El día puede haber sido una calamidad, pero si tienes la fortuna de que algún nieto te espere en casa, seguro que lo acabas con una sonrisa. Rafael Garcia Ramos Rafael Garcia Ramos
El amor perfecto, a veces no viene hasta el primer nieto Proverbio galés
Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos: Salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas Alex Haley
Las abuelas son madres con un montón de cobertura dulce Autor desconocido
La abuela sostiene nuestras manecitas por un rato, pero nuestros corazones para siempre Autor desconocido
¡Qué baratos son los nietos! Les doy mis monedas y ellos me dan millones de euros de placer Gene Perret
Si hubiera sabido cuán maravilloso es tener nietos, los hubiera tenido primero Lois Wise
Mis nietos creen que soy la cosa mas vieja del mundo. Y después de dos o tres horas con ellos, yo también lo creo Gene Perret
Convertirse en abuela es maravilloso. En un momento eres madre, luego sabia y de pronto prehistórica Pam Brown
Nunca tengas hijos, solo nietos Gore Vidal
Los hombres no se sienten viejos por tener nietos sino por saber que están casados con abuelas G. Norman Collie
Cuando los abuelos entran en la casa, la disciplina vuela por la ventana Ogden Nash
Una abuela es una maravillosa madre con un montón de práctica. Un abuelo es viejo por fuera y joven por dentro Joy Hargrove
Los nietos son la recompensa de Dios por llegar a viejo Mary H. Waldrip
La abuela siempre te hace sentir que te estuvo esperando todo el día, y ahora, el día está completo Marcy De Maree
No entiendes realmente algo, hasta que se lo puedes explicar a tu abuela Proverbio galés
Una hora con tus nietos puede hacerte sentir joven otra vez. Más tiempo que ese te hará sentir que envejeciste rápidamente Gene Perret
Desearía tener la energía de mis nietos, aunque más bien sea para defensa personal Gene Perret
Los nietos no permanecen jóvenes para siempre, lo cual es bueno porque los abuelos tienen un límite de fuerzas Gene Perret
A través de los ojos de mi último nieto, Rafael, que lleva la sangre de mi hija, Teresa, y la mía propia, contemplo cosas olvidadas de la infancia, que jamás creí que permanecían en mi memoria