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Una actitud responsable ante la muerte v !OH HIJO DEL ALTÍSIMO! He hecho de la muerte una mensajera de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He hecho.

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2 Una actitud responsable ante la muerte

3 v !OH HIJO DEL ALTÍSIMO! He hecho de la muerte una mensajera de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He hecho que la luz resplandezca sobre ti. ¿Por qué te ocultas de ella? Baha'u'llah,

4 La evolución en la vida del individuo comienza con la formación del embrión humano y atraviesa varias fases. Incluso después de la muerte continúa en otro nivel. El espíritu humano tiene capacidad para un desarrollo infinito. La identidad del hombre, o mejor aún, su individualidad, jamás se pierde. Su realidad como persona permanece intacta a través de los diferentes estados de su desarrollo El Trono del Espiritu

5 En verdad digo que el alma humana es en su esencia uno de los signos de Dios, un misterio entre sus misterios. Es uno de los poderosos signos del Omnipotente, el heraldo que proclama la realidad de todos los mundos de Dios. Dentro de ella yace oculto lo que ahora el mundo es completamente incapaz de comprender.

6 El espíritu no tiene más conexión con el cuerpo una vez que deja este mundo, pero como el cuerpo fue una vez el templo del espíritu, a nosotros los bahá'ís se nos instruye que debe ser tratado con respeto.

7 El cuerpo es designado como el trono del espíritu. “Ha sido ordenado que el cuerpo muerto sea tratado con el máximo honor y respeto".

8 El testamento

9 (...) El testador debe encabezar el documento con el adorno del Más Grande Nombre, dar fe en él de la unicidad de Dios en la Aurora de Su Revelación, y hacer mención, según desee, de lo que es loable, a fin de que sea un testimonio para él en los reinos de la Revelación y la Creación y un tesoro en manos de su Señor, el Supremo Protector, el Fiel. Bahá'u'lláh

10 La partición de la herencia podrá efectuarse sólo después de que se haya pagado el Huqúqu’lláh, se hayan saldado las deudas  si las hubiere , se hayan cubierto los gastos del funeral y del entierro, y se haya dispuesto lo necesario para que el difunto sea transportado a su última morada con dignidad y honor. Así lo ha ordenado Quien es el Señor del principio y del fin.. Bahá'u'lláh, El Kitáb-i-Aqdas, párr. 28.

11 La persona goza de autoridad plena sobre sus bienes. Si puede saldar el Huqúqu’lláh y está libre de deudas, entonces todo cuanto esté consignado en su testamento y toda declaración y reconocimiento que contenga serán aceptables. Dios, verdaderamente, le ha permitido proceder de la manera como desee con lo que Él le ha concedido. Bahá'u'lláh, El Kitáb-i-Aqdas,

12 En la localidad de_______________, a _________________________________ ______Yo______________________________________________ mayor de edad, nacido el _____________ en __________________ hijo de ___________ y de ___________, de estado civil ___________, vecino de __________________ y con residencia en la calle ______________________ ____________con Documento Nacional de Identidad nº _______________, expedido en ______________, estando en pleno uso de mis facultades mentales y haciendo uso de mi plena libertad, DESEO dar instrucciones para después de mi muerte, por el presente testamento ológrafo. Para ello, paso a formular lo siguiente: Siendo creyente de la Fe Bahá’í, es mi firme voluntad y deseo que, después de mi muerte, mi cuerpo o mis restos corporales no sean incinerados, ni sean introducidos en ninguna iglesia o lugar de culto, ni sean objeto de ningún rito religioso ajeno, sino que sean enterrados conforme a las leyes religiosas bahá’ís, a no más de una hora de distancia de la localidad en la que tuviera lugar mi fallecimiento y acatando las leyes civiles del lugar. La Comunidad Bahá’í más próxima queda facultada para organizar los actos funerarios que estime convenientes y, en su defecto, deseo que el enterramiento sea de carácter estrictamente civil, pudiendo quienes lo tuvieran a bien, leer o recitar oraciones bahá’ís para el progreso de mi alma. Revoco o anulo cualquier disposición testamentaria relativa a mi enterramiento, otorgada por mí con anterioridad a esta fecha. El presente testamento quedará en poder del/a secretario/a de la Asamblea Espiritual de los Bahá’ís de _______________. A mi muerte este testamento será presentado, si ello fuera necesario, para que puedan cumplirse las disposiciones arriba expresadas. Otorgo el presente testamento, habiéndolo firmado y rubricado de mi puño y letra.

13 El entierro

14 El cuerpo del hombre se ha formado gradualmente y, en consecuencia, debe descomponerse también gradualmente. Así es de acuerdo con el orden real y natural de la ley divina. Si fuera preferible que el cuerpo se quemase después de la muerte, desde su creación hubiera sido diseñado para que automáticamente, al morir, se prendiera fuego, se consumiera y se convirtiera en cenizas. Pero el orden divino diseñado por mandato de Dios es que al morir este cuerpo sea transferido de un estado a otro diferente del anterior, para que, según las relaciones que existen en el mundo, pueda combinarse y mezclarse paulatinamente con otros elementos, atravesando así estados hasta llegar al reino vegetal, convirtiéndose en plantas y flores, desarrollándose y convirtiéndose en árboles del más elevado paraíso, perfumándose y alcanzando la belleza del color. La cremación suprime súbitamente la posibilidad de lograr estas transformaciones, descomponiéndose tan rápidamente los elementos, que impiden la transformación gradual a esos diferentes estados. Cuando nos damos cuenta de que nuestro cuerpo está compuesto por elementos colocados en la tierra por el Creador y que están siendo utilizados continuamente en la formación de seres a través del proceso ordenado de su ley, entendemos mejor la necesidad de que nuestro cuerpo físico esté sujeto al proceso gradual de descomposición. Puesto que al morir el ser real y eterno del hombre, su alma abandona su vestidura física para remontarse hacia los reinos de Dios, podemos comparar el cuerpo a un vehículo que ha sido utilizado para el viaje de la vida terrenal y que ya no lo necesitamos una vez alcanzado su destino'.” El Trono del Espíritu

15 Enterrad el cuerpo con tranquilidad y regocijo en un lugar próximo.

16 Está prohibido transportar el cuerpo durante más de una hora de camino desde el lugar del deceso

17 La preparación del cuerpo para el entierro consiste en un cuidadoso lavado, y en la colocación de una mortaja de tela blanca, preferiblemente seda.

18 Debe colocarse un anillo con la siguiente inscripción: de Dios vine y a Él vuelvo, desprendido de todo salvo de Él, aferrándome a Su Nombre, el Misericordioso el Compasivo.

19 El cuerpo debe colocarse en la tumba de tal modo que los pies apunten hacia 'Akká (el Qiblih).

20 Él enfatiza la necesidad de que el cementerio tenga una apariencia externa hermosa, y afirma que las tumbas no deberían estar juntas, sino que cada una debería tener un macizo de flores alrededor por los cuatro lados. También indica que sería placentero si se colocara un estanque en el centro del cementerio y se plantaran hermosos árboles alrededor del mismo, así como alrededor del propio cementerio.

21 !Oh Hijo del Hombre! Tu eres Mi dominio, y Mi dominio no perece, ¿Por qué pues temes perecer? Tu eres Mi luz y Mi luz jamás se extinguirá, ¿Por qué temes la extinción?


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