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LA PROMESA DE LA ORACIÓN

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Presentación del tema: "LA PROMESA DE LA ORACIÓN"— Transcripción de la presentación:

1 LA PROMESA DE LA ORACIÓN
Lección 10 para el 10 de marzo de 2012

2 EL MOMENTO Y EL PODER DE LA ORACIÓN
“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Salmo 55: 17) ¿Por qué orar tanto? Porque la oración es poderosa. Es el instrumento que Dios ha puesto en nuestras manos para abrir las puertas del cielo, ponernos en contacto con nuestro Padre y recibir sus promesas. Aunque no podamos comprender cómo actúa, la oración cambia nuestras vidas. ¿Es suficiente orar tres veces al día? ¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre el momento de la oración? Mateo, 26: 41. Debemos orar cuando sintamos próxima la tentación. Lucas, 18: 1. Debemos orar siempre y no desmayar. 1ª de Timoteo, 2: 8. Debemos orar en todo lugar. 1ª de Tesalonicenses, 5: 17. Debemos orar sin cesar. 1ª de Pedro, 4: 7. Debemos velar en oración. Colosenses, 4: 2. Debemos perseverar en la oración, con acción de gracias. Romanos, 12: 12. Debemos ser constantes en la oración.

3 LA FE Y LA ORACIÓN “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos, 11: 6) ¿Qué sentido tendría llamar por teléfono a una persona si no creyésemos que esa persona es real, que tiene ese número de teléfono y que puede hablar con nosotros? Así es la oración, de nada sirve si no creemos que Dios existe y puede hablar conmigo. Cada oración es un acto de fe. “Es privilegio nuestro orar con confianza, pues el Espíritu formula nuestras peticiones. Con sencillez debemos presentar nuestras necesidades al Señor, y apropiarnos de su promesa” (E.G.W., “La maravillosa gracia de Dios”, 25 de marzo)

4 LA UTILIDAD DE LA ORACIÓN
Además de lo comentado hasta ahora, la oración nos ayuda a: Abrir nuestro corazón ante Dios. Presentar nuestras necesidades, aunque sepamos que Dios ya las conoce. Fortalecer nuestra fe haciéndola más real y práctica. Conectarnos con Dios en un nivel muy personal. Recordar que no somos nuestros, somos comprados por precio. ¿De qué otras maneras piensas que puede ayudarte la oración en tu vida diaria?

5 LA RESPUESTA A LA ORACIÓN
“De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará” (Juan, 16: 23) “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1ª de Juan, 5: 14-15) “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago, 4: 3) Por experiencia, sabemos que Dios no siempre contesta nuestras oraciones en el momento y de la forma que nosotros queremos. No obstante, cuando oramos a Dios tenemos las siguientes seguridades: Si pedimos conforme a su voluntad, Él nos oye. Él siempre contesta de alguna forma. Con una respuesta inmediata. Con una respuesta postergada en el tiempo. Con una respuesta que no esperábamos, y que nos sorprende. Con un silencio. La oración por el perdón de los pecados siempre es contestada inmediatamente.

6 LAS CONDICIONES DE LA ORACIÓN
No podemos pretender que Dios haga lo que nosotros queremos sin estar dispuestos a hacer nosotros lo que Dios quiere. Aunque sabemos que nuestra aceptación ante Dios no se basa en nuestros méritos, sino sólo en los méritos de Cristo, necesitamos una actitud de humildad y entrega a la voluntad de Dios para que Él pueda obrar en nuestras vidas. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2ª de Crónicas, 7: 14)

7 “Pero diariamente se ofrecen miles de oraciones que Dios no puede contestar. Son oraciones sin fe… Hay oraciones egoístas, que proceden de un corazón que oculta ídolos... Hay oraciones petulantes, displicentes, quejosas a causa de las cargas y las preocupaciones de la vida, en lugar de buscar humildemente la gracia que las aligere. No han sometido su voluntad a la voluntad de Dios. No cumplen con la condición de la promesa, y ésta no se cumple para ellos. Los que permanecen en Jesús, tienen la seguridad de que Dios los oirá, porque a ellos les complace hacer su voluntad” E.G.W. (Nuestra elevada vocación, 21 de mayo)

8 JESÚS Y LA ORACIÓN ¿En qué ocasiones especiales oró Jesús?
En ocasión de su bautismo (Lucas, 3: 21-22) Antes de la elección de los 12 apóstoles (Lucas, 6: 12-13) Antes de la transfiguración (Lucas, 9: 28-29) Después de que, al alimentar a la multitud, ésta quiso hacerle rey (Mateo, 14: 23) Por Pedro, porque iba a ser zarandeado por Satanás (Lucas, 22: 31-32) La oración intercesora, después de la última cena (Juan, 17) En el Getsemaní (Mateo, 26: 34-44; Hebreos, 5: 7) ¿En qué ocasiones especiales oró Jesús?

9 JESÚS Y LA ORACIÓN Además de orar en momentos especiales, ¿cuál era la costumbre de Jesús respecto de la oración? “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas, 11: 1) La oración era una costumbre habitual de Jesús. Si Él, siendo Dios, necesitó de la oración para comunicarse con su Padre mientras vivió en esta tierra, ¡cuánto más necesitamos nosotros de la oración para hablar con nuestro Padre celestial!

10 “La fortaleza de Cristo residía en la oración
“La fortaleza de Cristo residía en la oración... Cristo se retiraba a los huertos y a las montañas dejando completamente atrás el mundo y todo lo demás. Permanecía solo con su Padre. Con intenso fervor presentaba su súplica, y ponía toda la fortaleza de su alma en aferrarse de la mano del Infinito. Cuando nuevas y mayores tribulaciones se le oponían, se apartaba a la soledad de las montañas, y pasaba toda la noche en oración con su Padre celestial. Siendo que Cristo es nuestro ejemplo en todas las cosas, si imitáramos su ejemplo en lo que se refiere a la oración ferviente e importuna a Dios, para tener fortaleza en su nombre a fin de no ceder a las tentaciones de Satanás y resistir sus engaños y al maligno enemigo, no seríamos vencidos por él” E.G.W. (Hijos e hijas de Dios, 9 de mayo)


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