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Jesús es el Hijo de Dios Los evangelios sinópticos.

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Presentación del tema: "Jesús es el Hijo de Dios Los evangelios sinópticos."— Transcripción de la presentación:

1 Jesús es el Hijo de Dios Los evangelios sinópticos

2 I. Evangelio según San Marcos
Destinatarios: Cristianos provenientes de comunidades mixtas (judías y paganas). Título fundamental de Cristo: Hijo de Dios. Jesucristo se va manifestando paulatinamente, hasta que en su muerte, el centurión confiesa: “realmente era el Hijo de Dios”. Característica fundamental: El “secreto mesiánico”: Jesús no quiere que confundan su papel de Mesías. Jesús no es bien comprendido ni por los judíos ni por sus discípulos.

3 II. Evangelio según San Mateo
Destinatarios: Cristianos provenientes del judaísmo. Título fundamental: Hijo de Dios, Mesías esperado. Características fundamentales: Uso frecuente del Antiguo Testamento para demostrar que Jesús cumple las profecías. Mateo es el “evangelio del reino”. “Evangelio de los discursos del Señor”. Discursos seguidos de milagros. Los hechos corroboran las palabras.

4 III. Evangelio según San Lucas
Destinatarios: Cristianos provenientes del paganismo. Títulos fundamentales: Salvador. Mesías Señor. Características fundamentales: Jesús es el centro de la historia de la salvación. El plan de Dios es un plan de misericordia. Jesús es el rostro misericordioso del Padre. María en la obra de la salvación.

5 La oración de Jesús en los sinópticos
Benedicto XVI

6 Jesús enseña el Padrenuestro
Lc 11,1: Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar…” “Toda la obra de Jesús brota de su oración, es su soporte. Así, acontecimientos esenciales de su vida, en los que se va desvelando poco a poco su misterio, aparecen como acontecimientos de oración”. “Resulta significativo, pues, que Lucas ponga el Padrenuestro en relación con la oración personal de Jesús mismo. Él nos hace partícipes de su propia oración, nos introduce en el diálogo interior del Amor trinitario, eleva, por así decirlo, nuestras necesidades humanas hasta el corazón de Dios”.

7 En camino hacia el Monte de los Olivos
Jesús ora con los salmos Se supone que Jesús, en el contexto de la Pascua que había celebrado, haya cantado quizás algunos Salmos del Hallel ( y 136), en los cuales se da gracias a Dios por la liberación de Israel de Egipto, pero en los que se habla también de la piedra que desecharon los constructores, convertida en piedra angular… en estos salmos la historia pasada se convierte siempre en momento presente. Jesús recita con sus discípulos los Salmos de Israel: éste es un dato fundamental para comprender, por una parte, la figura de Jesús, pero por otra, también los Salmos mismos, que en cierto aspecto adquieren en Él un nuevo sujeto, un nuevo modo de presencia y a la vez una expansión más allá de Israel hacia la universalidad.

8 En camino hacia el Monte de los Olivos
Jesús ora con los salmos Cristo proporciona una nueva visión de la figura de David. En la Iglesia naciente, Jesús fue considerado muy pronto como el nuevo, el auténtico David, y por eso, sin rupturas pero de modo nuevo, los Salmos podían ser recitados como una oración en comunión con Jesucristo.  San Agustín: “En los salmos, es siempre Cristo quien habla, a veces como Cabeza, a veces como Cuerpo...” Por Él, por Jesucristo, nosotros somos ahora un único sujeto y podemos por tanto, junto con Él, hablar realmente con Dios.

9 El episodio en el Monte de los Olivos
Las palabras de Jesucristo en el Huerto Mc 14,36: “¡Abbá!: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero que se haga no lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres”. En Jn 2,27, el estremecimiento ante el poder de la muerte se expresa con el mismo término con que se describió la profunda turbación de Jesús ante la tumba de Lázaro (Jn 11,33), así como su conmoción interior al referirse a la traición de Judas (Jn 13,21). Se expresa la angustia de la criatura frente a la cercanía de la muerte, pero también el estremecimiento particular de quien es la Vida misma ante toda la destrucción ocasionada por el pecado. Porque es Hijo, ve con extrema claridad toda la marea sucia del mal… y siente profundamente el horror, toda la suciedad que debe “beber”. Todo esto lo debe acoger dentro de sí, para que en Él quede superado, y así eso se supere en nosotros. Es el momento del choque frontal entre la luz y las tinieblas…


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