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Publicada porSoledad Molina San Segundo Modificado hace 8 años
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Guillermo de Ockham
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Guillermo de Ockham: vida Guillermo de Ockham ( 1290-1349) es considerado el mayor representante de la escuela nominalista, la mayor rival de las escuelas tomista y escotista. Nació en Ockham, aldea del condado de Surrey, en Inglaterra. Se instruyó y enseñó en la Universidad de Oxford. Acusado por el Papa Juan XXII de impartir enseñanzas heréticas, permaneció arrestado desde 1324 hasta 1328 en Aviñón (Francia) mientras se examinaban sus escritos para determinar si eran ortodoxos Huyó a Múnich en 1328 protegido por Luis IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue excomulgado por el Papa y mantuvo su batalla dialéctica contra el papado. Defendió en sus obras al emperador Luis IV hasta que éste murió en 1347. Ockham murió en Múnich en 1349, se cree que debido a la peste negra, mientras intentaba lograr una reconciliación con el Papa Clemente VI.
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Guillermo de Ockham: política Guillermo de Ockham contribuye a la crisis de la cristiandad: con la crítica a la filosofía, teología y moral recibidas del siglo XIII Desmontando las bases doctrinales en que se sostiene el poder del Papa de Roma. Desde su huída de Aviñón redactó obras políticas. Sobre el gobierno tiránico del papa resume la teoría política de Ockham, su tono, su talante y su estilo. Escrito en 1339-1340, Breviloquium de principatu tyrannico papae, conocido también como Breviloquium, es la obra principal de su teoría política, un manifiesto contra la tiranía que el Papa está intentando imponer. Otra obra similar es el Dialogus inter Magistrum et discipulum de imperatorum et pontificum potestate, más conocida como "El Diálogo", escrito en 1338. Otras obras políticas menores: Ocho tesis relativas al poder del Sumo Pontífice, Tratado sobre el poder imperial.
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Teoría política de Ockham Al maestro a quien hay que seguir es a Jesucristo, no a Aristóteles. La Biblia es el libro al que siempre hay que acudir. Al Papa no le pertenece el poder absoluto ni en lo espiritual ni en lo político. Debe haber una clara separación entre la Iglesia y el Estado, pensamiento muy avanzado para su tiempo, en paralelo a la separación entre fe y razón. El papa carece de autoridad sobre el Imperio Romano: éste es anterior a la fundación de la Iglesia; no puede derivar de ella. La doctrina política de Ockham busca separar lo espiritual de lo temporal, del mismo modo que separó la fe de la razón.
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Libro I Defiende que es lícito discutir sobre el poder del Papa y que cualquier cristiano puede hacerlo, recurriendo a las Sagradas Escrituras para determinar sus límites. A pesar de esto, algunos temen más al poder del Papa que al divino, por eso dicen que es ilícito discutir la potestad del Papa. Ejemplo: San Agustín y otros autores hablaron sobre la Trinidad, un asunto mucho más delicado que el poder del Papa, y no se consideró que esto fuera ilícito ni fueron perseguidos por ello. Sólo los teólogos tienen la tarea de saber qué poder tiene el Papa por derecho divino y qué poder fue concedido por las personas. Los súbitos han de saber qué poder y cuánto tiene el Papa sobre ellos. Si una investigación de este tipo le preocupa, es sospechoso de ser un tirano. Si surgen dudas del poder divino del Papa se ha de acudir a las Sagradas Escrituras y no a las leyes o cánones. Si hay problemas entre el Papa y emperador, en última instancia, el Papa no se puede escudar en cánones ni el Emperador en las leyes imperiales, sino en las sagradas escrituras, que son las que ninguno se atreverá a negar. No es lícito que los fieles consideren justo y santo al Papa si saben que sus obras son ilícitas. Están obligados a juzgarle malo.
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Libro II Expone sus argumentos para demostrar que el Papa no tiene plenitud de poder. Ejemplos: el gobierno papal es un gobierno instituido para el bien común, no para honor y provecho del Papa. El Papa no puede tener más poder que el que tuvo Jesucristo. Cristo encomendó sus ovejas a Pedro y le dijo que las apacentara, no que las dominara ni hiciera con ellas lo que quisiera. Con esto, queda claro que Cristo no dio ni a Pedro ni a sus sucesores tal plenitud de poder. Para hacer más consistentes sus afirmaciones, se apoya en textos sagrados y autores muy diversos.
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Libro III Dios no otorga ningún poder fuera de la Iglesia (político), sólo lo permite. Prueba esta afirmación con textos del Nuevo Testamento. Dios ha concedido a todos los humanos (también a los infieles) el derecho de apropiación de las cosas y de elegir personas para que los gobiernen. El poder de reyes y emperadores no tiene legitimidad divina, por ello el Papa no debe coronar a los emperadores ni mediar en los asuntos políticos.
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Libro IV El imperio romano (Sacro Imperio Romano Germánico) no es del Papa, es una institución política como el resto de imperios y reinos. El Imperio Romano es anterior al papado, por lo que no proviene de éste. Es más, el Imperio Romano fue antes de los "infieles" que de los "fieles" (antes de que se cristianizara) El Papa no tiene ningún poder ni sobre el Imperio Romano ni sobre otros reinos o principados Continúa en la línea anterior, defendiendo que el Imperio Romano no es del Papa y que el emperador no es vasallo del Papa. Refuta los argumentos por los que otros autores intentan probar que el Imperio tiene su origen en el papado.
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Libro V Continúa en la línea anterior, defendiendo que el Imperio Romano no es del Papa y que el emperador no es vasallo del Papa. Refuta los argumentos por los que otros autores intentan probar que el Imperio tiene su origen en el papado. Libro VI El Papa no tiene poder para deponer al emperador más que los demás reyes. Refuta los argumentos del derecho canónico. Se queda sin tratar el poder del Papa en el orden espiritual
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Trascendencia de la obra Los argumentos empleados son muy consistentes, provienen de las Sagradas Escrituras, de los padres de la Iglesia y de grandes pensadores cristianos, por lo que es muy difícil refutarlos. Contexto histórico de enfrentamiento entre el poder de los Papas y el de los emperadores y reyes (Emperador Luis IV vs Papa Juan XXII y sucesivos). Obra propia de finales de la Edad Media, que contribuyó con sólidos argumentos a la crisis del poder de la figura del Papa y anunciaba los inicios del Renacimiento y del protestantismo.
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