“¡Papá, quiero el automóvil!” Miguel-A.
Un joven hippie obtuvo su permiso de conducir. Ese mismo día le preguntó a su padre (que era rabino) si podía dejarle usar el automóvil familiar. El padre lo llevó a su estudio, y le dijo: - ¡Haré un trato contigo!: Aprueba las asignaturas, estudia un poco el Talmud, córtate el pelo... y luego hablaremos de dejarte el automóvil.
Pasado un mes, el muchacho de nuevo le pidió a su padre que le dejara utilizar el coche. Otra vez, el padre lo llevó a su estudio, y esta vez le dijo: - Hijo, estoy muy contento contigo: Has traído excelentes notas, y cada día te observo mientras estudias un rato el Talmud. Pero... ¿recuerdas la condición de cortarte el pelo? ¿Por qué no te lo has cortado aún?.
A esto el muchacho hippie respondió: - Padre, yo también he estado pensando sobre ello. ¡Y he observado que Sansón, Moisés, Noé, e incluso Jesús, llevaban el cabello largo! ¿Por qué tendría yo que cortarme el pelo? ¿Acaso llevar el cabello largo va contra el mensaje divino de nuestra religión?.
- ¡Pues, sí! Es cierto cuanto dices -contestó el rabino-, pero te recuerdo que esos cuatro melenudos que has citado: Sansón, Moisés, Noé, e incluso Jesús, llevaban el cabello largo, pero iban a todos los sitios caminando.
Moraleja: “¡Con el pelo corto, o largo, si no obedeces a tu padre, no te dejará el coche familiar!”.