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Publicada porMiguel Ángel Salinas Palma Modificado hace 8 años
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Hecho por Pablo A.
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Primer viaje Después de gastar toda la riqueza que le dejó su padre, Simbad se embarca para buscar fortuna. En su primer viaje se establece en una isla, que resulta ser un gigantesco pez, en el que los árboles han echado raíces a causa del largo tiempo que ha estado durmiendo en la superficie del mar. El pez despierta y se sumerge en las profundidades y el buque zarpa sin Simbad. Un barril enviado, "por la gracia de Alá", le da la oportunidad de salvarse para llegar a una isla. En donde se lava y en donde, un rey amigo suyo, le nombra capitán de puerto. Un día, su propio buque, atraca en su puerto y recupera sus bienes Después de gastar toda la riqueza que le dejó su padre, Simbad se embarca para buscar fortuna. En su primer viaje se establece en una isla, que resulta ser un gigantesco pez, en el que los árboles han echado raíces a causa del largo tiempo que ha estado durmiendo en la superficie del mar. El pez despierta y se sumerge en las profundidades y el buque zarpa sin Simbad. Un barril enviado, "por la gracia de Alá", le da la oportunidad de salvarse para llegar a una isla. En donde se lava y en donde, un rey amigo suyo, le nombra capitán de puerto. Un día, su propio buque, atraca en su puerto y recupera sus bienes
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Segundo viaje Abandonado accidentalmente por su búsqueda, en una isla desierta y sin alimentos, encuentra un extraño objeto blanco y redondo, que resulta ser un huevo de ave Roj. Cuando la madre del huevo aparece, Simbad se amarra a una de sus patas, mientras ésta duerme y se va volando con ella. El ave lo deja encallado en un inaccesible valle de serpientes gigantes y más aves Roj. Bajo ellos, el suelo del valle está alfombrado de diamantes que los comerciantes consiguen lanzando enormes trozos de carne a las aves, las cuales vuelven a sus nidos con las piedras preciosas pegadas a la carne. Una vez allí los hombres las ahuyentan y recogen los diamantes. El astuto Simbad se ata un trozo de carne a la espalda y el ave lo lleva de vuelta al nido, llevándose una bolsa llena de piedras preciosas. Rescatado del nido por los comerciantes, Simbad regresa a Bagdad con una fortuna en diamantes, viendo muchas maravillas en el camino.
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Tercer viaje El gigante de un solo ojo, Inquieto y con ganas de viajes y aventuras, Simbad zarpa de nuevo desde Basora. Pero, por casualidad, él y sus compañeros llegan a una isla, donde son capturados por "una enorme criatura a la semejanza de un hombre, de color negro... con los ojos como brasas de fuego, los dientes como colmillos de jabalí y una gran mandíbula como la boca de un pozo. Por otra parte, tiene labios como de camello, colgando hacia abajo hasta su pecho, las orejas caen sobre sus hombros y las uñas de sus manos eran como las garras de un león". Este monstruo, empieza a comerse a la tripulación, siendo el primer bocado, el maestro, que es el más gordo,
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Cuarto viaje Impulsado por la inquietud, Simbad se hace a la mar otra vez y, como de costumbre, naufraga. Se encuentra entre salvajes desnudos, caníbales que alimentan a sus presas con una hierba que los priva de la razón (similar a los frutos de los lotófagos) y los engorda para la mesa. Simbad se niega a comer las locuras de la inducción de las plantas y, cuando los caníbales han perdido interés en él, se escapa. Una tripulación de recolectores de pimienta, le transporta a una isla, donde el rey se hace su amigo y le da una hermosa mujer como esposa. lotófagos Demasiado tarde, Simbad descubre una peculiar costumbre de esa tierra: cuando muere uno de los cónyuges, el otro es sepultado en vida con sus mejores ropas y joyas más costosas. La esposa de Simbad cae enferma y muere poco después, dejando a Simbad atrapado en una caverna subterránea, en una tumba comunal, con una jarra de agua y siete piezas de pan. Cuando estos suministros escasos casi se agotan, otra pareja es arrojada a la caverna: el marido muerto y la mujer con vida. Simbad la golpea hasta la muerte y se lleva sus raciones. Prosiguen funerales similares: pronto Simbad tiene una importante reserva de pan y agua, así como de oro y joyas de los cadáveres, pero no ha podido escapar, hasta que un día un animal salvaje le muestra un pasaje hacia el exterior, muy por encima de la mar. Por allí pasa un buque que lo rescata y le lleva de vuelta a Bagdad, donde da limosna a los pobres y reanuda su vida de placer
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Quinto viaje Cuando yo había estado un tiempo en tierra después de mi cuarto viaje, y cuando, en mi comodidad y los placeres llenos de posibilidades y en mi alegría de mis grandes ganancias y beneficios, me había olvidado de todo lo que había padecido de peligros y sufrimientos, el carnal hombre fue cautivado una vez más con el anhelo de viajar y ver a los países extranjeros y las islas". Simbad al poco tiempo se halla en el mar una vez más y cuando pasa por una isla desierta, la tripulación de Simbad encuentra un gigantesco huevo que Simbad reconoce como perteneciente a un ave Roc. Por curiosidad, el buque desembarca para ver el huevo, sólo para terminar rompiéndolo y utilizando al pollo como comida. Simbad reconoce inmediatamente la locura de su comportamiento y ordena que todos suban a bordo.
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Sexto viaje Con la inquietud de zarpar otra vez más, Simbad llega a una isla donde el rey une a su hija con Simbad.Tras pasar un mes,todos los habitantes se volvieron en aves Rocs, y se va a una montaña llena de serpintes gigantescas y pudo salir de ese apuro gracias a su astucia.
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Septimo viaje En el séptimo viaje de Simbad el Marino El siempre inquieto Simbad zarpa una vez más, con el resultado habitual. Solo en una tierra desolada, Simbad hace una balsa y se embarca en un río cercano a una gran ciudad. El jefe mercader une a su hija con Simbad y los nombra sus herederos.
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