímpetu de un río/ pronto a quebrantar su valla”. De Gaspar Núñez de Arce
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SUICIDIO DEL RIO Por los altos caminos de los cerros transita el agua en su lunado coche. Distante, ladran tenebrosos perros heridos por los dardos de la noche. Como un espejo que asustó la sombra más allá de la hermosa rosaleda, al pie de la colina es una alfombra la poca luz que en el espacio queda. Se quiebra el cosmos con el trueno rudo, y el río corre como un dios desnudo y loco, por la tierra estremecida. Sigue de prisa por la sed del llano, y en los pozos del mar, como un anciano que trasnocha en el tiempo, se suicida EN LA VETUSTA CASA DEL PLANETA La adornan majestuosos robledales los ríos, las praderas, las montañas... y conserva en sus íntimas entrañas las minas de petróleos ancestrales. El oro —superior en minerales— que lo falso y sin luz de brillo baña deslumbra y a la vez tuerce y engaña la sensible visión de los mortales. Con el oro se compran las conciencias y se doblegan las inteligencias cual débiles arbustos ante el viento... Ese mal es tan viejo y tan profundo que cubre las esencias de este mundo como un manto de vil encubrimiento. Se marcharon ayer las lavanderas que golpeaban las ropas en el río, Adalberto Hechavarría Alonso Río mirando al mar, sonoro río que corre por tu valle y por el mío… Miguel González
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NAVIDAD TARDÍA Todo es claro y sereno; ni la nieve ni el cierzo del azul descongelado pasarán este invierno por el prado donde enero florido canta y llueve. No perturba la paz ni la más leve brisa del norte que parece helado donde todo se enflora en ordenado concierto natural que Febo mueve. Junto al amplio contorno del bajío cual sierpe de cristal serpea el río sobre piedras de mágica blancura. No se sabe que trino ni que mano hicieron que la caja de este piano de repente vibrara en la llanura. ¡NAVIDAD! Sacude un Atlas negro su melena percudida de aceite y nubes grises. Hechos ríos de sangre los países desembocan sus males en la arena. El conflicto del hombre desordena la paz del huerto, y rostros infelices se asoman a mostrar sus cicatrices en las barandas de la Nochebuena. ¡Y qué ven las pupilas con horror donde mismo naciera el Redentor, sino llamas al pie del monte altivo! ¿Dónde ha ido la luz del hado bueno? ¿Dónde está la señal del Nazareno? ¿Dónde el pan, la paloma y el olivo? En referencia al Yumurí: “Río del ropaje blanco/ que un palio lunar festona”. De Osvaldo Cámara
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TODO VIENE DE DIOS II Todo viene de Dios: El río manso, y ese mar, que, fantástico, sereno, tendido duerme como un ángel bueno que en dulces horas recibió descanso. Viene en la suave candidez del ganso, en la savia del árbol y en el heno. En la gracia de un halo Nazareno sobre el techo del bíblico remanso. Y viene con la flor en el aroma, en el vuelo sutil de la paloma, en el beso ardoroso que nos quema, en el claro fulgor de la mañana, en el fresco bullir de la fontana y en la música ardiente del poema. 1994 III DE SONETOS DE FE Hemos llegado al existir sin nada y después el Señor nos lo da todo: nos da el agua sin lodo y la del lodo; del río hondo y la sutil cañada. Nos presta vida ruda y vida holgada para que analicemos de ese modo, si vamos a la vuelta de un recodo, dónde vive la fiera agazapada. Mientras más alcanzamos, más queremos y nos desorbitamos en extremos que llegan a una forma desmedida. Mas si naciste sin comida y paz ¿por qué sientes un miedo pertinaz si te quitan la paz y la comida? “Ven para que el indio vea/ el río de mi fortuna/ y cómo brilla la Luna/sobre el agua que platea”. De Celestino García
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II DE REMEDIOS PARA VOLVER…
Yo te juro que el viaje está logrado si lo tomas en serio y con más prisa; sólo tienes que armarte de una visa teniendo el pasaporte actualizado. En un mes estarás en el Vedado, o tal vez puedas ir hasta Artemisa, darte un largo paseo por la Lisa y volver por los mármoles del Prado. ¿No podría un erial vestir de huerto? ¿No pudiera en el áspero desierto, tener un río la nación cubana? Señalemos la fecha para el viaje, ¡desde ya nos espera aquel paisaje romántico del cielo de La Habana! Junio de 2000 PURIFICACIÓN Al volcán que vomita sus lavas en la cumbre y por valles floridos su ardiente río encausa, no debe recordarse por el horror que causa sino por la belleza que produce su lumbre. Es verdad que consume la terrena costumbre, pero después que cesa la voraz tropopausa, al fin vuelve la pausa y al llegar esa pausa queda el terreno libre de toda podredumbre. Si la gente mundana que vive en este mundo sufriera en sus entrañas los físicos volcanes, pudiera renovarse de esos males que sufre. Mas el mal que padece, se sabe tan profundo que quizás es preciso soltar todos los canes, del cielo, y atojarlos a cien ríos de azufre. “Lava la noche grillos y luceros/ mientras contra el peñasco el río brama”. De César Augusto de León Morales
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INALÁ MBRICA Extraño tu palabra si no llega por el hilo invisible del correo; lejana como estrella azul te veo; la luna de tu cielo casi ciega. ¡Como la luz de tu palabra riega mi jardín agostado de ajetreo! Me crece el corazón por el deseo del agua que la vida ya me niega. No me niegues tu río ni tu fuente ni te vuelvas un valle indiferente... Mis pájaros se mueren sin nidales. Permite que los ricos surtidores que te llenan de lirios y rumores fertilicen de nuevo mis eriales. EL CICLÓN Con una fuerza de ciclópea escoba barre los pisos de la faz del Orbe. A su paso no hay cumbre que le estorbe; limpia a su antojo la terrestre alcoba. El cedro milenario se joroba; montes y valles y plantíos sorbe; espacio, tiempo y claridad absorbe; derriba la palmera y la caoba. Arrasa con las torres a los templos, se ensaña con los pobres caseríos, y, para terminar con sus ejemplos, los deformes cadáveres oculta en las turbias corrientes de los ríos, y en las fosas marinas los sepulta. “Se deshilan los flecos de su falda/ en la hoz afilada de su río”. De Ángeles Amber que vuelca madrigales a la vera del río, Norma Suiffet
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RAPTO ¡Vamos! –le dije– y la trepé en el anca de mi potranca, que se hinchó de brío, y nos fuimos cantando hacia el bajío donde empieza a elevarse la barranca. La desnudé sobre la yerba, blanca de neblinas, de luna y de rocío, junto al recodo donde duerme el río y la corriente del pudor se estanca. ¡Nada turba la escena!: ni un rumor. Las vírgenes del sexo y del amor se deshacen de míticos resabios. Ella, con su pasión y mi locura…, mientras yo recorría con premura el mapa de su cuerpo con mis labios. PRIMOROSA Por ti, diosa, mi verso se hace rosa que enjardina los valles de tu sueño, junto a un río de miel donde despeño las aguas de la sed más ardorosa. Contigo fue la noche primorosa, y el día más soleado y más risueño, me sentí como rey: quizás el dueño de los vergeles de tu mariposa. ¡Ah, qué mieles había en tus panales! y de cuántos aromas tus rosales circundaron mi antigua rosaleda. Tus erectos jazmines eran dos palomas que volaban hacia Dios con plumaje de nácar, oro y seda. “…abandonado a orillas de este río/ con un caudal de penas que me duelen”. Raúl García Huerta
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XXIII DE SONETOS DE LA BUENA MUERTE
El fuego del amor nunca se apaga, y lo mismo se quiere con la rosa tan de poeta como de preciosa, que cuando padecemos una llaga. El río del amor no se encenaga en ninguna pradera cenagosa sino que vuela como mariposa que con la miel del ideal halaga. Por beber en las aguas de tu ría yo puedo posponer la Muerte mía por el momento, todavía ausente. Puedo dejar en blanco sitio y fecha hasta que te decidas satisfecha y nos muramos ¡paralelamente! XXXII DE SONETOS DE LA BUENA MUERTE No conozco el minuto ni la hora que vendrá de visita al bosque mío, pero yo he de esperar junto a este río la dulce y peregrina arrobadora. Si adelanta su tiempo o lo demora ella puede encantarse a su albedrío, pero yo guardo un tiempo y un vacío que es necesario que se llene ahora. Su tiempo de llegada se avecina, y aunque tiene su fama de asesina lo cubre con la gracia de su plectro. Así que la sorpresa no trasciende más allá de la llama que se prende al choque de la vida con su espectro. Quizás, tienes cordón, pulso de río/ un latido viril, algo bravío/ que convierte tu tránsito en un sueñ0”. De Eva Falótico
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XXXIV DE LA CONQUISTA DE AMÉRCA
Navegaron ansiosos anchos ríos: El Orinoco, El Magdalena, El Plata, y El Amazonas... donde se desata la corriente por ámbitos bravíos. Bajo el cálido sol de los estíos, entre el bullicio de la cabalgata, donde el agua profunda se dilata, se mecían, precarios, los navíos. Es Hernando de Soto quien encuentra destino lamentable, cuando entra del Padre de las Aguas, por la ría, porque sufre la muerte en el intento, y su cadáver, desde aquel momento, descansa inerme bajo el agua fría.. XXXVII DE LA CONQUISTA DE AMÉRCA Recorrieron montañas y llanuras de la rica región, y dondequiera se hallaba la fulgente primavera con frutas abundantes y maduras. Arroyuelos crecidos de aguas puras pasaban por los pies de la palmera, y de un mar a otro mar el suelo era como un huerto de nuevas aventuras. Se formaron ciudades en las costas, en la fértil campiña, en las angostas salidas de los ríos, y hasta el monte poblaron los valientes inmigrantes... y fue mundo de pueblos fascinantes ¡hasta dónde llegara el horizonte! Las palabras se secan como ríos Alfonsina Storni Que los cruzaba alegre como el cristal de un río Delmira Agustini.
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A JOSÉ SANTOS CHOCANO "Autóctono cantor de América" Juglar excelentísimo de América, con tu lira de sol, de monte y río, cantan la fuente, el llano y el estío una canción de claridad homérica. La sangre virgen de tu voz ibérica, con su influjo de incaico poderío, sigue siendo un soberbio desafío contra las voces de la edad histérica. "Autóctono cantor" de un Continente que se mece al vaivén intermitente del fragor que genera el Iguazú. Hoy vives inmortal entre los grandes por ese monumento que los Andes te erigen para siempre en el Perú. LV DE LA CONQUISTA DE AMÉRCA El Niágara, imponente y colosal como un piano colgaba del paisaje, y entonaba rumores de homenaje por la voz de la América triunfal. En el ancho escenario occidental y por todo el inmenso balconaje, se notan en la esencia del lenguaje consensos de calor excepcional. Nos unió la inquietud del español, que tiende puentes bajo el mismo sol y atraviesa los mismo meridianos. Así nos abrazó la patria ibera cual río de ternura verdadera que riega a todos los americanos. Vuelve hecho luna: con mi propia mano lanzaré tu manzana sobre el río turbio de rojos peces y verano. Federico García Lorca Se deshilan los flecos de su falda en la hoz afilada de su río. Ángeles Amber
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II DE SIMIL DEL MAR Monstruo marino de afiladas fauces que hiere hueso y carne de la orilla cubierta con la gracia de la arcilla que te sujeta en apretados cauces. La fuerza del oleaje bulle y salta sobre una cordillera de arrecifes cuando suelta la tarde los esquifes y el horizonte de carmín esmalta. El vaivén de las olas de tu vientre abre puertas azules para que entre la flota de los astros ––mil navíos—. y te bebes de un sorbo casi largo, para aliviarte del intenso amargo, las dulces aguas de sinuosos ríos. LLUEVE Hoy ha llovido intermitentemente: ha llovido tan fuerte y del tal modo que el agua casi lo destruye todo con una fuerza de bestial torrente. Pasa el río corriendo bajo el puente llevándose con furia piedra y lodo y ha dejado en el borde del recodo piedra y lodo y gravilla, la corriente. Donde el río incesante serpentea las aguas han formado una batea que parte la corriente por el medio. A lo lejos, y al pie de las montañas los labriegos sin tierras ni cabañas se mueren angustiados y de tedio.
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FANTASÍA I Como campana del más alto timbre con el badajo del metal más puro, quiero timbrar del inmutable muro todo silencio… Del jardín de mimbre ha de cruzar por la copiosa urdimbre como si fuera un musical conjuro que abriéndole caminos al futuro haga que el roble de la gloria cimbre. Que el piano del jardín se desordene para que el río una canción estrene sobre la cuerda magistral del valle…, que toda la natura se haga estreno, que se hinche la nube con el trueno y en la extensión del universo estalle. II Una lluvia de soles y de estrellas caerá sobre el mar de la llanura para borrarle de la noche oscura los penúltimos visos y las huellas. Soltaré mi rebaño de centellas a que paste del llano la verdura, a que beba en el río el agua pura y se recreé de montañas bellas. Desde una verde sideral baranda el duende la noche su bufanda de neblinas, se puso. Ya la noche llega en puntillas a la azul laguna… Con celestes encantos ya la Luna recorre la campiña en áureo coche
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A MARTHA PADILLA Cubana ( ) Para nombrarte no me duele el hombro ni creas que ya es tarde para hacerlo, que el amor si hay amor para crecerlo no teme ni al olvido ni al escombro. Con fuego de tu voz y de mi asombro riego tu nombre de fulgor, y al verlo florecer como un lirio he de tenerlo con la miel de la copa que te nombro. Por tu verso —vibrante melodía— nos llegaba la esencia que fluía como río sonoro. Yo te hermano con la rosa, a la risa y al rocío y soy náufrago nuevo en ese río de ternura que corre por tu mano. Miami, 2006 A CLARA NIGGEMANN Cubana (1910’2000) Desde esta dama de la poesía fluyeron los poemas como un río; el cielo le entregó su murmurío * y los bosques le dieron su armonía. Claro, como su nombre, le corría por cada vena un manantial de estío y adornaba su verso el atavío de la más elevada maestría. Fue maestra impecable del soneto por quien todos sentían gran respeto. Selectiva, exigente... En consonantes el árbol de su vida se deshoja. ¡Sublime dama: que el Señor te acoja junto a Lope de Vega y de Cervantes! Miami, 2000 * Mumurío por mumurio, licencia poética
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A OSCAR ABEL LIGALUPPI Argentino, (¿-2000) Inmenso Vate! No te digo abur porque solo partiste hacia un País de combado horizonte y es de lis tu voz que llega al infinito azur. Con tu palabra, de virtuoso augur, libras las rutas de su intenso gris, y hay un monte de luz al que subís desde tus prados en el Reino Sur. Las Pampas lloran cuentas de rocío. El Plata, más de plata que de río, se desborda de arpegios y donaires. Y las voces de Borges y Gardel cantan tu gloria sobre el carrusel que circula el confín de Buenos Aires. Miami, 2000 A MUERTE GEMELA (La caída de las torres) I Para decir la pena el verbo mío, bajo la sombra del viciado duelo, no sabe si buscar alas y vuelo o disfrazarse de apacible envío. Para oponer el reto, el desafío debe tener inmensidad de cielo, y no se si el enojo del flagelo será la cura para el hecho frío. Pedir que el cielo se desplome es pío; querer que la palabra quiebre el suelo me parece un remoto desvarío... ¡Por lo pronto me quedo con el río; dejare que !a multa la dé el cielo y más tarde lo apruebe el verbo mío!
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LA PALMA REAL Como faro prendido en la llanura –esplendente de so! y clorofila– bajo el fuego del alba, su pupila se dilata en el río que murmura. Cuando llega la noche, la negrura que el verde de los árboles trasquila, cada penca es cual ojo que vigila la distante región, desde su altura. En el punto elevado de su antena, descubre la borrasca que resuena tras el denso barómetro de mayo... Y resiste, inmutable, su varanda, la furia que en el trópico desanda e1 dueño de las nubes y del rayo, LA CHOZA ¿Ves allá, como brilla la cumbrera de la choza del hombre labrantío? ¡Cuánta lluvia desciende rumbo al río por su alero de guano y de madera! Con el peso del tiempo, cual si fuera la efigie de una bestia en el bajío, con su carga de sol, luna y rocío domina la extensión de la pradera. Bajo el techo, que humea la colada, somnolienta se va la madrugada seguida por el último lucero. Y frente al resplandor del nuevo día denunciando la pena labrantía lagrimean los ojos del alero.
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UN RARO RÍO * Corre veloz el transparente río quebrando puertas de cristales puros. Traspasa los antiguos intramuros con sus fuerzas de fiero desafío. Por extraños parajes desemboca la constante corriente que socava duros perfiles de rugosa grava, ¡que tiene siglos de llamarse roca! Lo mueven fuerzas de fluvial empuje, toda calcárea resistencia cruje: se vuelve pobre, desigual arena... Por el último miedo de la bruma pasan navíos de sutil espuma con hojarascas de la tarde buena. * Soneto sin sinalefa y sin la conjunción Y._ ILUMINADOS VUELOS Los sueños aletearon sobre un muro que corre paralelo al horizonte. Hallaron en el vértice de un monte los amplios miradores del futuro. Volaron presurosos por la cumbre de los altos veneros de la suerte, como un soplo divino que los vierte en cascadas de música y de lumbre. Empluman con el lujo de las aves que recogen cadencias en las suaves orillas de los lagos del estío... Son bandadas de nítidas palomas que persiguen los fúlgidos aromas de las fértiles márgenes de un río.
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TIEMPO TORMENTOSO Porque el ancho universo no es de nadie — no se sabe que a nadie pertenezca— no se admite que el hombre lo oscurezca y cuando quiera su pasión, lo irradie. No puede el fuego de infernal Vesubio, en la divina placidez de un cerro, pedirle al orto que el rosal y el hierro se consagren y vivan en connubio. Cuando el tiempo se rompe nos maltrata... Igual que una tormenta se desata en la noche de miedo y de ludibrio; por ríos desbocados en sus cauces, por mares que nos tragan en sus fauces y montañas que pierden su equilibrio. EL TORRENTE Este río no dice lo que trae en sus aguas melódicas y puras, pero deja un reguero de premuras sobre los precipicios donde cae. Tanta luz terrenal le pesa encima que parece un cansado peregrino, que en la dura mitad de su camino la carga que lo alumbra lo lastima. Amigo de los tórridos vergeles transita por el sur de los laureles con sus voces de arrullos y cristales. Como un potro cerrero se desboca y solo se detiene cuando toca los arrecifes de los litorales. .
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EL TRUENO La atmósfera de súbito se alumbra desde una nube de sombría entraña. Por una estribación de la montaña desciende trepidante en la penumbra. Cuando su estruendo la tormenta crispa y arrecian por su furia los chubascos, el trueno –bruto de encendidos cascos– transforma el cielo en gigantesca chispa. Un fuego se encabrita en la pradera: como en un galopar de primavera se desbocan los cauces de los ríos... La campiña se nutre de agua y lumbre, y desde el verde llano hasta la cumbre florecen jubilosos los plantíos. MILAGRO Un milagro del prisma le retrata los recónditos puntos a la idea. En su mágico espectro los dilata cuando el ojo del mundo parpadea. Bajo el marco del iris escarlata un río de palabras se hermosea. Al romperse en sonora catarata el ritmo de sus aguas centellea. Al influjo febril que funde soles, consigo que los pétreos caracoles se presenten con alas luminosas: Ya conocen los hábitos del vuelo y pueden compartir el mismo cielo que mis otras ardientes mariposas.
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YO SOY Yo soy una existencia dividida por un sin número de sinrazones, que sigue con agudas intuiciones los puntos razonables de la vida. Cuando busco la fuente repetida junto al fresco fluir de las pasiones, una montaña de interrogaciones se levanta en las rutas de la herida. Me siento por la sangre, transitado, como el río de un tiempo inusitado que cruza por el polvo que me abrasa: Como viento que pasa sin un nombre, que pasa por el hombre para el hombre, pero el hombre no sabe por qué pasa. EL TERRUÑO Todo es claro y sereno. Ni un rasguño se atreve a perturbar la serranía. Tal un toro encendido llega el día a la tibia fragancia del terruño. Distante, como en una cordillera de verdores de abril, reposa el monte. Las palmas, para ver el horizonte, engalanan de nuevo su escalera. Por el fondo soleado del bajío, sobre piedras de mágica blancura, cual sierpe de cristal, serpea el río. El viento de perfumes se satura y moja con un llanto de rocío sobre el verde esplendor de la llanura.
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SOMBRA "Mi sombra va detrás", y perseguida por ella, va la voz de mi memoria. Mi sombra viene a ser una ilusoria reminiscencia que agostó la vida. Río inmenso de sombra detenida junto al muro del tiempo. Transitoria linfa que nadie bebe. Promisoria ruta, ¡más clara cuanto más perdida! Ya no queda ni sombra para un ruego. Voy a tientas, sin luces... Ando ciego. Con el peso del sol la fe se abisma y en un hueco del alma se me esconde. ¡Pero es dardo de luz cuando responde las tenaces preguntas de ella misma! CORRIENTE SUBCUTÁNEA Nadie ha visto los ríos de mis manos, pero las cuencas de las manos mías son corrientes tan hondas y bravías que endulzan los sedientos oceanos. Entre soles de ardientes meridianos trascienden las inmensas galerías. repartiendo un caudal de sinfonías a través de los valles cotidianos. Son ríos que terminan en los dedos de mis manos. Los líquidos viñedos que les crecen a cada coyuntura... Es toda arteria un subcutáneo río que cuando pasa por el cuerpo mío halla en mis manos desembocadura.
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LA CONSTANTE EVOLUCIÓN DEL AGUA
De regiones rugosas baja de banco en banco el arroyo que brinca como un potro cerrero. Recorre la florida dimensión del potrero, y cruza de la sierra por el agreste flanco La luna que lo mira correr junto al barranco lo sigue por las noches que van de enero a enero, cuando limpio de nubes, después de un aguacero se ve desde la cumbre como un hilillo blanco. Ya es río y se desliza sobre la piel terrena; se diría que tiene similitud de vena y que esa vena nutre del mar la inmensa vida. Después en forma acuosa del mar al cielo sube, y una vez en la atmósfera se vuelve densa nube que desciende en las gotas, al punto de partida. TUS OJOS Tus ojos son dos cirios que del cielo del austro, descendieron cierta noche; ¡y era Dios que bajaba en un derroche de estrellas y de llamas a tu pelo! Entonces de la cumbre bajó un río sobre caminos de incendiada roca, y al sentir los rumores de tu boca te dio el encanto de su joyerío. Y fuiste rumorosa y danzarina viajera del amor... Desde una esquina del viento, caminaste hacia mis dalias. Después te fuiste en desdeñoso giro... ¡Yo soy un soñador, que en un suspiro, persigue el resplandor de tus sandalias!
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PARA SOÑAR Cuando quiero soñar me voy al río a contarle las piedras una a una. Le sigo las mudanzas a la Luna y le auguro rosales al estío. Hermano la canción de mi extravío al rumor de la plática montuna, o navego en la paz de esa laguna que rodea el verdor del campo mío. Les cuento los canutos a las cañas, me deslumbro mirando las arañas cómo tejen sus redes en las cuevas... Espero por los rayos aurorales y vuelvo con mi jaula de zorzales por una ruta de ilusiones nuevas. EVOLUCIÓN DEL AMANECER Un hechizo de estrella taciturna se cobija en la noche derrumbada, y con tinieblas de la madrugada los muros y los patios embadurna. Cierra su cofre la deidad nocturna y se duerme entre cirios enjoyada. Por la puerta de luz de la alborada se sale el Sol de su radiante urna. La aurora huye de la noche extinta, y con la gracia de una moza encinta da a luz al río sobre el nuevo prado. Clava los ojos donde el día empieza y los ojos transforman la belleza en el himno del surco y el arado.
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VACÍO El silencio es un hueco moribundo. Sobre cuyos brocales, ¿quién solloza? Charco de soledad donde se empoza la corriente de un río nauseabundo. No es ancho, ni sereno, ni profundo, pero en él se sumerge la voz moza de la joven conciencia que retoza y se burla del bien de todo el mundo. Este hueco, este charco, como mancha se hace dueño del tiempo, si se ensancha o busca un eco desde el pétreo fondo. Este silencio, cada vez más parco, traza las rutas de un inmenso barco por su espacio minúsculo y redondo. PUENTE Si supiese el instante lo que ansía su majestad el corazón, le diera el dulce canto del jardín. Hiciera centenares de ríos. Les pondría –inventados de nueva fantasía– bajeles de color de primavera, o por un mar azucarado fuera en larga y fascinante travesía. Inventara una forma diferente de juntar las orillas. Ola y puente como mis ayudantes contratara... Nada distante ha de quedar lejano y bajo los dominios de mi mano no habría división que no juntara.
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MENSAJERA Mensajera sutil!: Tu voz es fuente donde el verbo romántico se posa, como una iluminada mariposa en vuelo sideral incandescente. Gota de luz que se volvió torrente a las quejas sublimes de una diosa; acento de una lira cadenciosa en riego musical intermitente. ¡Que delicado este conjunto siento cuando la reina mágica del viento me la viste de lírico atavío...! Para ver el feliz florecimiento de tu huerto bañado de rocío, yo me crezco con ímpetus de río. II DE CUATRO SONETOS OBLIGADOS Sigue del río la corriente suave. Contempla apasionado la grandeza que nos deja, al pasar, naturaleza con el vuelo y el cántico del ave. La Luna, arriba, cual celeste nave, derrama su fulgor, y es una alteza que ha dejado esculpida su belleza en las alturas de la noche grave. Sobre todo el encanto de natura cantaron los poetas sin cultura en verso libre y en renglón rimado. Porque para cantarle al mundo bello nunca el poeta se valió del sello de un idioma castizo y estudiado
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GRACIA PLENA Prendida de sublimes llamaradas ardió su vida en voluptuosas horas, como si hubiera en un jardín de auroras recogido las ígneas pinceladas. Nos dice de las cosas elevadas que laten en las almas soñadoras. que han abierto con manos seductoras las puertas de las nuevas alboradas. Conoce el río que creció la lluvia; gusta del monte que aparece altivo; sabe del sol de la sonrisa rubia... Aprendió con el canto y con la queja la búsqueda de un sueño fugitivo que está cercano cuando más se aleja. EL TAJO El alma tuve como un río seco con un piso de piedras por debajo. El pecho daba la visión de un hueco de donde un árbol se salió de cuajo. Marchéme a España, y en España un eco de cadenciosa elevación me atrajo: Sentí que el brazo colosal del Greco pintaba un río del color del Tajo. Entró en mis venas desbordado un río: el río musical de aquel terruño se hermanó con amor al tajo mío. Ya no queda del hueco ni un rasguño. Ahora canto y escribo a mi albedrío como si el Tajo me pulsara el puño.
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NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA
Ya veo su pesar, amigo hermano, pero por esa misma triste edad de los tiempos, en una oscuridad se agotaba mi pueblo... ¡mi lejano, pueblo sin luz!, y vino un ser de mano bondadosa y de ingente voluntad poniendo en tierra la electricidad, dando a raudales su calor humano. Cada cual agradece a su manera la ayuda que recibe... Yo le diera, la base del más alto monumento. ¿Entiende amigo-hermano, la razón por qué este cauce de mi corazón se vuelve un río de agradecimiento? LA CRUZ La gente noble y la indigna la abraza del mismo modo; unos por buscarle el lodo; otros la quieren por digna. No todo el que se persigna se puede limpiar de todo, como no limpia el recodo. de un río, el agua maligna. Para Jesús en la cruz no había ni paz ni luz. Pero ignoraba el novicio Que en la cruz ––objeto falso–– iba a encontrar el cadalso de su propio sacrificio.
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LOS POETAS Y LOS RÍOS I Los poetas se hermanan a los ríos dándoles tratamientos de los dioses igual en bienvenidas que en adioses nos hermanamos a sus extravíos. Vamos con sus corrientes por bajíos, ribazos y cunetas, y en desgloses frente a sus cámaras hacemos poses con un fondo de verdes lomeríos. No conozco poeta que no haya cantado por su río junto al valle aunque resida por distante playa. Unos al Mayabeque; al Yumurí otros...Y yo concluyo tal detalle ¡donde mi río se desborda en mí! II Yazgo tranquilamente en mi tugurio en la alta noche. Por el cielo riela un cirio blanco que en su faz revela algún pasado de un fatal augurio. El río, con sus voces, su murmurio, de inmenso anochecido centinela, no es pájaro celeste y casi vuela a las alturas que le da el mercurio. ¡Ah, los ríos!: las venas terrenales, ¡qué fueran los ardientes arenales sin sus aguas venidas de la lluvia! Magia pluviosa de serenos cauces. ¡Ah!, pero son devoradoras fauces cuando en la tierra, sin cesar, diluvia.
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PINAR DEL RÍO EL PRIMO CELEDONIO El sol baja a los portales
El sol baja a los portales de los antiguos bohíos cuando la sed de los ríos grita en los caminos reales. Arde la tarde en Viñales y entre lomas y bajíos incendia los vegueríos con sal de sus litorales. En los labios de un sitiero aclara la noche oscura el cocuyo de un veguero. El Cuyaguateje deja su lágrima de amargura y en el bajío y se aleja. EL PRIMO CELEDONIO Pronto cumplirá cien años y aún tiene rostro de niño; se diría que de armiño viste los días huraños. Ni penas ni desengaños, ni mal gesto ni mal guiño le estrujaron su cariño hasta para los extraños. Cuando llegaba al bohío pobre, donde yo vivía, me lo imaginaba un río desbordado de rumores que en su corriente traía aguas de orillas mejores.
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EL VALLE Un romántico detalle de pintores y de estetas; zagala que los poetas aprisionan por el talle. Plano de una verde calle diseñada entre mesetas: Dicho con palabras netas esto viene a ser un valle. Luego se le añade un río, un pinar, un veguerío, un huerto de fruta y flor, música, ternura, pan…, un poco de Eva y de Adán, ¡y está completo el amor! EL CARACOL Por ríos, mares y arenas carga con su carapacho, en un camino borracho de rumorosas verbenas. Desde el Abra las sirenas del marinero poblacho ven pasar este muchacho bajo las tardes de Atenas. Al moverse su alabastro deja atrás un bello rastro que relumbra con el sol. Y a la orilla de la sombra la natura es una alfombra que se tiende al caracol.
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EL ARADO Lápiz que escribe en la tierra con letras de surco abierto, para hacer un rico huerto desde el río hasta la sierra. La planta surge y encierra vida en el paraje muerto cuando su gañán experto a la manija se aferra. Tiran del mismo los bueyes que por entre babineyes son cual humano motor, cuyo noble mecanismo se alimenta de lo mismo que nutre al agricultor. EL POLÍTICO CRIOLLO En el año de elecciones nos venían a ofrecer cosas que no iban hacer por diferentes razones. Traían los muy bribones con ellos hijos, mujer… para hacerlos parecer como dignos santurrones. Un político eminente visitó un pueblo sin río y propuso hacer un puente. La muchedumbre gritó: «aquí no hay río, mi tío»: ¡Y un río le prometió!
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EL POTRO Por la ruta azafranada que va de la choza al río marcha con sereno brío mi potro de crin airada. La montura embetunada relumbra al sol del estío. Al verme en el potro mío se enfiesta la guajirada. El penúltimo chubasco deshollinó la tranquera y la limpió de peñasco. En el barro y dondequiera queda la marca del casco como impronta de una era. EL ARROYUELO Corre al pie de la meseta donde allana la llanura, pero sin mucha premura porque no busca una meta. Se desliza como veta surtidora de agua pura que baja de la espesura donde el surtidor vejeta. Simplemente se vacía sin apuros. En su andar es el río quien envía, o se pone a transportar sus aguas hasta la ría, donde se origina el mar.
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SEGUNDA PARTE: OTROS PMOETAS
Carlos Manuel de Céspedes, Juan C. Nápoles Fajardo Alfonso Larrahona Kästen, Isabel Díez Serrano, María Jesús Lozano Cáceres Brígido Redondo Raúl García Huerta Rodrigo Pesántez Rudas Julio Estorino Rosamarina García Munive Adalberto Hechavarría Alonso Herminia D. Ibaceta Miguel González Roberto Escobar Sanín Eva Falótico Mercedes Alario Marta de Arévalo Ángeles Amber Alfonsina Storni Delmira Agustini Gladys María Pratz Odalys Leyva Rosabal Federico García Lorca Norma Suiffet Carlos Benitez Villodres César Augusto de León Morales Rodolfo V. Leiro José Luis Mejía Serafina Núñez Germán Pardo García Jesús Álvarez Pedraza Guillermo Gómez Brenes, Orlando Tijerino M Carmen Garbarino Luis Beltrán Guerrero Leonora Acuña de Marmolejo Oscar Pérez Moro José Ángel Buesa Nicolás del Hierro Arístidis Sosa de Quesada Francisco Álvarez Hidalgo Dionisio Aymara José Manuel Solá Alberto Baeza Flores Dulce María Loynaz Jorge Rojas Ramón Mayorga RivasJ José Asunción Silva Pedro Soto de Rojas Miguel Galliano Cancio José Oxholm Hortensia Munilla Tauler Virgilio Dávila Manuel de la Puebla Enrique González Martínez Manuel Machado Antonio Machado Abel Martín Agustín García Alonso Fancisco Hurtado MendozaMendoza Gabriela Mistral
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Esther Trujillo García Margarita Ojeda García Efraín Riverón Argüelles
Celestino García Eliodoro C. Celestrín Rafael Rubiera Manuel Navarro Luna José M. Henríquez Osvaldo Cámara Francisco Pereira Luis Ángel Casas Jesús Orta Ruiz Gaspar Núñez de Arce Norman Rodríguez Francisco Riverón Mario Rodríguez Germán Henríquez Ernesto R. del Valle Andrés de Piedra Bueno Gloria Vega de Alba Jorge Vocos Lescan Jaime Barba Daniel Gutiérrez Pedreiro Pablo Neruda Beatriz Pérez Deidda Lilian Viacava José Calleira Hilarión Cabrisas Manuel Mejía Sánchez Cambronero Alfonso Camín Lorenzo Suárez Crespo Eliana Godoy Godoy José M. Alonso García Enrique Noboa Arizaga Juan Ramón Jiménez Blas Otero Jorge Luis Borges Guillermo Escamilla de León Lucrecio Pérez Blanco Reyna Miers Pura del Prado Ángeles Caiñas Ponzoa Olga Ortega Charles Luis Marré Crstina Lacasa Francico de Oraá Guadalupe Trullén Rita Geada José Jacinto Milanés Juana Borrero Guarina R. de González Modesto L. San Gil Henríquez Rogelio de la Torre César Vallejo Pedro S. Callicó Sosa José Martí Pérez Agustina Fernández de Soler Ernesto Carmenate
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AL CAUTO Naces, ¡oh, Cauto!, en empinadas lomas; bello, desciendes por el valle ufano; saltas y bulles, juguetón, lozano, peinando lirios y regando aromas. Luego, el arranque fervoroso domas, y, hondo, lento, callado, por el llano te vas a sumergir en el Océano; tu nombre pierdes y sus aguas tomas. Así es el hombre. Entre caricias nace; risueño, el mundo al goce le convida; todo es amor, y movimiento y vida. Mas el tiempo sus ímpetus deshace, y, grave, serio, silencioso, umbrío, baja y se esconde en el sepulcro frío. Carlos Manuel de Céspedes, ( ) Palma Soriano, 1852 De “El Padre de la Patria Cubana” Sus Apóstoles Por Fredo Arias de la Canal A ELLA, es que uno de ellos es apócrifo. Como el lirio gentil que al pie del río brota fragante en la tendida rama y del agua que corre y se derrama oye el lánguido y dulce murmurio; como luce bañado del rocío del sol de Cuba a la naciente llama, y al apacible céfiro embalsama en las bellas mañanas del estío; así en mi pecho que por ti palpita, nació una flor de dúlcida fragancia que la vejez del tiempo no marchita; dichosa tu que en tu apacible infancia brotar hiciste con pasión bendita la inmaculada flor de mi constancia. (Agosto 27 de 1856) Juan Nápoles Fajardo, Cucalambé, cubano (
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DEL DIARIO DE LA CIUDAD DE TOLEDO (7 de setiembre de 1519)
(7 de setiembre de 1519) A Juan Antonio Villacañas Ardo, piedra y campanas, sobre el río cuando sus aguas lame el sol poniente (el Greco así ha de verlo). Por la puente pasa un moro, que mi último judío del Tránsito ya lustros es ausente, En mi Alcázar tirito; siento frío, el verano concluye. Cómo es mío este viento sutil, este relente! Domingo de setiembre: dicen Misa en el Altar Mayor. Y a la precisa hora que –tras dosel de seda y raso – desciende Dios al cáliz de oro puro, ebrio de juventud y de futuro, me llevan desterrado a Garcilaso. Juan Ruiz de Torres, español De su libro Reflejos, Antología Consultada y Comentada (1986) TE PRODIGAS Con que gozosa gracia te prodigas, No hay nada que no emane de tu aliento; Y hasta las aves, por encantamiento, Se posan en tus hombros como amigas. No conoces desmayos ni fatigas: Un fuego inextinguible es tu elemento; Caminas silenciosa como el viento Sobre el áureo esplendor de las espigas. Eres la claridad de la mañana, El espeso dulzor de la manzana, La celeste fragancia del rocío. En la senda, nostálgica, nos guías. Haces grandes las noches y los días. Y eres clara y profunda como un río. Antonio Romero Márquez, español De su libro Málaga clara y otros poemas
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LOS POETAS Y LOS RÍOS Al GUADALQUIVIR (río que me vio nacer) Llegué a Sevilla y al Guadalquivir, un río caudaloso y gran barquero; enamora al de allá y al extranjero donde me destinaron a vivir. De vez en cuando mi deseo es ir, ver sus ondas, orillas, su lucero, su gran torre del oro, su portero y ver su faro antes de morir. Quisiera descansar entre sus algas, sus aguas, en el fondo reposando mis cenizas, abandonado el humo. Porque pienso que, valgas lo que valgas si en este mundo tú has vivido amando de las llamas te salvas: ¡lo presumo! Isabel Diez Serrano, España «Mi Pozo»: Del Poemario «País Ausente» En «Navegante del Viento» «Restará de quien soy tan sólo un pozo, no muy profundo, pero sí sombrío; porque quise ser árbol o ser río y no pude salvarme del destrozo. todo lo que perdí me brindó gozo; todo lo que gané me daba frío; fui durante la vida un gran vacío, una grande oquedad puro sollozo. En mis aguas moraban las estrellas cuando el sol se marchaba, sólo ellas conocían mi incendio de ansiedades, la mirada interior que poseía, a saya de dolor con que investía mi pozo desbordado en soledades.» Alfonso Larrahona Kästen, poeta chileno (1931
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DONDE DECLARO QUE ME AMO
Amo este barro mío que estremece lo que fui, lo que soy y lo que he sido, amo lo que viví de lo vivido, todo lo que en él fui y en el fenece. iCómo no te he de amar, si estremecido contigo conquisté lo que enternece y en ti se enterneció lo que padece de lo que ya viví, por padecido! Te amo y te bendigo cuerpo mío, que por vivir contigo de tal suerte, lo que bebí en el fuego o en el trío lo doy por bien vivido y por tenerte voy en tu amor y en ti, como en el río que nos conduce, juntos, a la muerte, Brígido Redondo, mejicano Del libro La luz usada El Río Es la sangre que brota de la Tierra cual saltarinas aguas de sus ríos; mas arrastra a su paso viejos bríos del arroyuelo que a la mar se aferra. Su cauce a veces filtra y se soterra; son Ojos del Guadiana en desafíos; que ocultan entre juncos amoríos en sus márgenes secos por la guerra. Puedes ahogar las penas de la vida si germina el romance en la laguna al dejar la serpiente su mordida. Bacanal alumbrada por la luna con la pauta ancestral más atrevida de su corriente al mar, vía oportuna. María Jesús Lozano Cáceres, Gran Canaria
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UN SIGLO DESPUÉS ¡Qué ganas tengo que cien años vuelen para esfumar todo recuerdo mío abandonado a orillas de este río con su caudal de penas que me duelen! Donde olvidé que los jacintos huelen y el cauce supe medir hondo y frío. En sus riberas amanso mi brío como los años dominarlo suelen. Yo necesito generar olvido, garantizarme con la paz, futuro, borrar mi rastro por haber vivido. Este camino ha sido largo y duro. Para aliviarme el corazón herido quisiera un siglo de silencio oscuro. Raúl García Huerta, cubano De su libro Los versos de Raul García Huerta III de TRES INSTANTES DE UNA ELEGÍA ETERNA Tierra que un día levantaste el vuelo para inebriarte de tesoros tantos, ¿por qué a la tierra devolviste encantos si aún en su risa sonreía el cielo? ¿Por qué arrancaste su pisada al suelo, por qué la sombra y en los ojos llantos? La lámpara por qué de los quebrantos ¿por qué el nefasto acontecer del duelo? Nunca ella quiso tempranera el río que nunca vuelve en su correr vacío por esa orilla de las lilas yertas. Nunca y de pronto y sin respuesta alguna, Alguien que quiso encorpiñar la luna Ie abrió el espacio y Ie tendio las puertas. Rodrigo Pesantez Rodas, ecuatoriano Del libro El espantajo y el río
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SERENAMENTE Tú vendrás mordisqueada de tristura implorando que llene tu vacío, vendrás como un torrente, como un río, queriendo desaguar en mi cintura, Yo he de estar esperando por tu llanto con mis besos vestidos de pañuelo, con mi cariño dibujando un cielo bajo el cual se arrebuje tu quebranto; Marcharemos los dos, juntas las manos, sin prisa alguna, sin destino fijo, cargando por la vida nuestro alijo de verdades simples y deseos llanos. Hasta un día llegar, alta la frente, a la puerta final de mi sendero, para allí repetirte que te quiero y en tus brazos quedar... serenamente. Julio Estorino, cubano De su libro Patria y pasión DESDE LA FRONDA DEL ESPACIO MÍO En la espesura cenital del frío La vida punza, inmensidad desata, su fiera azul en un corcel de plata ijares de marfil, cascos de estío Desde la fronda del espacio mío mi espíritu iracundo me delata como a una flor en estupor sombrio enaltecida sombra me desata. Y en amplitud virtual de catarata se abisman mis rosales por el río urdimbre descamada que nos ata como licor al sueño del rocío, cristal del cielo en simple escalofrío transpiración azul de catarata Rosamarina García Munive, peruana De su cuaderno EPSILON, Frente de Afirmación Hispanista
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LAVANDERAS Se marcharon ayer las lavanderas que golpeaban las ropas en el río, deshaciendo los vidrios de quimeras que después se llevaba el murmurío. ¿Para dónde marcharon, lavanderas que después se llevaba el murmurío? Muy cansadas. Pusieron entre flores a secar contra el viento sus dolores. El sudor en el pelo. --La belleza como signo de luz resplandecía--. iSorprendidas por soles de alegría ya no estrujan con furia la pobreza! Adalberto Hechavarría Alonso, Cubano De su libro Todos los trenes pasan por Omaja TU PAISAJE Con la palma colgada de tu alero viviste en suelo extraño tu paisaje. jCon cuánta dignidad llevaste el traje de cubano, poeta y caballero! Capitán en onírico velero desde la proa comandaste el viaje, buscando entre los surcos del oleaje la tierra donde ancló tu sol primero. Su luz libó la sal de tus pupilas; su sonrisa abrigó tu desvarío en abrazo de pámpanos y lilas, y en la cumbre más alta de un lucero revives tu paisaje en otro río con la palma colgada de tu alero. Herminia D. Ibaceta, cubana De su cuadeno Sonetario cósmico… Frente de Afirmación Hispanista, 2004
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III de Sonetos por tu 21 cumpleaños
A Ofelia Llegué a ti con la risa bajo llave, triste la voz, mi voz petrificada, los labios secos, vieja la mirada, sin luz de astros ni aletear de ave. Viajera del azar, era mi nave una sombra en la sombra sepultada, siempre con pretensiones de alborada, hecho el timón a la marina clave. Y hallé tu puerto: irisación de ondas, fiesta de sol, serenidad de frondas retomo de extraviados bergantines. Río mirando al mar, sonoro río que corre por tu valle y por el mío en éxodo de lunas y jardines. Miguel González, cubano ( ) De su libro Don Quijote en América RUBÉN DARÍO No hay quien supere al ínclito Darío genial renovador de poesía. Su numen singular resplandecía cual musical relámpago del río. De ritmo peculiar como el estío un pájaro con vuelo de armonía; como descubridor él le imprimía dominio original a su navío. Se destacó en la prosa cómo el verso, sublime explorador del universo, un adalid del arpa americana. Labró estrofas de lírica belleza; estetas reconocen su riqueza y admiración le dan cada mañana. Roberto Escobar Sanín, colombiano De su libro Espiral del tiempo (sonetario) .
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CORDON Se desliza tu cuerpo largo y fino cuadra a cuadra, custodio de la acera. Tienes sangre de monte ... de cantera, mas, la eterna quietud es tu destino . Cuántas veces el paso peregrino te rozó. Cuánto invierno y primavera se detuvo en tu piel pétrea y austera sin dejar rastro alguno en tu camino. ¿Qué sería sin ti de nuestras calles ... sin tu abrazo ciñéndose a sus talles con la firme prestancia del porteño? Quizás, tienes cordón, pulso de río, un latido viril, algo bravío que convierte tu transito en un sueño! Eva Falótico Gandolfi, argentina De su libro Cautivo del tiempo I De SONETOS En este templo que a rezar convoca sólo te rezo a ti, a pesar mío, dios inerme de un fresco manantío consagrado en el ara de mi boca. En este templo que tu duelo evoca con su silencio rectoral y umbrío, te conviertes en álveo de ese río que en el mar de mi angustia desemboca. En este templo, donde lentamente el silencio en las bóvedas se instala con un vuelo aromado y trascendente, entre dudas y sombras de la mente mi recuerdo te sigue como un ala a la caza de un sueño evanescente. Mercedes Alario, española De su libro La Sed compartida
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DE: ANTIGUO TIEMPO El Paraná-guazú de dulce oleaje, el tuyú y el caburé de la floresta, vieron crecer en el charrúa, enhiesta orla. de plumas que endiosó el coraje. Tiempos de Tupá y Añag, De arisco puma. De miel de camoatí. De sol salvaje dorando las entrañas del ramaje y el arenal donde cantó la espuma. Rumor de mangangá el vergel indiano. El lirio de la luz, sonido agreste. Grito hosco del chajá. Rugir lejano de jaguar bajo palmas en el este, y un... como andar en los antiguos ríos la alma ignota de los ancestros míos. Marta de Arévalo, uruguaya De su cuaderno Tierra América TOLEDO, VISTO FOR EL GREGO. Toledo es un morisco desafío y le nacen jazmines en la espalda. Se deshilan los flecos de su falda en la hoz afilada de su río. En su zoco un bullir de mujerío; ojos morunos, rosas en el halda... iToletum inmortal, que se respalda en códices de eterno señorío! Su estigma prodigioso marca al Greco y el grito, en su pincel, propaga el eco de la misteriación que el pueblo baña... De la mística llega al aquelarre sin que, por la simbiosis, se desgarre la virginal ternura de su entraña. Angeles Amber, española De su libro Temperatura lírica
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A GREGORIO MORALES Por las calles oscuras de la vida pasa el poder y arde la esperanza. Se oyen gritos de versos. Escindida en cenizas percibo la pujanza de una luz como agua detenida. Palpita La palabra en una danza nueva. Aparece el sol con una herida causada por los hijos de la lanza. Se marcha entre centellas el estío. Un resplandor de siglos -se hace río para llevar al mar a los chacales. Siento como en la fruta siempre hermosa tu voz penetra. Es néctar de esa rosa. que fecunda los cielos inmortales. Carlos Benítez Villodres, español De su libro Siempre en vuelo EN UN CHARCO DE SUEÑOS El muérdago, la salvia, la retama aroman en el campo los senderos. Lava la noche grillos y luceros mientras contra el peñasco el río brama. Sobre el cerro el crepúsculo es la llama que por el llano alumbra a los arrieros, El cencerro va guiando a los corderos hacia el aprisco, hogar que los reclama. Una lechuza grazna en la oscurana. En la distancia un gallo clarinea lejos de la ciudad que es la lejana selva en que la violencia se recrea, Aquí crece la luz de la mañana sobre las alquerías de mi aldea. César Augusto de León Morales, guatemalteco De su cuaderno Las viejas rosas del otoño
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MI LIBRE FANTASM He querido arrojar mi fantasía al azar de sus propias seducciones. soslayando mis viejas convicciones que esbozan o dibujan mi osadía; y en el friso cordial de su albedrío observo que liberta se proyecta y en el giro genial que hace al esteta se ha tendido en las márgenes del río. De improviso se eleva en rizos castos y desmaya después sobre los fastos que congenia con pétalos de trecho. Conforma alguna elipse delirante. y torna con su musa fulgurante a dormirse en el fondo de mi pecho. Rodolfo V. Leiro, argentino De su cuaderno Poemas olvidados 1994. ¿DOS SOLEDADES SON AMOR ACASO? Dos soledades, ¿son amor acaso? Como dos aguas van formando un río, ¿puede un inmenso corazón vacío -- junto al abismo-- ser menos fracaso? ¿Son dos tristezas flor de una alegría? Dos tentaciones, ¿son una virtud ? Una pregunta junto a una inquietud, ¿son --enlazadas -- más sabiduría? ¿Soy menos Isla por beber tus olas? ¿Eres menos naufragio en mis orillas? ¿Esconden infinitas maravillas dos almas juntas pero siempre solas? En la sangrante línea del ocaso somos absurdo y fe --triunfo y fracaso --. José Luis Mejía, Peruano De su libro Sólo sonetos solos
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Montevideo al viento. Crisiales de gaviotas suspirando en la tarde. Abanican palmeras tus espumas de plata. Montevideo al viento, Nuestro Señor te guarde sonriendo al espacio que tus faros retrata. Sobre el Palacio Salvo el ocaso escarlata, en la Gran Avenida, de color hace alarde y en rincones de sueño de las casas relata la historia de los héroes que entre tus piedras arde. Montevideo al viento, eres un sueño mío que estremece sus alas en el temblor de estío entre arrabales lentos de luna solitaria. Y la Gloria de un árbol cubierto de rocío que vuelca madrigales a la vera del río, Montevideo al viento, es tu voz centenaria. Norma Suiffet, Uruguaya + De su libro Horizontes y reflejos DESDE LEJOS En el silencio siento pasar hora tras hora, Como un cortejo lento, acompasado y frío. . . ¡Ah! Cuando tú estas lejos mi vida toda llora Y al rumor de tus pasos hasta en sueños sonrío. Yo sé que volverás, que brillará otra aurora En mi horizonte grave como un ceño sombrío; Revivirá en mis bosques tu gran risa sonora Que los cruzaba alegre como el cristal de un río. Un día, al encontrarnos tristes en el camino Yo puse entre tus manos pálidas mi destino. ¡Y nada de más grande jamás han de ofrecerte! Mi alma es frente a tu alma como el mar frente al cielo: Pasarán entre ellas tal la sombra de un vuelo, La Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte! Delmira Agustini, uruguaya ( ) Ds la Antología Los cálices vacíos Por Fredo Arias de la Canal
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LO INACABABLE (fragmento) No tienes tu la culpa si en tus manos mi amor se deshojó como una rosa: Vendrá la primavera y habrá flores... El tronco seco dará nuevas hojas. Las lágrimas vertidas se harán perlas de un collar nuevo; romperá la sombra un sol precioso que dará a las venas la savia fresca, loca y bullidora. Tú seguirás tu ruta; yo la mía y ambos, libertos, como mariposas perderemos el polen de las alas y hallaremos más polen en la flora. Las palabras se secan como ríos y los besos se secan como rosas pero por cada muerte siete vidas buscan los labios demandando aurora. Alfonsina Storni, Suiza-argentina ( ) De Alfonsina Storni, Antología Por Fredo Arias de la Canal EN LA MUERTE DE JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE ¿Quién dirá que te vio, y en qué momento? ¡Qué dolor de penumbra iluminada! Dos voces suenan: el reloj v el viento mientras flota sin ti la madrugada. Un delirio de nardo ceniciento invade tu cabeza delicada. ¡Hombre! ¡Pasión! ¡Dolor de luz! Memento Vuelve hecho luna y corazón de nada. Vuelve hecho luna: con mi propia mano lanzaré tu manzana sobre el río turbio de rojos peces y verano. Y tú, arriba, en lo alto, verde y frío, ¡olvídame! y olvida el mundo vano, delicado Giocondo, amigo mío. Federico García Lorca, español ( ) De Obras completas. Recopilación de Arturo del Hoyo
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DE ROSAS ORAL-TRAMÁTICAS
La sierpe con la lengua enmaroscada vípera lengua del deseo impío ladina en su placer y en su albedrío en su fuego no mengua y enroscada Es su lucha y deleite una estocada desnuda carne todo el cuerpo en río destilando lascivia el cuerpo frío la lujuria al placer involucrada No puede ser mas fiero ni más cruento ni más audaz más torvo y más lamento escucharte gemir desde tu boca y sentir cómo ardiente se desboca y al contacto del pálpito su aliento clama eternizarse en el momento Gladys María Pratz, peruana De Antología de la rosa oral-traumática Y sensual, por Fredo Arias de la Canal DE ANTOLOGÍA DEL SONETO ORAL-TRAUMÁTICO No puedo ser la paz, yo soy la llama, el grito, el vendaval, la roca ardiente, el puñal aguzado entre la mente, un tsunami de fuego que reclama. Tormentosa de ardides en la cama donde el sol es lenguaje reverente que desangra en mi sed un dios ausente, él de noche con jugos se derrama. Mi amante es ese rey de manso río, se da baños de goce en mi atadura buscando el manantial del desafío. La pasión es el siglo de la cura, el refugia su luz al lado mío como remedio a la mejor tortura. Odalys Leyva Rosabal, cubaba De Antología del soneto oral-traumático… Por Fredo Arias de la Canal
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ROSA DEL VIENTO Surgirá el corazón de su aislamiento. Y ese alto corazón no será mío. Solitaria la sangre, como un río se volverá a su oscuro nacimiento. Limitaré la sombra y el momento de la luz cubrirá tanto vacío. Semejante a los cánticos de estío, la palabra será rosa del viento. Los actos de la fuerza y de la vida, coronaré de paz. Mi planta inerte caminará por fin hacia la ausencia. Descansaré en la calma conseguida, y a los helados bosques de la muerte Irá a esconder su angustia mi presencia. Germán Pardo García, colombiano Colombia 1902-Méjico 1991) E Antología del soneto tanático, homosexual y cósmico… Por Fredo Arias de la Canal II DE AUTORETRATO Oculta credencial forja mi hastío. Este nevado asombro, este constante ir del alba a la noche en un instante siempre máscara, sombra, desafío. Palabras encarcelan mi albedrío, ellas son el preludio, lo constante, ya caricia sutil, ya fiero guante y voy fluyendo como lento río hacia la orilla pura, el pensamiento. Confía alma tu jazmín al viento, la fina nube que te corrobora. Olvido y añoranza va a la vera la mohosa costumbre y esta espera por las perdidas lumbres de mi aurora. Serafina Núñez, cubana ( ) De Antología de la poesía oral traumática y cósmica… Por Fredo Arias de La Caanal
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ILUSIONES AMARILLAS Hicimos el amor en las orillas de las tiernas alfombras de aquél cielo, y en las oscuras aves de tu pelo anduvo mi serpiente tus mejillas. Resbalaba mi boca en las cosquillas de la mojada rosa aquella en celo, y en el perfume antiguo de un pañuelo guardamos ilusiones amarillas. Las olas del placer de tantos viajes cayeron en tus lluvias mas internas, y en el creciente sol de tus paisajes como sediento pez que busca el rio, anoche navegué por el rocío del verano que vive entre tus piernas. Jesús Álvarez Pedraza, cubano A UN RÍO … Claro río germinas en la altura donde el águila otea tu naciente, y es tu abrupto sendero tan pendiente que desciendes rugiendo a la llanura. Al terminar, en ti, su singladura tu vasallo leal, tu fiel afluente deposita su flujo en tu vertiente y a tu cauce engrandece su figura. Te vuelves agresivo, peligroso..., si se arrojan tus aguas en cascada; mas eres con la tierra generoso. Al final de tu vida aventurada, cuando absorba tu masa, el mar celoso cambiará tu alma dulce, por salada. Agustín Delgado, Gran Canaria.
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MI BANDERA !Que hermosa de mi Patria es su bandera! Hoy la tuve abrazada y su hermosura sentí junto a mi pecho. Era tan pura como es su azul y blanco por doquiera. En ella vi su bosque y su pradera, sus lagos y volcanes, la bravura de sus ríos de oro y gran anchura, sus inmensas montañas de madera. y todo el territorio de su escudo, fértil a la semilla y al arado, cubrió mi corazón ancho y desnudo. Entonces yo sentí que se encendía mi corazón patriota, enamorado de la bandera de la Patria mía. Guillermo Gómez Brenes, EUA-Nicaragua INMÓVIL TIEMPO SILENCIOSO Viendo pasar las aguas desde el puente que sobre el cauce duerme solitario, me voy por las ideas, solidario con la perennidad de lo presente. Y es que el río de ayer, ya es diferente; ya su caudal pasó, y es secundario y absurdo suponer que este precario cuenco ha de recoger lo que está ausente. Este soy yo; y estoy en el abismo de no saber si el cambio de las cosas me hace otro yo... o sigo siendo el mismo... !Oh , desfile de ideas misteriosas! Fui ayer... Seré mañana?... Cruel mutismo en un extraño amanecer de rosas... Orlando Tijerino M., Nicaragua
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TENSO EN LA SOMBRA ( Soneto que lleva, par titulo el del libro cuyo autor se ensalza). Labró el amor un ventanal de oro. Y flota del confuso vocerío, Gota de luz en el turbión del río, Tu voz distinta del flamíneo coro. Yo la vi reposar en el sonoro Plinto del bosque, ajena al murmurío, Herida por el viento y por el frío, Haciendo del dolor mortal tesoro. Amparada de Dios en el espanto, La soledad, de númenes se puebla: Pudo cambiar en lumbre la tiniebla. Y la zozobra en la piedad del canto. ¡Un milagro del tiempo es esta hora Que a Rodolfo Moleiro condecora! Luis Beltrán Guerrero, venezolano, ( ) De su libro Primera navegación, Caracas 1975 II de Vislumbrando esplendor De pactos que en secreto se han firmado no hay testigos y, solo es compartir los senderos que llevan a intuir ese río de luz deshabitado. No hay forma de eludir lo concertado, simplemente tenderse a descubrir la desnudez del alma y percibir del alba el resplandor purificado. Siempre habrá un porqué cercano al mito, vestiduras de signos y ecuaciones del misterio que encierra el infinito, Limitada verdad sin concesiones; y el resto, en el arcano estará escrito. Lo sellaron con rayos y escorpiones Carmen Garbarino, Argentina De su libro Sombra, Luz y Eternidad
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¡Oh Colombia, Colombia la amada patria mía!;
SONETO A COLOMBIA ¡Oh Colombia, Colombia la amada patria mía!; tras de seis largos lustros de estar lejos de ti, mi corazón palpita con loco frenesí al recordarte, y siento por tu ausencia, agonía. Se muy bien que NATURA omnipresente es, mas yo pienso que sólo allá están sus entrañas en sus ríos rumorosos, sus valles y montanas, y en la tierra que nutre el fúnebre ciprés que da sombra a la tumba donde mi madre espera inerte, que yo vuelva a visitar su fosa, bajo el cielo añorado, y le lleve una rosa. ¡Oh Colombia, en mi alma, aún duerme tu bandera incólume, y la lira de tus bardos resuena en mi ser, donde tu eres una blanca azucena! Leonora Acuña de Marmolejo, colombiana De su libro Baraja de poemas TODO SE ACABA Todo muere, la muerte no perdona, es triste esa palabra pero es lo natural, un día, con nosotros. será su cruel designio y todo acabará. Es cierto, todo muere, la miel de una sonrisa y el beso quo se da, la corriente del río, las flores del jardín la ilusión y el afán. Todo deja de ser, somos aves de paso, no de perpetuidad, hasta el anhelo mismo, de perpetuar la vida. en mi se ha muerto ya. La muerte es un sueño sin sueño es un feroz impacto, yo no se si tatal, aunque es indiscutible quo el hombre sólo muere cuando deja de amar. Oscar Pérez Moro, cubano, murió en Miami, 1996 De su libro Ríos y palmas
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POEMA DEL RÍO Únicamente el rio conoce tu secreto, ese secreto tuyo...que es un secreto mío. El rio es como un hombre de corazón inquieto pero el amor se aleja como el agua del rio. Únicamente el rio nos vio por la vereda y el rumor de sus aguas era como un reproche. Tu piel era mas blanca bajo la negra seda como el deslumbramiento de la nieve en la noche. No importa que huya el como un amor de un día mi amor, igual que río, se quedará aunque huya. Únicamente el río supo que fuiste mía Para que mi alma fuera profundamente tuya. El río es como un viaje para el sueño del hombre, y el hombre es, como el río, un gran dolor en viaje. Únicamente el río te oyó decir mi nombre, cuando las hojas secas decoraron tu traje. Si El rio es como un hombre de corazón inquieto que va encendiendo hogueras y se muere de frio, Únicamente el río conoce tu secreto. ¡Únicamente el río...! José Ángel Buesa, (Cuba 1910-Santo Domingo, República Dominicana, 1982) Del libro Oasis VESPERTINO EN LA YEDRA Refleja el sol su luz desde la altura y es más de plata el río, más brillante. Se hace La Yedra aquí y en este instante un fanal de armoniosa singladura. Tremola, reverbera en su hermosura de linfática piel la impresionante mole de la montaña que, arrogante, se baña en el cristal de su tersura. Viaja la tarde a lomos del bisonte que culmina la Sierra de la Umbría. Se recorta en su marco el horizonte. Horaciana y bucólica armonía para un concierto de agua que en el monte la Tabla estrena en el perfil del día. Nicolás del Hierro (Español) De su libro "POESÍA PARA SALVAR RÍOS"
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MI PATRIA Mi Patria es la sombra de viejos recuerdos de infancia: Pupitre en mi escuela y el viento zumbando en las cañas. Mi Patria es el parque en mi pueblo y el patio en mi casa; es cielo y es árbol y es río y es valle y montaña. Mi Patria es presencia de sueños y de ansias... Es madre y es novia que esperan; y es verso y es nido y es ala. Raíz que penetra telúricamente en el alma. Arístidis Sosa de Quesada, cubano + Del cuaderno Cuarenta y más cuasi sonetos TARDANZA Lenta sin ti es la noche, el duelo es largo, dilatada la espera, el beso frío, oscura el alma está, el tiempo vacío, y el paladar lleva un sabor amargo. Al margen del descanso, sin embargo, fugitive va el sueño, como un río que se queda y se va, con el desvío que apenas rinde incómodo letargo. Y los minutos, y las horas luego, me cercan, y me roban el sosiego, proyectando tu imagen pertinaces. ¿Donde estás, que no acudes a la cita? Mi voz te nombra, mi recuerdo grita, mi cuerpo entero espera que le abraces Francisco Álvarez Hidalgo, (España 1935-EUA, 2014) De su libro Voces al viento
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1. Con la palabra ausente de la mano trazo silencios largos como ríos parto mi pan comulgo mariposas de tu voz a mi boca compañera con el canto de amor que no cantamos con el grito de amor del alma en vilo por sonar y sonar y sentir miedo de las horas que esperan allá afuera con el desasosiego y estas cosas que queremos decir y nos prohíben con la angustia y la rosa y la esperanza con mi boca en la aurora de tus senos voy de la lluvia al mar con la neblina voy del silencio al llanto y a la vida voy a decir las cosas esenciales del amor y la muerte compañera... José Manuel Solá, Puerto Rico, 1944 De su libro Incandescentes pájaros del alba NOCTURNO Oye su cuerpo, amor, su cuerpo mío, noche y ola, cantar bajo mi tacto Oye su cuerpo interminable, intacto, hecho de musgo suave y de rocío. Oye bajo su piel dorado el río ávido del deseo. El puro acto de contemplar su cuerpo tibio, exacto, ciega todo terreno poderío. Miro su cuerpo. Huye. Reaparece. Nace en el aire. Entre las hojas crece. En largas ondas llega hasta mi mano. Oye su cuerpo, amor, su melodía. Arena y ola. Beso y agonía. Cruza el deseo, amor. hacia el verano. Dionisio Aymara, venezolano. ( ) De su libro Todo lo iracundo (Sonetos)
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CADA DÍA QUE VIVO MURIENDO DE MI VIDA
Cada día que vivo muriendo de mi vida bebo en mi interior hombre de mi nacer más tierno. De la noche me queda una estrella encendida y el rumor de la lluvia me basta del invierno. Llevo la muerte mía nutriendo mi persona, duermo con ella en fe y quiero de su vida. Por mis pies un otoño el alma me sazona y vaga con sus ojas al alma conmovida. Tenga mi vida al fin mi muerte propia y sola descansando su amor en mi alma como un río, pues mi muerte a mi vida viviendo no perdona. Que con mis manos beba de su agua en esa zona donde en amor no existe lo suyo ni lo mío porque ambas ––vida y muerte–– son la misma persona. Alberto Baeza Flores, chileno ( ) De su libro El mundo como reino SONETO Quiere el amor feliz, el que se posa poco, arrancar un verso al alma oscura. ¿Cuándo la miel necesitó dulzura? ¿Quién esencia de pomo echa en la rosa? Quédese en hojarasca temblorosa lo que no pudo ser fruta madura. No se rima la dicha, se asegura (desnuda de palabras), se reposa. Si el verso es sombra ¿qué hace con el mío la luz? Si es luz, ¿la luz por qué lo extraña? ¡Quién besar puede, bese y deje el frío símbolo, el beso escrito!. . . ¡En la maraña del mapa no está el agua azul del río, ni se apoya en su nombre la montaña! Dulce María Loynaz, cubana ( ) De Antología del Soneto Hispanoamericano
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VENUS PUDICAS El agua en el estanque esta dormida y la coronan petalos de rosa. a la indecisa claridad hermosa de una aurora triunfal que vierte vida. Se dejó para el baño prevenida, límpida, enflorada y olorosa. y ya llega la niña pudorosa al borde del estanque, desvestida. Toca la linfa con el pie, y al frío beso que siente. a echarse no se atreve; mas al mirar en el boscaje umbrío que la contempla un cazador aleve, de pronto entrega al estancado río su cuerpo virginal de rosa y nieve Ramon Mayorga Rivas, nicaragüense ( ) De Antología del Soneto Hispanoamericano ROSA DE AGUA Aquí quedo la forma de tu huida. Como la flor tronchada, en el vacío queda erguida en perfume, el canto mío te levanta en el aire florecida. El tallo de mi voz tiene tu vida en su rama invisible, como un río levísimo de llanto o de rocío, la más lejana estrella sostenida. Como el mar que sa va, queda evidente en el empuje manso de la ola dibujada en la arena, dulcemente, te me vas y te quedas -forma sola de tu no ser- presente en mi presente como erguida en perfume la corola. Jorge Rojas, colombiano, ( ) De Antología del Soneto Hispanoamericano
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PAISAJE TROPICAL Magia adormecedora vierte el río en la calma monótona del viaje cuando borra lo lejos del paisaje la sombra quo se extiende en. el vacío. Oculta en sus negruras al bohío la maraña tupida, y el follaje semeja los calados de un encaje, al caer del crepúsculp sombrío. Venus se enciende en el espacio puro La corriente dormida. una piragua rompe en su viaje rápido y seguro, Y con sus nubes el Poniente fragua otro cielo rosado y verdeoscuro en los espejos húmedos del agua. José Asunción Silva, colombiano, ( ) De Antología del Soneto Hispanoamericano Borde el Dauro gentil su margen de oro sobre tapetes de esmeralda hermosa, y matutina, deshojada rosa en él disipe intacto su tesoro; las bellas ninfas, olvidando el coro, en profusión de flores olorosa, imiten divertidas a la diosa que presta a mayo su primer decoro; para que Fenix con altivo orgullo favorecida pise arroyo y prado: mas si le da como el amor desvío, ni deshoje la rosa su capullo; ni de Flora las ninfas sean traslado; ni de oro el margen suyo borde el río. Pedro Soto de Rojas, español. ( ) De Antología del Soneto Hispanoamericano
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A UN RÍO ¡Qué inmenso es tu poder, inquieto río! A veces te deslizas con ternura, y otros corres con ímpetu y bravura, ,indómito y veloz, a tu albedrío. ¡Y cuántas veces libre del sombrío cauce, que guarda tu corriente pura, te contemplé por la feraz llanura limpio, apacible, indiferente y frío! Cuando tu furia su corcel desata, cual una. sierpe de bruñida plata entre la selva virginal te pierdes. Y, copiando en tu linfa lo creado, pareces nuevo César, coronado con cien coronas de ramajes verdes. Miguel Galiano Cancio, cubano ( ) De antología de Poetas Jóvenes cubanos MILAGRO Hinchada yugular la de tu río… Legendarias arterias, voladora corriente balbuciente cantadora, creces como la fe. Tu canto pío, preces y adoración. Por baldío campo de soledad va tu sonora agua de comunión. Bien decidora catarata en el medio del estío. Como un nuevo Jordán lavas el alma. Aguas de comunión… (Lejos la palma. ¿Dónde quedó la sombra del camino?) Para sangre en los tiempos de conquista. Relámpago cegante, ante la vista, milagro de agua vueltas vino. José M. Oxholm, puertorriqueño, ( ) De su libro Estreno de Inocencia
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EL BOHÍO Al pie de la montaña junto al río, que le manda sus cantos en la brisa, de un platanar en medio, se divisa el muy humilde y rústico bohío. Es como el nido del ramaje umbrío por su estructura débil y pajiza la fe, la dulce paz la sana brisa tienen allí su asiento y poderío. Dime un tiempo la visión galana de tres mozas que al pie de la ventana lucían con sus garbos y primores, y en la gloria del sol que suave ardía el mísero casucho se veía como una cesta rebosando flores. Virgilio Dávila, puertorriqueño, ( ) Del libro Aromas de mi terruño ¡ ME INCLINO ANTE EL AMOR! Me inclino con respeto ante el amor porque sólo él encierra el poderío de disipar las noches del hastío y de borrar del alma el sinsabor. Él brinda con deleite tal calor que descongela para siempre el frío que adormece el corazón, cual río nos corre por las venas, seductor. Me postro ante el poder indestructible que mueve con su fuerza el mundo entero y lo hace transitar por un sendero sembrado con la flor de la Esperanza. ¡El Amor hace al hombre indestructible pues con él de la mano todo alcanza! Hortensia Munilla Tauler, cubana De su libro Pétalos
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RÍO COROZAL Bajas entre las peñas con galope sonante como el caballo de Don Juan Antonio, bebiendo la distancia hasta la costura de la tierra y el mar. A veces te deslizas como el perro que ha perdido a su amo y rastrea sus huellas en la historia --el hocico pegado a la piel joven de la tierra indígena--, seguro, zigzagueante, hasta la costura de la tierra y el mar… ¿De dónde esa ansiedad andante del camino (ser camino) sin olvidar la cuna, lo durable? Tu nacer y correr no es una fuga hacia la muerte y el olvido como la de otros ríos: tu corriente arrastra una leyenda ensangrentada. Manuel de la Puebla, español de su libro Por la ruta de los pájaros A ZORRILLA Si fue Zorrlla sonoroso río viento en la fronda y en el mar, fecundo campo, monte selvático y bravío, torrente, en fin, magnífico y profundo… Decid que fue también agua y vislumbre, temblor de luna en misterioso lago, secreto dulce, tierna mansedumbre, fino matiz, presentimiento vago. Y añadid que su lira prodigios, de son que el tiempo ni el olvido empaña, en los trofeos del Parnaso brilla la más alta, inefable y gloriosa. Joya de luz fundida, ¡Como España!, en el crisol ardiente de Castilla. Manuel Machado, español, ( ) De Obras completas de Manuel y Antonio Machado
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PRIMAVERAL Nubes, sol, prado verde y caserío en la loma, revueltos. Primavera puso en el aire de este campo frío la gracia de sus chopos de ribera. los caminos del valle van al río y allí, junto del agua, amor espera. ¿Por ti se ha puesto el campo ese atavío de joven, oh invisible compañera? ¿Y ese perfume del habar al viento? ¿Y esa primera blanca margarita?... ¿Tú me acompañas? En mi mano siento doble latido; el corazón me grita, que en las sienes me asorda el pensamiento: eres tú quien florece y resucita. Abel Martín, español, ( ) De Antología Obras completas de Manuel y Antonio Machado JORDÁN Corrió desde el pasado hasta mis ojos lloro en silencio de pecado antiguo. Un hilo de Jordán lavó mi culpa; los turbios años se quedaron limpios. Baño lustral reconstruyó inocencias En la encantada placidez del río, el alma nueva se miró sin mancha como la ebúrnea desnudez de un niño… Cobró su giro de milagro el viento; refloreció de nardos el camino, y por los horizontes de la muerte cruzó el recuerdo “de humildad vestido”. Enrique González Martínez, mexicano, ( )- Del libro Poesía
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VERGÜENZA Si tú me miras yo me vuelvo hermosa como la hierba a que bajó el rocío, y desconocerán mis faz gloriosa las altas cañas cuando baje al río. Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas; ahora que me miraste y me quisiste, me encontré pobre y me palpé desnuda. Ninguna piedra en el camino hallaste más desnuda de luz en la alborada que esta mujer a la que levantase, Porque oíste su canto, la mirada. Yo callaré para que no conozcan Mi dicha los que pasan por el llano, En el fulgor que da mi frente tosca En la tremolación que hay en mi mano. Es noche y baja a la hierba el rocío; Mírame largo y habla con ternura, ¡que ya mañana al descender al río lo que besaste llevará hermosura.. Gabriela Mistral, chilena, ( ) De su libro Antología poética AIROSO AMANECISTE Airoso amaneciste al río alegre que tu ciudad de luz ciñe de palmas; la cintura de espiga y la sonrisa abriendo aros de oro en la mirada. Un incipiente gesto te envolvía en bizarría y sal , juco de gracia y tu gentil cenceño iba sumand0 olivares maduros a su entraña. Así te vio tu río y tu alameda y el duelo de la sangre y de la magia; adolescente impar, ya abre tu mano con tembloroso afán la rosa náutica. Así quedó en el aire estremecida la gracia de tu frene y tu palabra: ¿y es posible que el tiempo haya quebrado definitivamente la medalla que en mi pecho repite aquella imagen, torre y espejo y mies, lumbre del alma. Gloria Vega de Alba, uruguaya, ( ) De Antología Cósmica , por Fredo Arias de la Canal Frente de Afirmación Hispanista
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II DE LA FUENTE DEL RÍO Mientras el río, fiel a su destino, corre dejando todo lo que alcanza y de la muerte, mientras más avanza, más cerca corre y se hace más vecino, allá en la cumbre, pura y en camino siempre de ser más pura en su pujanza, la dulce fuente dulcemente afianza su acontecer que es ser y es cristalino. Si como el río, esclavo en tu corriente, cada vez de la muerte más cercano por los días te miro transcurriendo, allá en la altura, amor, allá en tu fuente, yo sé que sigues siendo soberano, yo sé que sigues sin cesar naciendo. Jorge Vocos Lescan Córdoba, Argentina, ELEVACIÓN Caudaloso silencio, tierra agreste. Rojo sol se despeña en el vacío. Canta a lo lejos la canción del río. Rompe sus diques la mansión celeste. Se destroza la mar en los peñascos. Rumia el viento su cólera salvaje. Se estremece la vida de coraje como un estruendo de veloces cascos. Cae la noche como sombra cruenta. Se revuelve de rabia todo el cielo al golpe colosal de la tormenta… ¡Cosmonauta de mágico deslumbre un águila de luz remonta el vuelo y se aleja del cieno y de la cumbre. Jaime Barba, cubano ( ?) Da su libro Vértigo en las aguas
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TU MANO Como ala que se tiende, en la serena esperanza de hallar el ala amiga y así emprender el vuelo que consiga dar un sentido a la ansiedad terrena; con desmayos de lirio y azucena, poniendo luz en todo cuanto abriga, mi mano, que en ardores se prodiga, a tu ser dulcemente me encadena. Pero hay en medio un río que desliga nuestras riberas, sin saber la pena... Sin duelo por mi mano, tan mendiga de tu mano, tan mía y tan ajena. En tanto el alma, que a soñar obliga, tiende de amor un puente hacia tu arena Beatriz Pérez Deidda, argentina De: LA CONSTANTE LU RÍO DE LOS PÁJAROS PINTADOS ¡Oh río de los pájaros pintados! donde acuden los bardos de mi tierra, cuando llora el amor que les encierra ceibales y laureles ¡Añorados! Los azules sonidos alhajados en el cauce que tu paisaje aferra y en el canto que el ave desentierra ¡Paraísos y palmas... Evocados! La historia de la sangre del poeta se reviste de garzos camalotes ¡Vas en salto hacia el sur como saeta! Río Uruguay que vuelas cual cometa no sé si eres el cielo que en azote eleva en versos… ¡Tu ribera quieta! Lilian Viacava, uruguaya Cercle des Ambassadeurs de la Paix, Francia & Suisse
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RETAGUARDIA NEGRA ;Ah, curva y corazón del Manzanares, ah, tu también, mi acacia madrileña, cerrado al invasor el Guadarrama, conmigo vas por la Castilla en guerra! Garza que el trueno sorprendió en el río, luna entre bayonetas, sobre charcos de sangre putrefacta, vas siguiendo mi sombra guerrillera. Un trueno de odios gachos resquebraja el pulmón de la Meseta y un viento de reptiles, con un chirrido de bisagras viejas, en nuestros pies –los de la España libre como alambres metálicos, se enredan. Dos cuchillos de angustia las gargantas viajeras, vamos de tumbo en tumbo por este pozo de la España negra. jAh, yo miro tu cara de enfurecida nieve de la Sierra, volverse roja, roja como el coraje de la España nueva! Alfonso Camín, español ( ) De Romancero de la Guerra, España, ( ) Edición facsimilar México, 1939, por el Frente de Afirmación Hispanista HUELLAS DE MI CAMINAR 1990 – 2003 II Una lluvia de voces me salpica y me va substrayendo poco a poco, de este mundo que vive medio loco y a diario la violencia se mastica. Encuentro vuestro canto cual botica que cura, con arpegios del barroco; y aunque no son materia, yo los toco y ese dulce tocar me tonifica. Os quiero hacer saber que esta receta es en sus ingredientes tan completa que, es capaz de curar todos los males, Paz son ya vuestras voces hechas ríos que afluyen a otros ricos manantíos con notas de maderas y metales. Manuel Mejía Sánchez Cambronero, Español De su libro Huellas de mi caminar
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ALFONSO CAMÍN Poeta aventurero, de espíritu bravío, indómito y rebele como su tierra astur; la corte en que despliega Camín su señorío no es el Versalles frívolo que amó la Pompadour. Mane virilmente la estrofa con el brío con que cosecha mieses la rústica segur… Cuando la noche vierte su plata sobre el río, Se siente bandolero de estrellas del Azur… La Corte de los Médicis reclama tu figura y él cruza por los mares de la literatura, como un pirata fiero que va en su bergantín… Magnífico en el verso, y osado en la presencia, la Lírica española, como antaña Florencia, tiene un nuevo Cellini: ¡Don Antonio Camín” José Carballeira, Publicado en NORTE No. 137 de 1953 Tomado de la Antología efectuada por Albino Suárez, España MAYO Perfúmanse los altares y florecen los alcores; hay un incendio de flores: florecen los colmenares; florece el agua en los ríos, florece en risa jocunda la primavera, e inunda todo de amor y amoríos. Mayo, galán y lozano trae en su próvida mano su sonoro cuerno de oro. Y al expandir su alegría, vibra la eterna Harmonía de Dios en cálido coro!... Hilarión Cabrisas, cubano, ( ) Tomado de Sed de infinito Obras de Hilarión Cabrisas”
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42 Mi Anónima desnuda de carnes tibias,
mi hembra sin vestido y sin señales, mi mujer libre de sombras, mi ángel de pechos hermosos, pezones de ciruela y durazno, muslos de seda y parafina, nalgas de arena, viento y algodón en llamas, sexo limpio de labios como pétalos de rosa, abierto abismo al cantar del viento manando de las mieles transparentes, la leche perfumada, derramando entre mis dedos los orgasmos del grito corriendo sobre mi abandono como un río de leche y fuego interno abrasando mi cuerpo que es espejo de tu cuerpo, inundando mi cuerpo con las aguas de tu sexo. dejando en mis abismos tus cruces de saliva, la sal de tu sudor, las mieles de tu lengua, las lácteas abejas de tu sexo en éxtasis. Géminis encadenada al cuerpo de i cuerpo, viento boreal en desatadas alas, ángel desnudo de piel alabastrina, venada, yegua, dragona de sexo enllamarado, amada, compañera, hermana, desnuda te sumas a mi desnudez y haces de mí un ángel que canta en los infiernos. Daniel Gutiérrez Pedreiro, mexcano De su libro De amor para la Anónima FÁBULA DE LA SIRENA Y LOS BORRACHOS Todos estos señores estaban dentro cuando ella entró completamente desnuda ellos habían bebido y comenzaron a escupirla ella no entendía nada recién salida del río era una sirena que se había extraviado los insultos corrían sobre su carne lisa la inmundicia cubrió sus pechos de oro ella no sabía llorar por eso no lloraba no sabía vestirse por eso no se vestía la tatuaron con cigarrillos y con corchos quemados y reían hasta caer al suelo de la taberna ella no hablaba porque no sabía hablar sus ojos eran color de amor distante sus brazos construidos de topacios gemelos sus labios se cortaron en la luz del coral y de pronto salió por esa puerta apenas entró al río quedó limpia relució como una piedra blanca en la lluvia y sin mirar atrás nadó de nuevo nadó hacia nunca más hacia morir. Pablo Neruda, chileno ( ) de su libro Extravagario
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SUEÑOS DIALOGADOS (Fragmento)
1 ¡Cómo en el alto llano tu figura se me parece!... Mi palabra evoca el prado verde y la árida llanura, la zarza en flor, la cenicienta roca. Y al recuerdo obediente, negra encina brota en el centro, baja el chopo al río; el pastor va subiendo a la colina; brilla un balcón de la ciudad: el mío, el nuestro. ¿Ves? Hacia Aragón, lejanía, la sierra de Moncayo, blanca y rosa… Mira el incendio de esa nube grana, y aquella estrella en el azul, esposa. Tras el Duero, la loma de Santana se amorata en la tarde silenciosa. Antonio Machado, español, ( ) De Antología Obras completas de Manuel y Antonio Macado MOMENTO FINAL DEL ENCUETRO Yo sé que he de morir y en la partida quizás no se halle nadie en torno mío; mendiga ya el gozoso escalofrío de tu presencia en viático venida. Todo seré como una amanecida o el encuentro del árbol con su río; como rosa en invierno, en puro frío, abriéndose en tu mayo, estremecida. Mayo en el alma, comunión viajera, rebrotando en los huesos primavera sensación de blancura en niñez clara… Eucaristía: juego blanco o esto: jugar al escondes hasta este gesto final de descubrirme cielo y cara. Agustín García Alonso, español, De su libro Germinaciones, 250 sonetos
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LA NOVIA DEL SAN JUAN Como cantan las flores con su rito en los trinos de tantas primaveras, has llegado, Carilda, cual si fueras más que verso y mujer, alondra y mito. El verde de tus ojos, infinito se viste de Pinar y en tus ojeras de líricos fulgores y de esperas hay un halo de luz tierno, exquisito. Como quiebra al silencio la palabra y el rocío ilumina allá en el Abra del Yumurí el amanecer del Pan con sus valles, así, Carilda amiga, desde el río Guamá brota la espiga de una flor a la Novia del San Juan. Lorenzo Suárez Crespo, cubano Con motivo de su visita a Pinar del Río . 20 de febrero 2004. RAIGAMBRES NO EXISTEN Raigambres no existen, todo es frágil quimera, un cristal que se quiebra a la orilla del río. Campanario a la sombra del ir el hastío: Simulacro de luz, cuando noche prospera. No existen las bases para el sol que se espera Ni motivos de risa en inmenso vacío. Palidece la fuerza del rojo atavío, Espejismos desnudan brutal calavera. Raigambres no existen, sólo fronda flotante Con aroma de cosas y giro danzante Floreciendo en las olas visión de vapores Donde nada palpable responde y resiste Cual figura invariable de magnos vales Que eliminan del polvo lo oscuro y lo triste. Eliana Godoy Godoy, chilena, ( ) De su libro Eringue , Sonetos, 1997
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Sintió su corazón ingrato, frío, al notar en los ojos de su amada
A FELIPE GARZA Quien presintió su muerte y donó su corazón a su amada. Sintió su corazón ingrato, frío, al notar en los ojos de su amada un entregarse al vuelo de la nada como flor arrastrada por el río, Y se apuró a llenar aquel vacío de luz que se extinguía en su mirada, por avivar la leve llamarada como un soplo de brisa en pleno estío. ¡”Tómame! ¡No te vayas”! –gritó al punto-- “En tu pecho estaré guardado y junto en simbiosis de amor. No, no te asombres; yo moriré a la vida de tus besos, pero entre tus recuerdos y tu rezos, viviré en la en memoria de los hombres. José M. Alonso García, cubano De Antología poética hispanoamericana Escuela ecléctica PATRIA Al Norte cordillera, al Sur el río, al Este la quimera, y al Oeste el mar territorial donde se acueste en espuma nostálgica el navío. Arriba un techo azul en desvarío: cielo del mundo, capital celeste; un cinturón de estrellas en la veste y un sol equinoccial: ¡todo esto es mío! Patria de los perfiles litorales, hoguera de aborígenes metales, entre rebaños, piedras y palomas; cuando el viento derrumba mi estatura, dejadme, amigos, en la paz oscura en su rosa mineral y sus aromas. Enrique Noboa Arizaga, ecuatoriano, ) De Antología poética hispanoamericana Escuela ecléctica
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LIBERTAD ¿A qué pensarlo más
LIBERTAD ¿A qué pensarlo más? ¡Ciérrate, olvida corazón fiel, tu recordar sombrío? ve al sol poniente, el río, la niebla clara... Toda va de huida... ¡Todo! Y se queda atrás la decaída hora, libre en sí misma, este vacío que tiene la amplitud, ¡corazón mío, de la hora más grande de la vida! ¡Laguna inmensa y llano de dulzura, que te dilatas cuando el alma quiere, pues que ella es orilla tuya y centro! Resignación cuan bella en ti, cuan pura la tarde sola en que lo eterno muera y queda alma en su gloria, lo de adentro. Juan Ramón Jiménez, español ( ) (Sonetos espirituales, ) Del libro Mamá pura LA TIERRA De tierra y mar, de fuego y sombra pura, esta rosa redonda, reclinada en el espacio, rosa volteada por las manos de Dios. ¡Cómo procura sostenernos en pie y en hermosura del cielo abierto! ¡Oh, inmortalizada luz de la muerte hiriendo nuestra nada! La Tierra: girasol, poma madura. Pero viene un mal viento, un golpe frío de las manos de Dios, y nos derriba. Y el hombre, que era un árbol, ya es un río. Un rio echado, sin rumor, vacío, mientras la Tierra sigue a la deriva, ¡oh capitán, mi capitán, Dios mío! Blas de Otero, español, ( ) De Antología poética hispanoamericana
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PARÍS, 1935 La larga postración lo ha acostumbrado a anticipar la muerte. Le daría miedo salir a clamoroso día y andar entre los hombres. Derribado Enrique Heine piensa en aquel río, el tiempo, que lo aleja lentamente de esa larga penumbra y del doliente destino de ser hombre y ser judío. Piensa en las delicadas melodías cuyo instrumento fue, pero bien sabe que el trino no es de árbol ni del ave sino del tiempo y de sus vagos días. No han de salvarte, no, tus ruiseñores, tus noches de oro y tus cantadas flores Jorge Luis Borges, argentino ; ( ) De su libro Obra poética, ) MAGNOLIA Adorable mujer, lucero mío, pedacito de Sol, no me abandones, pues sin ti llegarán los nubarrones de tormenta azotando mi bohío. La tiniebla total, el viento frío, pudieran destruir mis ilusiones. Mas tu alegre juventud, y tus canciones, harán correr mis sueños como un río. Pues tu risa, que alienta la esperanza, ilumina mi ser. Iridiscente, la luz de un nuevo prende el celaje con su viso dorado en lontananza un rostro policromo y esplendente, triunfal retorna de su oscuro viaje Guillermo Escamilla de León, mexicano De su libro Galerías, poemario, 1998
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SI… Si el corazón del árbol fuera mío, si pudiera medirme en su estatura. Si pudiera morirme de ternura por un mundo de sombra y desvarío. Mi trágico sendero es de un río marginado de lodo y espesura. Ya dirán que fui presa en la locura de la vida voraz que desafío. Si el corazón del árbol, la corteza, las ramas secas, la raíz ardiente, no me dieran noción de la belleza, tal vez no me doliera de la gente, que me ofrece el color de la tristeza en su vida vacía, indiferente. Reyna Miers, uruguaya De Antología poética hispanoamericana EL RÍO CEA Ni carrera, ni furia: sosegado ronco rumor de chopos aprisiona, y el agua en fuga y quieta se corona en el salce dormido y columpiado. Sobre la curva líquida, varado, del puente el ojo el agua barbullona amordaza en su espejo y juguetona naipes prende de nieve sobre el prado. Y, sin prisa de abrir otro sendero de lunas aún ignotas suplicante ni el pie del niño hiere lisonjero, que novio de la tierra flagelante, por unir dos deseos, prisionero queda en las norias este río andante. Lucrecio Pérez Blanco, español Del libro Tiempo detenido, editado en Montevideo, Uruguay, 1989
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"DOS DE COPAS" AL REVÉS Dueño total del loco ensueño mío, profecía arriba a mi impotencia, te evaporas así como la esencia, el calor de la llama y el rocío. Osada primavera por mi estío, tímida gracia de insinuar querencia, desapareces como la presencia del ángel, el espíritu y el río. Súbitamente me llego tu acento convidando al amor, poesía a! viento, y como el viento callas de repente. Me quedo aquí de frasco, cirio y rosa. De vidente, de cauce, oído y prosa ya despojada de tu magia ausente. Pura del Prado, cubana, ( ) De Antología de la poesía cósmica de Pura del Prado, del Frente de Afirmación Hispanista PERDIDA Perdida en mis rincones interiores, circundada de noche y de vacío, el grito de mi espíritu sombrío resuena en mis oscuros corredores Espero con agónicos temblores enferma de crepúsculo y de frío, aguas de luz del ignorado río que baña los guijarros y las flores. Aquí. Perdida, desterrada sombra, Sin nombrar el dolor que no se nombra Quiero llegar al alba del futuro Para encontrar mi sangre –voz y lumbre— Y en ausencia total de pesadumbre Eche a volar mi pensamiento puro. Ángeles Caiñas Ponzoa, nació en West Tampa, Fl., hija de cubanos, a los 5 años de edad fue llevada a Cuba. Nota y poema tomados de su libro Desnudez
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Nuestra raza es unidad de muchas otras:
RAZA DE ACERO Nuestra raza es unidad de muchas otras: aleación que resulta más preciosa; porque tiene la altivez de los aztecas y et sensible arrebato texcocano; porque tiene la hidalguía de los hispanos, la bravura indiscutible zapoteca. Son los pueblos cimiento de la historia; tarahumaras y otomíes se asemejan; los mexicas y quiches marchan unidos y españoles dan la mano a los purépechas. México: ¡eres mosaico de sorpresas! Eres mar donde convergen varios ríos, claro sol circundado de planetas; bella estela donde duermen las cultural ¡fértil tierra que prodiga mi! cosechas! Olga Ortega Charles, mexicana De su libro De mis raíces, año 2000 LA ABOLICIÓN DE LAS TINIEBLAS Como un topacio entre guijarros grises una bandeja de fulgor resiste la emboscada de tóxicos enjambres. Anuncia la acrobacia del destello liberador, el horizonte vota la abolición de las tinieblas; todas las flores suenan, manantiales, y el aroma discurre como un río rescatando el agónico latido del planeta. Se atreve el Sol a franquear postigos de hollín, la puesta y punto de los trinos propaga primaveras. Puede el pino ir ganando alguna espina de esperanza frondosa, si en la esfera del hombre, aprendiz de su especie, los fósforos ofician caudalosas hipótesis de vida y el humo del tenebroso es meteoro que se perdió en la selva prehistórica. Cristina Lacasa, española, (1929.) el Libro Antología de la poesía cósmica de Cistina Lacasa, Frente de Afirmación Hispanista
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VIENE Viene desde un crepúsculo con nubes lilas y nubes áureas, deteniéndose al paso del soldado, en el portal junto al trillo del río, y, loca, grita: --Vámonos con el río hasta la costa a aullar en los peñascos. Y se va tras la jaca bermeja del soldado mas derrotado siempre hacia mi pecho. Viene desde el lejano día hasta mí. cada paso suyo siento. Viene llegando siempre desde entonces. Ruda lengua pone en mi pecho y me derriba. su sed me busca el corazón perdido en un agua sin fondo, luna rota bajo un amargo bello, deshilándose en el ojo que dice: --Está lejos. Luis Marré, cubano (1929) De Las palabras son islas, Panorama de la poesía cubana, siglo XX SOL SOLAMENTE (Fragmento 8) Lugar donde se siente el tiempo apenas y es más espacio, cielo sin corriente. Se vuela el agua luminosamente, se flota en luz sin formas, tan ajenas… Quedan abajo, atrás, amor y penas; arriba, afuera, música fluente donde ya ni el estar ni el ser se siente y la mirada mueve alas serenas. Soledad de la luz, piel aparente, infierno deseoso del vacío y su desorden frío y transparente. Cubre la nada –tiempo de este río— a pasitos de son vámonos yendo al silencio total, de nada riendo. Francisco de Oraá, cubano ( ) De su libro Haz una casa para todos
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IMPROVISACIÓN Benigno alumbra el sol: suelto va el río: No falta hoja ni rama al mago airoso: El verde de la mar es más hermoso, Y el azul de los cielos más sombrío. El pie quiere bailar a su albedrío: La mano quiere asir; todo es reposo. La mente fresca. el corazón dichoso: Tal es en Cuba la estación del frío. Monta el guajiro en su retinto bravo, Y alrededor de su potrero gira Por solo andar sin que se canse al cabo. Brama el toro de amor y no de ira, Silba y salta el zorzal, canta el esclavo, y nada apesadumbra y todo admira. José Jacinto Milanés, cubano, ( ) De Invitados de la luz, Editorial Gente Nueva La Habana 1990 CREPUSCULAR Todo es quietud y paz… En la penumbra Se respira el olor de los jazmines, Y, más allá, sobre el cristal del río E escucha el aleteo de los cisnes Que, como grupo de nevadas flores, Resbalan por la tersa superficie. Los oscuros murciélagos resurgen De sus mil ignorados escondites, Y vueltas mil, y caprichosos giros Por la tranquila atmósfera describen; O vuelan luego rastreando el suelo, Rozando apenas con sus alas grises Del agrio cardo el amarillo pétalo, De humilde malva la corona virgen. Juana Borrero, cubana, ( ) De Invitados de la luz, Editorial Gente Nueva La Habana 1990
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MAYÚSCULO DIOS Aquí estoy dios, aquí estoy yo, Dios mío, dios de mi propio ser, dios indolente, dios minúsculo, sí, pero presente me conozco, me toco, me sonrío. Digo “Soy dios”, y un largo escalofrío me recorre por dentro. Digo “Tente”, y me detengo. Digo , de repente. “Avanza”. Y me desbordo como un río. Soy dios de mí, mi solos dios. ¿Mi solo dios?, Me pregunto, y no respondo. No lo sé. O si lo sé muy bien. Pero me callo. No calles Tú ya más, te lo repito. Hiérame, Dios mayúsculo, tu grito. Y tíreme tu rayo el caballo. Carlos Murciano, español (1931 De su libro Algo tiembla MANZANILLO Manzanillo, ciudad de mis amores ¡yo te saludo! Desde aquí te envío sencillo ramo de fragantes flores que nacieron a orillas de otro río. Nostálgicas, volando van de prisa, para volver a ver tu cielo hermoso, y la espléndida luz de tu sonrisa, y ese mar que te arrulla sin reposo. Melancólica, en este verso mío, como dulce recuerdo yo te envío de mi pecho la lírica canción. Y siempre eterno tu recuerdo vivo aquí en mi corazón vive cautivo llenando mi alma toda de emoción. Guarina R. de González, cubana Del libro Por el sendero, editado en Holguín ,1933
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EL HORIZONTE EN LUCES DE AQUEL RÍO
Al atardecer volvíamos a sembrar estrellas cuyo esplendor aún no habíamos visto Altas torres la tarde dibujaba mientras la tierna brisa jugueteaba entre mirtos. Éramos la respuesta a una nube el horizonte en luces de aquel río el mar austral que antes recorrieras los caminos holladas y los que estaban aún por inaugurar. en la alta noche cuando canta como el agua como el agua cuando profunda y clara en nuestros pulsos late. Rita Geada, cubana De su libro Vertizonte Pensando en el Río de la Plata, 1966 GUADIANA Me deslumbran tus piedras necesarias, las aguas de las piedras y la tierra que el cielo les regala. Se embisten, punzan, bajan, muerden los costados de Iberia como bocas hambrientas de paisaje. Deben reñir las ondas sobre el río, celosas por el mar, debe torcer el olivar los brazos, avaro de sus oros. El remanso en ti, dentro, no es celda, ni es arcilla, sólo es casa de estirpes y fondo de tu andar. España y tú, los tiempos, yo y el río, somos cauce y ribera, puente y hombre, Guadiana frente a mí. Modesto L. San Gil Henríquez, español en Cuba, (1922) De su libro Elegía del solitario
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GUADIANA Me deslumbran tus piedras necesarias, las aguas de las piedras y la tierra que el cielo les regala. Se embisten, punzan, bajan, muerden los costados de Iberia como bocas hambrientas de paisaje. Deben reñir las ondas sobre el río, celosas por el mar, debe torcer el olivar los brazos, avaro de sus oros. El remanso en ti, dentro, no es celda, ni es arcilla, sólo es casa de estirpes y fondo de tu andar. España y tú, los tiempos, yo y el río, somos cauce y ribera, puente y hombre, Guadiana frente a mí. Modesto L. San Gil Henríquez, español en Cuba, (1922) De su libro Elegía del solitario RIO INDIGENA En el río nativo que ondula somnoliento navegan las balandras tras ignotas estelas. La paz del infinito se ha dormido en las velas. Dócil, como un esclavo, está sumiso el viento. Ellas surcan las aguas entre sombrosas quintas donde crece el alhuè y el naranjo morocho; e inmóvil como un bronce, en la popa, un jarocho resucita la fábula de las razas extintas. Los jaguares auscultan el salvaje horizonte. Es tan hondo el silencio que se escucha en el monte, el temblor de los astros junto al ramaje umbrío. Y antes que el alba cante por las indias colinas, empapadas de luna las balandras cetrinas, hienden, supersticiosas, la piel azul del río. Andrés Héctor Lerena, uruguayo ( )
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TERCETO AUTÓCTONO (Fragmento)
Madrugada. La chicha al fin revienta en sollozos, lujurias, pugilatos; entre olores de urea y de pimienta traza un ebrio al andar mil garabatos. “Mañana que me vaya...” se lamenta un Romeo rural cantando a ratos. Caldo madrugador hay ya de venta; y brinca, un ruido aperital de platos. Van tres mujeres... silba un golfo... Lejos el río anda borracho y canta y llora prehistorias de agua, tiempos viejos. Y al sonar una caja de Tayanga, como iniciando un huaino azul, remanga sus pantorrillas de azafrán la Aurora. César Vallejo, peruano, ( ) De su libro Trilce, Lima 1975 ESTE MOMENTO Como las aguas del sereno río se pierden en el mar, con manso acuerdo; como el loco huracán, ya mustio y lerdo, se esfuma entre las brisas del estío; este momento, en que el dominio mío en la caricia de tus brazos pierdo, se extinguirá en los pliegues del recuerdo, se apagará en las sombras del vacío. Y no podré, aunque trate en mi demencia, tener su curso un punto detenido ni prolongar un punto su presencia; porque está a tales leyes sometido que, tan pronto es llegado a la existencia, en el silencio eterno cae rendido. Rogelio A. de la Torre, cubano, De su libro Gotas de presente
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PARA INICIAR EL S1GLO XXI Es necssario un toque de locura
Es necssario un toque de locura para asumir la realidad para ver ríos azules en las cailes nubes rosadas coronando árboies. Es necesario un toque de locura para que dos desconoddos se conozcan mirandose a los ojos. Para que prescindamos por un dial de máquinas y salgamos a ver llegar las golondrinas Es necesario dejar que la lluvia nos bautice caminar descalzos por la tierra y bebernos después el arcoíris. Es necesario/ escribir un poema cada día sobre las alas de los pájaros. Tocarnos y besarnos/ sonreírnos ir cantando a capella por las plazas. recuperar lo que se ha perdido y vivir con unción cada momento Agustina Fernández de Soler, uruguaya De envío personal, 1999 LAS INEXACTAS FORMAS ¿Cómo ordenar las inexactas piezas de la inconformidad, desorientada araña sin la embriaguez de Penélope, los susurrantes panales del recuerdo? La memoria es un río inmóvil como una herida: brilla y se apaga, se desborda o se seca entre su propio lecho inconsistente. . ¿Soy un saco lleno de espinas y de abejas? ¿Soy una despedida, un entusiasmo, un agua que se esconde entre sí misma? ¿Tengo la funeraria edad que me clavaron en el libro de un Archivo? ¿Nunca llené mis venas en el gran pozo azul? ¿Mi inocencia no traspasó la guardia del campamento de plateadas gotas? ¿Jamás me hundí en la concha de la hojita con su nocturno forastero acuestas? ¿Podré un día saber que no soy nada sin el orgullo de gritarlo! Ernesto Carmenate, cubano, De su cuaderno Un río inmóvil, Nue York, 1974
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VALLE LOZANO Dígame mi labriego ¿Como es que ha andado En esta noche lóbrega Este hondo campo? Dígame ¿de qué flores Untó el arado, Que la tierra olorosa Trasciende a nardos? Dígame ¿de qué ríos Regó ese prado, Que era un valle muy negro Y ora es lozano? Otros, con dagas grandes Mi pecho araron: Pues ¿qué hierro es e! tuyo Que no hace daño? Y esto dije –y el niño Riendo me trajo En sus dos manos blancas Un beso casto. José Martí, cubano ( ) Del libro Invitados de la luz Editorial Gente Nueva, La Habana, 1990 SÓLO BARRANCO Que mi tierra, tiene sólo barranco, soñando que algún día será río, y las nubes henchidas de aire frío, simulan ser las velas de mi barco. Que va de puerto en puerto, en mi quimera, en una indescriptible fantasía, capaz de descubrir, en la rivera, mi nostalgia, vestida de poesía. Pedro S. Callicó Sosa Las Palmas de Gran Canaria
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EL RIO DE LA VIDA La vida es como el río que no piensa en su regreso. Corre siempre hacia delante buscando nuevo sendero. Con la mirada muy clara y muy alto el pensamiento. Las alas bien extendidas y el corazón siempre abierto. Con el rumor de las aguas que no se duerman los sueños. Que su cauce sea camino que te eleve al universo. Y poder coger estrellas que sean la luz del espejo, donde se mire la vida que te conduce a lo lejos. Margarita Ojeda García, Gran Canaria PARA BEBER TU RÍO Sin saber lo que dicen los péndulos del río bajo el puente cotidiano de piedras en acecho, una corriente de claveles en temprano reventas de labios de septiembre surca las venas trinitarias del pobre corazón, que quiere recorrerte sin caminos de retorno hasta el sitial divino donde a mitad me inclino para beber tu río, junto al péndulo azul que mide tu distancia del norte de tus ojos al sur de mi esperanza, de tu pulso de alondra al sueño vertical del sol de mis auroras. Francisco Hurtado Mendoza, mexicano, (1937) De su libro La Barca vacía,
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QUISIERA Quisiera en esta mañana tan límpida del estío, disipar hondas nostalgias corriendo por los caminos. Dejar colgado en las zarzas el duende gris del hastío y descolgar de mi boca este rictus dolorido. Quisiera que me envolviesen las frescas aguas de un río y resurgir luego de ellas como alguien recién nacido. Engarzar sobre mi pelo la espiga de oro del trigo y que dibujen mis labios la sonrisa que han perdido. Quisiera volver a casa toda sahumada de lirios, nívea como ellos mi alma a inaugurar un destino. Guadalupe Trullén, uruguaya De su libro En la dimensión de un sueño 12 (Fragmentos) Era Cantabria infinita existiendo en mi neurona, y dejándome su zona sobre la mirada, escrita. Vuelvo al recuerdo que grita ¡Libertad!, que lo provoca en tanto que lava, --toca— con un ruidoso albedrío sus montañas, cuando el río la crecida o disloca. 31 Del río Deva , los llanos nos llenan de admiración. Está la desviación hacia Colio. ¿Cuántas manos que auxiliaran los arcanos los centros construiría, centros de Caballería…? Pero Ojedo, abre la puerta que siempre esperaba abierta y a Potes me conducía. Esther Trujillo García, cubana De Poesía decimista en Liébana
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Poema «Invitación» Libro Antología de la Décima Cósmica de Pinar del Río «Ven para que el indio vea el río de mi fortuna y cómo brilla la luna sobre el agua que platea. Será más grande tu idea junto a un horno de carbón, te sentaré en el horcón que está debajo del mango y yo pescaré en el fango la anguila y el camarón.» Celestino García, poeta cubano Poema «El Bohío» Libro La décima Culta en Cuba. «Allá en el rincón sombrío que un rico círculo ofrece, una tortuga parece el aplastado bohío. A la vera de aquel río secóse una ceiba que, por un rayo herida fue y es su aspecto impresionante el de un anciano gigante que hubiese muerto de pie.» Heliodoro C, Celestrín, poeta cubano Siglo XX
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Poema «Pórtico» (fragmento)
Libro El Jardín de las Espinelas «Musa patria: en el bohío, la remozada bandera, es una alegre quimera que se burla de un hastío. En la clara paz del río el pálido azul se moja, la blanca flor se deshoja y, como de sangre hirviente, en la tranquila corriente naufraga una mancha roja.» Agustín Acosta, poeta cubano ( ) Poema: «Doña Martina» Libro Elegías y Otras Ausencias «Limpia, pura, trabajada como una piedra de río, cuando hizo dolor y frío en la doliente barriada, nunca faltó su mirada de misericordia llena. Allí donde era la pena de los pobres, más brutal, ella era siempre puntual como agua de yerba buena.» Manuel Navarro Luna, cubano ( ) ARENGA AL RÍO ¿A dónde vas, compañero de ideales y de cuna, no sientes que dejas una madre triste en el sendero? Por tu ancha vena de obrero rueda sangre de cristal… tu hermano: el cañaveral se pierde en un mar de oro, y tú, mocetón sonoro te hundes en una de sal. De «La Zafra» Libro Cañaveral «¡Fin de zafra!, hay sensación de miseria en el bohío, y ya la canción del río no parece una canción. ¡En tanto ––eterna ilusión–– el rudo guajiro espera la cosecha venidera, un viajero toma el tren y nos deja en el andén un okay en guayabera.» Rafael Rubiera, Cuba ( )
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«Canto al Yumurí» «Río del ropaje blanco que un palio lunar festona, río que se despulmona entre barranco y barranco. Río que guarda en el banco húmedo de sus arenas tantas lágrimas ajenas parecidas a las mías como si todos los días brotasen las mismas penas.» Osvaldo Cámara, poeta cubano ( ESTAMPA DE CAMPO «Después de cruzar un río ribeteado de palmares y pasar por platanares y un arroyo en un bajío, se llegaba hasta el bohío en la pequeña colina, desde donde se domina, al recorrer la mirada, la tierra que fue tocada por su mano campesina.» José M. Henríquez, cubano ( TRASNOCHE Es de noche donde soy, no de sombra ni vacío; es de noche y corre un río de silencio. Como estoy es de noche, vibro, doy la luz que todo resuelve. Es de noche, el alma vuelve a repetir su diamante, bajo el último elefante de algodón que se disuelve. Asfixia. Oigan, me asfixia el exilio. !Como me amarga y golpea! !Como a veces se recrea en vaciarme el domicilio! !Como me aparta el idilio del río y la palma real, y sangre arriba en plural empujándome al reproche me afila al caer la noche un misterioso puñal! Efraín Riverón Argüelles , cubano
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Poema Sobre «Vida del Campo» /fragmento)
Libro Desde la Voz del Viento «El río como una mano limpia la piel de la tierra y el idioma de la sierra pone en la boca del llano. Cuando un nubarrón lejano rompe cristales viajeros el río que los potreros y los palmares inunda es la sangre que fecunda las venas de los canteros.» Francisco Pereira, poeta cubano ( ) Del poema «El Gallo», (fragmento) Libro Poemas Cubanos en Décimas Criollas «Canta el plumado señor, y el clarín de su cantío se escucha en todo bohío cual puntual despertador. Hasta sacude la flor el sueño de su rocío; los ojos se lava el río para mirarse mejor, y en ese espejo interior se despierta el sueño mío.» Luis Ángel Casas, poeta cubano, (1928/2013)
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LAÚD (Fragmento) Amaste a la novia ingrata del juglar, sin más fortuna que la plata de la luna y sus canciones de plata. Mas hoy no eres serenata al pie del castillo umbrío: hoy suenas al par del río para que abran sus cerrojos las ventanas de unos ojos y la puerta de un bohío. NO TE VAYAS (Fragmento) No te vayas, que en el río de tu amor, beber me plugo, y la sed es un verdugo cuando el cauce está vacío. Si te vas, todo sombrío Se hará para mi existencia Pues amor es tu presencia para mi más negra hora… ¡le doy el nombre de aurora desde una noche de ausencia. Jesús Orta Ruiz “Naborí) ( ) EL VÉRTIGO (Fragmentos) Guarneciendo de una ría la entrada incierta y angosta, sobre un peñón de la costa que bate el mar noche y día, se alza gigante y sombría ancha torre secular que un rey mandó edificar a manera de atalaya, para defender la playa contra los riesgos del mar. El odio que le avasalla, arrebatado y sombrío, tiene el ímpetu del río pronto a quebrantar su valla. Ni se apacigua ni estalla la cólera que en él late, y con mil ansias combate como corcel impaciente que a un tiempo el castigo siente del freno y del acicate. Gaspar Núñez de Arce, español ( )
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PUENTE ¡Oh tajo de miel, tajada filosa como una queja! ¡Oh luna nueva cual ceja sobre la noche pegada! Y abajo el alma, enrejada por cierto almagre sombrío; mientras conturban el frío de la noche, cautamente, el paréntesis del puente y el negro renglón del río. LA ESCUELA ¡Qué fácil una acuarela con el almácigo, el río, y la escuela del bohío, que es más bohío que escuela…! El alma se queda lela, casi sin alrededores, cuando el sol, entre rumores, sube por agrete roca, y a la bandera le toca su puñado de colores. Norman Rodríguez, poeta cubano ( ) CANCIÓN DE LOS TRECE AÑOS (Fragmento) ¡Qué hacer con la niña hermana de la rosa y del arroz…! ¡Qué hacer con aquella voz tan demasiado temprana…! Niña de sol y sabana para ser novia del río. Amé el sabor a bohío que te bajaba en el pelo, pero también amo el cielo y no debo hacerlo mío. GÜINES (Fragmento) Güines, surco desvelado por una siembra de amor, de tu sueño agricultor supieron siglos de arado. Te siento a mi piel pegado más cerca de la camisa, cuando mi verso de prisa se va cantando en el río el beso de un hijo mío se cuelga de mi sonrisa. Francisco Riverón Hernández, poeta cubano (
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¡El río, una lengua larga Transparente que se estira,
¡EL RIO! ¡El río, una lengua larga Transparente que se estira, Se aleja y no se retira, Siempre con la misma carga!, A veces, lleva la amarga Tabla de un triste bohío, Desprendida al desafío Del puño, de un huracán… ¡Las que con el río van Jamás vuelven con el río! PIE FORZADO Novia toda de mis ojos Colmena para mí vida, Fiel esperanza prendida Para siempre en mis antojos. ¡Cuando de tus labios rojos Me bebo todos los bríos, Y de los amores míos Surges como una alborada! Te me quedas retratada En el cristal de los Ríos. Mario E Rodríguez. Cubano ¡”Año Buscando al Príncipe del punto cubano, dirigido por Gabriel Tremble” MI CHOZA I De mi choza en la colina no me olvido porque en ella, dejó su primera huella mi existencia campesina. Todo conmigo camina, todo conmigo hace el viaje, el río también lo traje en el seno de mi edad, por eso hay cierta humedad en mi rústico lenguaje. II De EL BESO Un beso todo lo expresa cuando se sabe besar, porque eso es como quitar en el río la represa. El que superficial besa no siente una pasión loca, el beso que al alma toca es el que es grande en exceso, cuando hay amor debe el beso darse con toda la boca. Germán Henríquez, cubano Del cuaderno DECIMARIO
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Rios 1 El Tínima silencioso va entre juncos y palmares, los guayabos y azahares del limonero vistoso. Yo lo veo en ese hermoso presentimiento de fuente llevar hacia el occidente de mi provincia natal alboradas de cristal adornando su corriente 2 Une sus aguas después al Hatibonico airoso y se hace más presuroso su andar de líquidos pies. Porque ya no es río, es entre el júcaro y el cedro figura del poliedro del campo camagüeyano culebreando campechano con el nombre de San Pedro Ernesto R. del Valle, cubano. AMANECER Amanece. La mañana es un inmenso cristal que, en el paisaje rural, abre una tienda de grana… En el monte y la sabana es el viento un mumurío y la bandurria del río va entonando una canción, mientras que la bendición de la luz baña el bohío. Andrés de Piedra Bueno. Cubano ( ) De Municipio de Unión de Reyes en el Exilio .
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EL CAUTO Cuando en tus aguas límpidas y bellas, que a los mares del Sur bajan ruidosas, contemplo duplicadas las hermosas, fulgurantes vívidas estrellas; cuando mis pobres ojos fijo en ellas, admirando tus ondas majestuosas, y las nocturnas ave pavorosas entonan sus monótonas querellas: ¡cuán hermoso te encuentro! Allí, en mi mente, bajo las verdes palmas y yamaguas, mil recuerdos se agrupan dulcemente Te bendigo y te canto, y de tus aguas me parece mirar en la corriente de los salvajes indios las piraguas. Juan C. Nápoles Fajardo, Cuba ( ) De Poesías completas; Editorial de Arte y Literatura, La Habana, 1977
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