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Lectio divina del Salmo dominical Ex 32, : El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado. Sal 50, : Me pondré en camino.

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2 Lectio divina del Salmo dominical Ex 32,7-11.13-14: El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado. Sal 50,3-4.12-13.17.19: Me pondré en camino adonde está mi padre. 1Tm 1,12-17: Cristo vino para salvar a los pecadores. Lc 15,1-32: Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta. Domingo XXIV del Tiempo Ordinario Año C : El Señor es misericordia y perdón.

3 Me pondré en camino adonde está mi padre.

4 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

5 Me pondré en camino adonde está mi padre.

6 Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

7 Me pondré en camino adonde está mi padre.

8 Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

9 Me pondré en camino adonde está mi padre.

10 Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… SALMO 50 (51) [ 1 Del maestro de coro. Salmo. De David. 2 Cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé.] 3 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; 4 lava del todo mi delito, limpia mi pecado. 5 Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: 6 contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. 7 Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. 8 Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. 9 Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. 10 Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. 11 Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. 12 Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; 13 no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. 14 Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: 15 enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. 16 Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia. 17 Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. 18 Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. 19 Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. 20 Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: 21 entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos. Si quieres escuchar el original hebreo pincha aquí. Si quieres escuchar el original hebreo pincha aquí.

11 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

12 Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Salmo 50: confesión del pecador arrepentido. Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Dentro del segundo libro, el salmo 50, junto con el salmo 49, constituyen la introducción a la parte central de la Segunda Colección de David (salmos 49- 71). El salmo 50 enlaza con el salmo anterior ya que en él se reconoce pecador delante de Dios (el título alude al pecado de David) y le ofrece, gracias al triple don del Espíritu (firmeza, santidad y magnanimidad), la víctima de un corazón quebrantado y humillado.

13 E ste Salmo 50 -designado tradicionalmente con el nombre de Miserere- es uno de los siete grandes salmos penitenciales. El salmista está viviendo en su interior el drama de la profunda toma de conciencia de la propia miseria y de los propios pecados. Por ello apela al Señor con todas sus fuerzas: “¡Ten piedad de mi, Dios mío, por tu amor!” Es consciente de que su pecado es un acto personal contra el Dios de la Alianza (v. 6). Por eso, además de reconocer sus faltas y de implorar el perdón divino, suplica al Señor que lo renueve íntegramente, “creando” en su interior “un corazón puro” (v. 12). Siguiendo a Schökel dividimos el salmo en tres partes: a) VV. 4-11: en el “reino del pecado”. No se menciona a Dios. El salmista repite, hasta la obsesión, siete veces la raíz “pecado” y siete veces palabras sinónimas. b) VV. 12-19: en el “reino de la gracia”. Vuelve a oírse el nombre de Dios. Se produce una nueva creación en la que Dios derrama un triple espíritu de firmeza, santidad y generosidad sobre el salmista, de forma que éste recobra la salvación y la alegría de la reconciliación, y la comunica espontáneamente. c) VV. 20-21: parece ser un añadido litúrgico en tiempo del destierro. El tono de la súplica es marcadamente personal, y en el contenido del salmo se percibe la influencia de los grandes profetas, especialmente Jer 24, 7 y Ez 36, 25- 27. En él se encuentra, además, el germen de la doctrina paulina acerca del “hombre nuevo” (Col 3, 10; Ef 4, 24). Lectio : ¿Qué dice el texto?

14 Este domingo cantamos y contemplamos el perdón del Señor grande y magnánimo, siempre atento al más mínimo indicio de arrepentimiento en nosotros para acogernos con amor. Dios nos ve de lejos, nos intuye, no se hace “el interesante” para humillarnos, sino que se “abalanza” para perdonarnos con inmensa alegría ¿Se parece mi perdón al de Dios o voy de “perdonavidas”? Por tu inmensa compasión borra mi culpa. Meditatio :Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo.

15 Esta es la mejor actitud que podemos tener a pesar de nuestras caídas: levantarnos e ir hacia el Padre. ¿Cómo vivo mi realidad de hijo de Dios? Se trata de una actitud de confianza y de servicio. Si vivo de verdad la filiación divina tengo que ser consecuente y vivir la fraternidad desde convicciones de fe y no arrastrado por simples simpatías o antipatías. Si el Padre es todo perdón yo debo aprender a perdonar. Ya lo dice nuestro refranero: “De tal palo tal astilla.” Que se note. Me pondré en camino a donde está mi padre.

16 Señor me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. Con este sencillo versículo los que rezamos la liturgia de las Horas, comenzamos la jornada. Y con este sencillo versículo bien podría comenzar san Pablo cada día, él que no cesó de dar gracias al Señor por la gran misericordia que tuvo con él, derramando su gracia con él y dándole la fe y el amor cristiano. ¿Y yo soy agradecido, vivo con gozo y agradecimiento el perdón de Dios?

17 Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, porque has enviado al mundo a tu amado Hijo para salvarnos a nosotros, pecadores. Haz que nunca dudemos de tu perdón y con confianza nos acojamos a tu Amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

18 “¡Cuán misericordioso es Aquel que, después de ofendido, no se desdeña de oír el nombre de padre! "He pecado"; ésta es la primera confesión que se hace ante el Autor de la naturaleza, Padre de misericordia y Arbitro de nuestras culpas. Pero aun cuando Dios todo lo sabe, sin embargo, espera oír nuestra confesión, porque la confesión vocal hace la salud, puesto que alivia del peso del error a todo aquel que se carga a sí mismo y evita la vergüenza de la acusación en el que la previene confesando su pecado; en vano querrás engañar a quien nadie engaña. Por tanto, confiesa sin temor lo que sabes que es ya conocido. Confiesa también para que Jesucristo interceda por ti, la Iglesia ruegue por ti y el pueblo llore por ti. No temas no alcanzar gracia; tu Abogado te ofrece el perdón, tu Patrono te ofrece la gracia, tu Testigo te promete la reconciliación con tu piadoso Padre. Añade, pues: "Contra el cielo y contra ti". (S AN A MBROSIO, Comentario al Evangelio según san Lucas)S AN A MBROSIO Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…

19 ¡Nunca dudes del perdón de Dios! Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”…


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