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6º Dom. Pascua. Ciclo C Serenidad y valentía  “NO MÁS CARGAS QUE LAS INDISPENSABLES”. La Primera Comunidad comienza a vivir las primeras dificultades.

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1 6º Dom. Pascua. Ciclo C Serenidad y valentía  “NO MÁS CARGAS QUE LAS INDISPENSABLES”. La Primera Comunidad comienza a vivir las primeras dificultades. No fueron pocas ni pequeñas. La convivencia (como tarea y posibilidad) es siempre costosa. El deseo de destacar, de imponer criterios, de llevar siempre la razón, de triunfar, de aparentar… van debilitando lo importante. El cerrarnos en seguridades, sin afrontar el riesgo y el compromiso de buscar el bien común impide el crecimiento. Poner las normas, los preceptos, las ideas por encima de las personas hace que el mensaje de Jesús pierda toda su originalidad auténtica. Mirarnos en el espejo de la Primera Comunidad es una forma de aprender la lección de convivir: se escucha a los representantes de las distintas posturas, se hace un discernimiento de qué es lo más importante, lo esencial, se busca una postura en común donde todos puedan sentirse dentro… Fijarme en sus actitudes es una buena manera de encontrar pautas y caminos de actuación: la oración en común, el debate abierto, valorar las diversas situaciones, avanzar en humildes consensos… ¿Cómo podemos poner en práctica esas actitudes para crear ámbitos de convivencia adecuados? ¿Cómo conjugar la fidelidad a la tradición con una postura de misericordia, sin imponer “cargas” que no ayudan a crecer? ¿Cómo cultivar la apertura, la comprensión, la capacidad de diálogo, la búsqueda del bien común…? ¿Cómo romper posturas cerradas y buscar lo importante por encima de las diferencias? ¿Cómo superar los conflictos desde el respeto a las diferencias y acogiendo lo plural?  DIOS QUIERE HACER MORADA EN MI. Su deseo es habitar en mi casa, llenar mi vida, ocupar en centro de mi corazón… de manera permanente, estable y duradera. Si le dejo que entre en mi corazón encontraré sentido, profundidad, luz, seguridad… se disiparan mis temores y mis vacíos. Si le abro la puerta de mi vida, me colmará de alegría, me sacará de mí mismo y hará que mi amor sea expansivo para acompañar soledades, atender con ternura y delicadeza a quien me necesita, acoger a quien vive en la intemperie, ofrecer servicios desinteresados que vayan creando un mundo diferente… ¿Dejo que Dios haga morada en mí? ¿Dejo que vaya calando el Evangelio en mi vida, que vaya empapando mi manera de pensar, de sentir, de actuar, de relacionarme con los demás…? ¿Experimento y vivo que estoy “habitado” por Dios? ¿Qué consecuencias tiene para mi vida?  SERENIDAD Y VALENTÍA. Si llevamos a Cristo en nuestra vida, tendremos la paz interior necesaria para afrontar cualquier situación difícil y complicada. La inquietud nos llega cuando nos sentimos abandonados, perdidos, sin puntos de referencia donde agarrarnos. Hoy Jesús me dice: “Que no se turbe tu corazón ni se acobarde. Estoy contigo, acompañándote” La confianza de que estoy en buenas manos, de que siempre hay Alguien animándome, me tranquiliza y reconforta, me da seguridad y valentía. Difícilmente podré lograr la paz necesaria si vivo inquieto, bloqueado, intranquilo, estresado… Con Jesús encuentro la fuerza y la serenidad para afrontar cualquier dificultad. Él me da su paz para que la trasmita con sencillez y generosidad. Danos la paz. Salomé Arricibita https://youtu.be/QDY4FlkYcFY No nos dejas solos, Señor, tú nos envías tu Espíritu, nos llenas de tu fuerza, nos colmas de tu Amor, impulsas en nosotros la ilusión por vivir, la fuerza para amar, el deseo de justicia y la urgencia de un buen reparto social. Tú, Dios mío, te apoyas en nuestra debilidad, para hacernos poderosos, cuentas con nuestras flaquezas, para hacernos discípulos tuyos, sabes de nuestras incongruencias y nos sigues enviando a cumplir tu misión. Tú, Señor, tienes para cada uno de nosotros un proyecto concreto de vida, un mensaje que transmitir, una manera de vivir que contagiar, un modo concreto de actuar, a tu manera, para que vayamos construyendo tu reino, para llenar la tierra de tu paz y tu bondad. Tú, Dios de todos los hombres, Señor de todas las cosas, Espíritu que impulsa lo nuevo en cada uno y lo mejor en cada momento, cuentas con cada uno de nosotros, para convertir esta sociedad nuestra en un espacio de amor y de justicia, en una gran familia donde reine la alegría, donde se comparta, se ría y se festeje la unión de todos, la igualdad y el buen reparto. Tú tienes para cada uno grandes planes. Hoy, aquí me tienes a mí, Señor, dispuesto a seguirte una vez más, a darte un sí definitivo y valiente. No permitas que me distraiga de Ti, Dios mío. Pon, Señor, serenidad en mi vida cuando llegan los sobresaltos, cuando aparece la adversidad y los momentos de desamparo. Con tu presencia cercana me siento acompañado, dándome fuerzas para superar todo obstáculo. Pon, Señor, en mi vida valentía y entusiasmo para saber comunicar lo bueno que aprendo a tu lado, y la paz interior que me das cuando dejo que guíes mis pasos. Pon, Señor, en mi vida todo aquello que yo solo no alcanzo y que tú me regalas sin pedir nada a cambio. Hazme crecer en la confianza de que estoy en buenas manos, y eso me haga alegre y esperanzado, llevando luz y consuelo a quien me voy encontrando. Quiero acoger, Señor, el calor de tu abrazo, la profundidad de tu Palabra y la savia que me va alimentando para enriquecer mi vida y hallar en ti mi descanso. Perdón, Señor… -por mis intransigencias que dificultan la comunicación y el diálogo. -por poner las ideas, los preceptos y las normas por encima del bien de mis hermanos. -por la pasividad y el conformismo que hacen desentenderme de los problemas de la gente y vivir aislado. -por olvidarme de ti cuando no te creo necesario. ************************************************ Derrama, Señor, el don de la Paz…  en nuestro mundo. Que cese la violencia, las injusticias y las guerras.  en nuestra Iglesia. Que se abran caminos de comunión, lugares de encuentro y espacios donde la fe se fortalezca.  en las familias. Que crezcan en diálogo, comunicación y profundidad en la convivencia.  en los enfermos. Que afronten cualquier situación de dolor con serenidad y entereza.  en cada uno de nosotros. Que todo signo de soledad, agobios y ansiedad desaparezcan. La paz que da el mundo es la de los muros seguros, las cuentas corrientes saneadas y el poder. La de Dios es la de la intemperie del amor. [J.M.R.O.]

2 Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29): En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

3 Salmo 66,2-3.5.6.8 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R/. Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23): El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

4 Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»


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