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Ciclo C Domingo XXVI del Tiempo Ordinario «Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces»

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo XXVI del Tiempo Ordinario «Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo XXVI del Tiempo Ordinario «Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces»

3 1 ¡Ay de los que se sienten seguros en Sión y de los que viven confiados en la montaña de Samaría, esos notables de la primera de las naciones, a los que acude la casa de Israel! 4 Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. 5 Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; 6 beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José. 7 Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos. Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura Amós 6, 1. 4-7

4 «Los disolutos encabezarán la cuerda de cautivos» El pueblo de Israel no quiere ni puede ver: se ha quedado ciego. No quiere ni puede sentir: su corazón se ha endurecido, está yerto. Su culto es una constante provocación, y sus obras una constante injuria a todo lo divino y humano. Su confianza, como su culto y sus obras, es vana e irritante.

5 El ¡Ay de...! es lamento, es acusación, es amenaza y es duelo. De todo hay en la voz del profeta, de todo hay en la voz de Dios. Dios condena la conducta de Israel, se duele de su ceguera y lamenta las injusticias que lo han minado. El monte de Samaría, un puñado de viento. La ira de Dios lo va a dispersar a otros reinos. La lectura de hoy comienza con un ¡Ay de...! para terminar con un drástico Se acabó...

6 Pobres los que llenaron su corazón de tierra: todo se ha convertido en barro. Pobres los que amontonaron, con la opresión del pobre, tesoros en sus quintas y palacios. Ha llegado el día de la cuenta. Dios acusa y Dios amenaza. Dios acusa a los magnates, a los ricos, a los viciosos. La vida licenciosa que llevan es una constante provocación a su ira. El escándalo va a terminar muy pronto, muy pronto. Dios ha decretado ya el destierro. Los licenciosos irán a la cabeza de los cautivos.

7 7 Hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos, 8 abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. 9 El Señor protege a los extranjeros y sustenta al huérfano y a la viuda; 8c el Señor ama a los justos y entorpece el camino de los malvados. 10 El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. ¡Aleluya! Salmo 146(145) 7.8-9.10

8 «Alaba, alma mía, al Señor» Salmo de alabanza: Alaba, alma mía, al Señor. Los motivos la fundamentan. En este caso muy significativos: Dios atiende al necesitado. Dios es libertad para el cautivo, justicia para el oprimido, pan para el hambriento, luz para el ciego, firmeza para el débil, cobijo de la viuda, sustento del huérfano y defensa del peregrino.

9 ¿Por qué no ganarnos nosotros la alabanza de Dios imitando sus obras? Sería el revés de la queja de Amós. Jesús lo realizará plenamente. La mejor alabanza es encarnar los motivos de alabanza. Dios reina sirviendo al necesitado, salvando. Dios reina sembrando el consuelo y la vida. Ese es nuestro Dios.

10 11 En lo que a ti concierne, hombre Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. 12 Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. 13 Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: 14 observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo. 15 Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, 16 el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura I Tm 6, 11-16

11 «Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor» Timoteo recibe un hermoso título de boca de Pablo: hombre de Dios. Título que conviene a todo cristiano consciente de su vocación y de su destino. El cristiano se sabe nacido de Dios, por la fe en Jesús, en el bautismo. Camina hacia Dios y reposará un día en Dios para siempre. Siervo de Dios en todo momento y ocasión.

12 El hombre de Dios vive la fe de Abraham, la esperanza de Moisés, la dedicación del profeta. El hombre de Dios reproduce, en cuanto cabe, la imagen del Siervo de Dios por excelencia, de Jesús, el Testigo Fiel. El hombre de Dios es hombre de fe y de religión. El hombre de Dios camina en Dios, vive en Dios, suspira y trabaja por Dios. Dios es todo en todo momento. El hombre de Dios no es hombre de este mundo. Es expresión viva de la más radical consagración a Dios.

13 El hombre de Dios es fiel. Y porque es fiel es también hombre de paciencia. La fe se prueba en la paciencia. El hombre de Dios la posee y la practica. Y la practica heroicamente. Ha de librar un fiero combate. Y el hombre de Dios lo libra con denuedo y entereza. Es todo un combate que lo llevará a la vida eterna. La paciencia lo sustentará en la lucha. Toda su vida lo transparenta: Dios en todas y sobre todas las cosas. Dios en quien cree, Dios en quien espera, Dios a quien obedece aun en los momentos más duros de la vida, es el que impregna su ser y su conducta.

14 26 Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí". 19 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. 20 A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, 21 que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. 22 El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. 23 En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 24 Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan". 25 "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Lectura del Santo Evangelio Lc 16, 19-31

15 27 El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la cada de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento". 29 Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen". 30 "No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán". 31 Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán"». Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

16 «Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» La parábola del rico epulón y del pobre Lázaro es un relato que sirve de ejemplo. Resalta, en primer lugar, la figura del rico. La parábola lo llama epulón. El rico se entrega de todo corazón a los placeres que le depara esta vida. No parece que tratara mal u odiara al pobre Lázaro. En realidad, ni siquiera existe en su vida.

17 Como contraste, la figura del pobre Lázaro. Pobre, y pobre bajo todo concepto. No tiene bienes, no tiene comida; pasa necesidad extrema. Por no tener, no tiene ni quien le dé las migas que se arrojan al suelo. Una vez en el Seol, no piensa que se le haya hecho injusticia. La opinión, común entonces, de que la abundancia de bienes es expresión de la benevolencia divina o premio de las buenas acciones, queda aquí malparada.

18 No hay quien se interese por él. Le falta la salud; está lleno de llagas. Hasta el pedir limosna le resulta difícil, pues está enfermo, y la enfermedad le dificulta el caminar y le hace abominable ante los demás. Los perros, incapaz de defenderse, son sus asiduos compañeros.

19 El pobre Lázaro pasaría para muchos por un maldito de Dios. La parábola, no obstante, al colocarlo en el seno de Abraham, supone tratarse de un hombre de Dios, de un hombre piadoso. Es en todos los aspectos la figura contraste del rico.

20 Ahora suplica angustiado al pobre mendigo, a quien no se molestó por dar las migajas caídas de su mesa. Ahora invoca a Abraham, a quien desconoció prácticamente durante su vida. Ahora se preocupa de la suerte de sus hermanos, quien no entretuvo el menor pensamiento sobre ello. El rico no pudo llevarse nada de sus riquezas. Todos sus goces y deleites quedaron atrás, aquí en la tierra. Ahora sufre y sufre indeciblemente. Tiene sed y no puede apagarla él, que banqueteaba diariamente. Está sumido en los tormentos más horribles él, que no desperdiciaba placer alguno.

21 El que pasaba necesidad se ve colmado de dicha. El enfermo y abandonado aparece glorioso y glorificado. Fue pobre, ahora es rico. Sufrió mucho, ahora goza indeciblemente. Fue humillado -los perros le hacían compañía-, ahora es honrado y glorificado. Es solicitado como ayuda aquél a quien nadie miraba en vida. Dejó de ser pobre; es rico para siempre. El pobre Lázaro, que se arrastraba impotente por los caminos y puertas ajenas, está sentado en el seno de Abraham. Ha sido recibido en las eternas moradas; ha obtenido el puesto de honor; está a la cabeza de los comensales, junto al padre Abraham.

22 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

23 QUE NO VIVA, SEÑOR Tan nutrido en mí mismo y marginando a todo aquel que no vive conmigo Deslumbrado por el oro y al margen de la riqueza que Tú me ofreces QUE NO VIVA, SEÑOR Con mis manos cerradas a ofrecer y dar Con mi corazón volcado en la injusticia Con mis ojos ebrios por el fulgor de lo que se va Con mis pies caminando por parajes oscuros Con mis pensamientos en la tierra, sólo en la tierra Que no viva, así, Señor, que no viva. Amén Oració: P. Javier Leoz QUE NO VIVA ASÍ, SEÑOR Con las manos, tan metidas de lleno en el mundo, que me olvide de mirar con los ojos al cielo Tan pletórico de alegría y de salud, que llegue a pensar que todos viven igual que yo QUE NO VIVA, SEÑOR Ciego y apasionado con mis bienes y sin ver a los que nada o poco tienen Pendiente de lo intrascendente y dejando a un lado lo que, mañana, después de mi muerte me aguarda a tu lado, me espera en tu presencia

24 Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a:siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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