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Ciclo C Veíamos el domingo pasado que Jesús nos dice que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, porque quien se ata al dinero normalmente.

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Presentación del tema: "Ciclo C Veíamos el domingo pasado que Jesús nos dice que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, porque quien se ata al dinero normalmente."— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C

3 Veíamos el domingo pasado que Jesús nos dice que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, porque quien se ata al dinero normalmente está en contra de los intereses de Dios. Lo terrible del dinero es que llega a poseer al hombre de modo que le marca las pautas a seguir y le hace caer en injusticias.

4 Hoy se sigue exponiendo este tema en el evangelio. San Lucas, que era muy sensible a los problemas sociales y a la misericordia de Dios, acompañaba a san Pablo cuando iba predicando por Grecia. Allí se dio cuenta de las tremendas diferencias entre ricos y pobres, diferencias que eran causas de verdaderas injusticias.

5 Por eso san Lucas acentúa más las palabras que Jesús había dicho sobre estos problemas de pobres y ricos. Hoy el evangelio nos trae la parábola del pobre Lázaro y del rico epulón, que significa el que banquetea o comilón. Lc 16, 19-31

6 que vivía rodeado de inmenso bienestar; Epulón era un rico experto en mil banquetes, Automático

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10 y Lázaro a la puerta consumía su vida

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14 Después en la otra vida sus suertes se cambiaron

15 y Lázaro el mendigo tuvo en el cielo un hogar. Hacer clic

16 El primer mensaje principal que Jesús nos quiere decir es que Dios dará un premio a los que se porten bien y un castigo a los que se porten mal. No quiere decir que por el hecho de ser rico, alguien se tiene que condenar, ni por el hecho de ser pobre, se tiene que salvar. Sí dice que hay una obligación de buscar el bien para los demás.

17 Jesús nos dice que en estas sociedades donde hay tantas diferencias por causa del dinero, cuando un rico ve junto a sí a tantos pobres y no trata de hacer algo positivo para encontrar alguna solución, está cometiendo una grave injusticia. Por lo tanto se hace gravemente culpable.

18 También les está diciendo Jesús a los fariseos especialmente, ya que dudaban de la justicia de Dios, que Dios tiene paciencia hasta el último momento. Pero una vez que se ha traspasado la frontera del más allá, cada uno tendrá que dar cuenta de su vida. Ya no puede haber cambio. Por esto sigue diciendo el evangelio:

19 Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros."

20 Interesa acentuar los motivos por los que aquel rico se condena. No se condena simplemente por banquetear ni por maltratar al pobre, que no parece que lo haga. Se condena por no tener misericordia; no por ser rico, sino por egoísta; no por usar los bienes materiales, sino por abusar de ellos.

21 Aquel rico el día del juicio final estará a la izquierda, cuando Jesús les diga: “Tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber… Lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.

22 La diferencia en la posesión de dinero trae muchas injusticias. Una es que los países ricos suelen ser los que imponen su ley y sus criterios. Otra, que suele haber una diferencia muy grande en sueldos por tener un puesto un poquito más elevado que el otro. A veces el sueldo no es un poquito más sino diez veces más.

23 Ya sucedían estas cosas en el tiempo del profeta Amós, que seguía clamando contra la injusticia. En aquel tiempo veían claro que Dios tiene que premiar a los buenos y castigar a los malos. Pero, como no tenían conciencia de la otra vida, expresaban los premios y castigos con términos para la vida actual. Así dice hoy la primera lectura del profeta Amós (6, 1a. 4-7):

24 Así dice el Señor todopoderoso: "¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Os acostáis en lechos de marfil; arrellanados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos."

25 A esta 1ª lectura se responde con el salmo 145 en que se nos habla que el Señor está al lado de los oprimidos, de los pobres. Él escucha la plegaria de los gritan invocando su protección.

26 El Señor está del lado de los oprimidos, Automático

27 Él escuchará sus gritos.

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29 El Señor abre los ojos al ciego,

30 endereza a los que ya se doblan,

31 a la viuda y al huérfano sostiene

32 y protege a los perseguidos.

33 El Señor defiende al desvalido,

34 a los justos les brinda su amor

35 y perturba el camino a los malvados.

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39 Hacer CLICK

40 Por lo tanto, al tratar el tema del dinero, hay que unirlo a la solidaridad. La dimensión social entra en el plan del cristianismo, porque un rasgo esencial en el cristianismo es el amor a Dios y al prójimo. Si Dios está al lado del oprimido, es para que nosotros le imitemos.

41 El amor al prójimo es un mandamiento de Dios, porque primeramente Él lo hizo. Y, como cuesta practicarlo de verdad por motivos superiores, Jesús, como recurso, nos recuerda el castigo eterno. Es lo que decía san Ignacio de Loyola en los ejercicios: “Si del amor de Dios me olvidare, al menos el temor de perderle me ayude a no caer en pecado”.

42 Hay algunos que dicen: Si resucitase un muerto o si hubiera visiones o revelaciones, como en el tiempo de Jesús; Si viera algo extraordinario, yo cambiaría. Esto es una trampa del demonio. Jesús salió al paso de esta ocurrencia insidiosa con la última parte de la parábola en el evangelio de hoy:

43 El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen. El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán. Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."

44 Nos dice Jesús en la parábola que aquel rico tiene un sentimiento que parece bueno hacia sus hermanos para que no caigan en aquel tormento. Dice el rico al padre Abraham que si les predicase un muerto resucitado, sus hermanos sí atenderían a la voz de Dios.

45 Pero Dios le responde, por medio de Abraham que, cuando uno está enviciado en el pecado o se ha hecho esclavo del dinero y las comodidades, no hace caso a Dios, como es el atender al pobre, aunque se lo diga algún muerto que haya resucitado.

46 De hecho aquí en la tierra tenemos medios suficientes para poder vivir en la verdad.

47 Dice Jesús que es una tentación porque, si no creen a los que hay aquí, tampoco creerán, aunque resucite un muerto.

48 Sucede a veces que uno ha tenido una experiencia extraordinaria. Puede ser que se haya salvado de una muerta casi cierta o por otra causa muy fuerte, haya reflexionado en su manera de vivir. Si el cambio no es por algo profundo de aumento en la unión verdadera con Dios, el choque psicológico pasa pronto y vuelve a la vida de antes.

49 Y esto es para todos, porque el evangelio de la justicia no es sólo para los muy ricos, ya que todos tenemos personas con las que compartir ciencia, energías, optimismo, etc. Y si se ve resu- citar a un muerto, al principio uno se conmueve; pero la vida cris- tiana no es cuestión de momentos, sino de reafirmar la fe en la unión con Dios y de vivir entre los herma- nos con justicia.

50 Hay algunos que se contentan, para vivir en justicia, con ir a la iglesia o a alguna procesión; pero van sólo pensando en sí, sin intentar arreglar los problemas de los demás ni querer compartir. Y se vuelve lo mismo. A estos les podemos decir: No es bastante que toméis agua bendita. Lo importante es vivir en justicia.

51 Dice el Señor: No es bastante que toméis agua bendita. Automático

52 Para entrar con Dios al templo hay que vivir en justicia.

53 Vive en justicia el honrado que evita la hipocresía,

54 que por ser fiel a sí mismo, se juega su propia vida,

55 el hombre leal y noble que no calumnia ni envidia.

56 Vive en justicia el creyente que en el Dios vivo confía,

57 que al ídolo del dinero o del poder no se humilla.

58 Esos hombres están limpios sin tomar agua bendita.

59 Dice el Señor: No es bastante que toméis agua bendita.

60 Para entrar con Dios al templo hay que vivir en justicia.

61 AMÉN


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