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Curso de preparación para la Primera Comunión Instituto de Formación Teológica en Internet www.oracionesydevociones.info Vigésimo octavo envío.

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1 Curso de preparación para la Primera Comunión Instituto de Formación Teológica en Internet Vigésimo octavo envío I. Historia Sagrada: Parábolas o comparancias III II. Verdades del Compendio: nn.313 a 336 Esta presentación fue preparada por Violeta Brenes y el P. Juan María G.

2 Parábolas o comparancias lll
Las parábolas del Reino de Dios

3 Hay un grupo de parábolas cor-
tas que se refieren al Reino de los Cielos. Dicho Reino ha de entenderse en dos sentidos: como la acción de la Gracia en el mundo y en el corazón de los hombres o como el paraíso que Dios nos tiene preparado. Dividiré entonces es- tas parábolas según su intención, presentando aquéllas en primer término y éstas después.

4 El Reino de los Cielos se parece
a una semilla de ombú que, siendo chiquita, se transforma en tremendo árbol, donde ani- dan los pájaros del aire.

5 El Reino de los Cielos se pa-
rece a un poco de levadura, que fermenta a toda la masa, permitiendo hacer un pan de primera.

6 El Reino de los Cielos se parece a las redes de arrastre, con la que se saca toda clase de pescados.

7 El Reino de los Cielos se
parece al caso de un dueño de campo, que sembró buen trigo en varios potreros. Cuando verdeaba la sementera, vinieron los peones y le dijeron: “Patrón, entreverado con el trigo está creciendo chamico. ¿Cómo pudo suce- der eso si usted plantó semilla seleccio- nada?

8 -Es cosa de un enemigo mío que,
cuando ustedes dormían, tiró en el campo mala semilla. -¿Quiere que arranquemos el chamico? -No. Porque con el yuyo pueden arrancar plantas de trigo. Esperen que crezcan las dos, así se distin- guen bien uno de otro. Entonces sacan el chamico y lo queman, cosechando después el trigo.

9 El Reino de los Cielos pue-
de compararse con lo que le pasó a un platero salte- ño, que compraba oro y piedras preciosas. Un día le ofrecieron una perla enorme, grande como un huevo de martineta, pi- diéndole por ella un dineral. Vendió el hombre todo lo que tenía y compró la perla.

10 El Reino de los Cielos pue-
de compararse a un arren- datario que arando, encon- tró un tesoro enterrado, del tiempo de los españo- les. Remató cuanto poseía, compró el campo y que- dó due- ño del tesoro.

11 El Reino de los Cielos puede com-
pararse con una señora que extra- vió su patacón de plata. Dejó enseguida todo lo que estaba haciendo y se dedicó a buscar el patacón per- dido. Dio vuelta a la casa, barrió debajo de los armarios, corrió las camas y revisó hasta el último rincón. Halló por fin la moneda y, muy contenta, llamó a las vecinas para cele- brar el hallazgo.

12 Con el primer conjunto de
parábolas referidas al Rei- no de los Cielos, Jesús qui- so indicar que él mismo se extiende aunque no lo ad- virtamos y que allí están mezclados buenos y malos hasta el día del Juicio.

13 Con el segundo enseñó que hay que estar
dispuesto a entregarlo todo con tal de al- canzar el Cielo.

14 Verdades del Compendio ( nn. 313 a 336 )
EL SACRAMENTO DEL ORDEN Es aquel mediante el cual, la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles, sigue siendo ejercida en Iglesia hasta el fin de los tiempos.

15 Con la Consagración (Ordenación)
se entra a formar parte del cuerpo eclesial. Un don singular del Espíritu Santo permite ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo de Dios en nombre y con la autori- dad de Cristo.

16 Las prefiguraciones del
Antiguo Testamento, se cumplen en Cristo Jesús, quien mediante su sacrificio en la cruz es “el único mediador entre Dios y los hombres” (1Tm. 2,5 ), el “Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec” ( Hb. 5,10 ).

17 El único sacerdocio de Cristo se hace presente por el sacerdocio ministerial. “Sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son ministros suyos”. El sacramento del Orden se compone de tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.

18 La Ordenación episcopal
da la plenitud del Sacramento del Orden, hace al Obispo legítimo sucesor de los Apóstoles, lo constituye miembro del Colegio Episcopal, compartiendo con el Papa y los demás obispos la solicitud por todas las Iglesias

19 y le confiere los oficios
de enseñar, santificar y gobernar. El obispo, a quien se confía una Iglesia particular, es el principio visible y el fundamento de la unidad de esa Iglesia, en la cual desempeña, como Vicario de Cristo, el oficio pastoral, ayudado por sus presbíteros y diáconos.

20 La unción del Espíritu marca al presbítero con un carácter espiritual indeleble, lo configura a Cristo sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre de Cristo Cabeza.

21 Como cooperador del Orden
episcopal es consagrado para predicar el Evangelio, celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, de la que saca fuerza todo su ministerio y ser pastor de los fieles.

22 Con los demás presbíteros
que forman el “presbiterio” que, en comunión con el Obispo y en dependencia de él, tienen la responsabilidad de la Iglesia particular.

23 El diácono es ordenado para el
servicio de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el ministerio de la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.

24 En cada uno de sus tres grados, el sacramento
del Orden se confiere mediante la imposición de las manos sobre la cabeza del ordenado por parte del obispo,

25 quien pronuncia la solemne
oración consagratoria. Con ella, el Obispo pide a Dios para el ordenando una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, en orden al ejercicio de su ministerio.

26 Corresponde a los obispos válidamente
ordenados, en cuanto sucesores de los Apóstoles, conferir los tres grados del Orden.

27 Sólo el varón bautizado
puede recibir válidamente el sacramento del Orden. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del mismo Señor. Nadie puede exigir su recepción; se debe ser considerado apto por la autoridad de la Iglesia.

28 Para el episcopado se exige siempre el celibato.
Para el presbiterado, en la Iglesia latina, son ordinariamente elegidos hombres creyentes que viven como célibes y tienen la voluntad de guardar el celibato “por el reino de los cielos” (Mt. 19,12 ).

29 En las iglesias orientales no está permitido
contraer matrimonio después de haber recibido la ordenación.

30 Al diaconado permanente
pueden acceder también hombres casados. El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los respectivos grados del sacramento.

31 La ordenación confiere
un carácter espiritual indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado.

32 Por tanto, el sacerdocio
ministerial se diferencia esencialmente y no sólo en grado, del sacerdocio común de los fieles.

33 EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS
ENFERMOS La Iglesia tiene un sacramento específico para los enfermos, instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: “¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor” ( St. 5, ).

34 Lo puede recibir cualquier
fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. Se puede recibir otras veces, si se produce un agravamiento de la enfermedad o si se presenta otra enfermedad grave.

35 La celebración de este sacramento debe ir precedida, si es posible, de la confesión individual del enfermo. Sólo puede ser administrado por los sacerdotes ( obispos o presbíteros ).

36 La celebración consiste esencialmente en la unción con el óleo, bendecido si es posible por el obispo, sobre la frente y las manos del enfermo ( en el rito romano, o también en otras partes del cuerpo en otros ritos), acompañada de la oración del sacerdote, que implora la gracia especial de este sacramento.

37 Los efectos: confiere una gracia particular, que
une más íntimamente al enfermo a la Pasión de Cristo, otorgándole fortaleza, paz y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse.

38 Además, este sacramento concede
a veces, si Dios lo quiere, la recuperación de la salud física. En todo caso, esta Unción prepara al enfermo para pasar a la Casa del Padre.

39 El Viático es la Eucaristía
recibida por quienes están por dejar esta vida terrena y se preparan para la vida eterna. Recibida en el momento del tránsito de este mundo al Padre, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo muerto y resucitado, es semilla de vida eterna y poder de resurrección.

40 Parábolas o comparancias III
Objetivo: con el primer conjunto de parábolas referidas al Reino de los Cielos, Jesús quiso indicar que el mismo se extiende aunque no lo ad- virtamos y que allí están mezclados buenos y malos hasta el dia del Juicio.. Con el segundo enseñó que hay que estar dispuesto a entregarlo todo con tal de alcanzar el Cielo. Colorear: Encuentre el tesoro escondido Investigue: ¿Cómo se puede contribuir a que el Reino de Dios crezca en el medio que nos rodea? ¿Qué crees que el Señor te esté pidiendo a ti, para que su Reino crezca en tu corazón?


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