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Las posibilidades de la narración

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Presentación del tema: "Las posibilidades de la narración"— Transcripción de la presentación:

1 Las posibilidades de la narración
Secuencia didáctica Las posibilidades de la narración

2 HODJA Y LOS PINCHOS

3 Un día Hodja, que tenía siempre un hambre canina, fue al mercado y pasó por delante de un puesto en el que se cocinaban pinchos. ¡Qué buen olor desprendían! Pero Hodja tenía siempre la bolsa vacía, no llevaba dinero suficiente par comprar uno de aquellos pinchos tan apetitosos. Nada, tendría que quedarse con las ganas.

4 Entonces, Hodja fue a la panadería y compró un trozo de pan, que sí podía pagar,
volvió al puesto de los pinchos y se plantó enfrente, sin decir nada. -¿Qué quieres comprar? ¿Pinchos? –le preguntó el dueño del puesto-¿Cuántos quieres? -No, no quiero comprar nada –contestó Hodja. -Pues, hala, vete de aquí. -Un momento. Ya me voy.

5 Y cogió la rebanada de pan y la sostuvo sobre los pinchos, de suerte que recibía todo el humo que ascendía. Extrañado, el dueño de la parada le preguntó: -¿Qué haces? -Ahora lo verás.

6 Al cabo de un par de minutos, la rebanada de pan se había impregnado del humo grasiento y oloroso de los pinchos. Entonces, Hodja se la comió con evidente satisfacción. -¡Qué buena estaba! Bueno, gracias y hasta la vista –se despidió Hodja. Pero el dueño de la parada lo sujetó por el brazo.

7 Antes de irte debes pagarme –le dijo con decisión.
-¡Si no he comprado nada! –protestó Hodja. -Me tienes que pagar el humo y el olor de los pinchos. Como no se pusieron de acuerdo, se presentó el cadí, para que decidiera el caso con su autoridad. El cadí los escuchó atentamente y, acto seguido, preguntó al hombre del puesto: -¿Cuánto quieres que te pague? -Un dinar.

8 ¿ Cómo puede terminar este cuento?
Hodja tiene que pagar con horas de trabajo en el puesto. El chico no le da el dinar y el cadi le saca del mercado a golpes. Le pide los papeles al vendedor del puesto y como no los tiene se lo lleva preso. El cadi se queda con el dinar y le dice al chico que no vuelva por allí.

9 El cadí pidió a Hodja que le diera un dinar y Hodja tuvo que obedecer
El cadí pidió a Hodja que le diera un dinar y Hodja tuvo que obedecer. Era lo último que le quedaba el cadí lo cogió, lo pasó unas cuantas veces bajo al nariz del dueño de la parada y lo devolvió a Hodja. -El caso ya está resuelto –sentenció. El dueño del puesto no salía de su asombro. -Pero, ¿no me puedo quedar con el dinar? No. Hodja ha olido tus pinchos y tú has olido su moneda. Ahora estáis en paz. Ya os podéis ir.


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