Introducción: La historia que os voy a contar es muy singular porque de la luna voy a hablar. Si os interesa, solo tenéis que escuchar
En las noches de verano a orillas del mar hacíamos fogatas para el rato pasar, cuando de repente la luna empezó a hablar.
¡¿Que hacéis ahí?!, no me dejáis descansar con esa gran fogata me vais a espabilar. Dentro de poco me voy y esta noche no podré descansar.
La fogata debíamos de apagar para que la luna no se cabrease más.
Cuando la fogata apagamos muy contentos nos quedamos porque la luna se había acostado.
La luna, agradecida, un bonito regalo nos había dejado, pues su sombra en el mar había reflejado.
La noche, así había terminado con los rayos del sol, la luna se había ocultado.
Espero que os haya gustado, porque quien se lo quiera comprar, ¡cincuenta céntimos le va a costar!