Dios no se esconde. Dios no conoce de trampas Mucho menos de engaños. El está tan arriba para verlo y para abrazarlo todo. Ayer vino el águila a avisarme Traía en su pico el único mensaje. “Les estoy viendo para nunca dejarlos de amar. Dios desde arriba lo ve todo
Ayer quería tocar el azul del cielo con mis manos y al quererlo hacer me encontré con Dios. Asustado pregunté: ¿Qué haces tan alto? Con cariño me respondió. Cuidando. Cuidando.
Después de aquel encuentro. Seguí en mi caminar y ya por la tarde los problemas de la vida me supieron embargar. Fui corriendo a tocar el cielo lugar de Dios, pero ya no estaba. Grité: ¿Señor dónde estás? Y una voz suave envolvió al lugar. Aquí. Aquí estoy. ¿No tengas miedo? Recuerda que jamás te voy a abandonar.
Hay noches eternas. Noches que no terminan de aclarar. Noches de tristeza y amargura: niños que gritan de hambre, mujeres cansadas de tanto llorar, hombres cargados de violencia, jóvenes mutilados por la droga y hogares conociendo la mala noticia. Señor Dios nunca te alejes. Jamás se esconda. Trae con su bendición la luz que todo lo alumbra y todo lo salva. P. Marcelo