PRIMERA LECTURA Lectura del profeta Baruc 5,1-9 Dios mostrará su esplendor sobre ti
SALMO RESPONSORIAL Salmo 125 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 1, Manteneos limpios e irreprochables para el día de Cristo
ALELUYA Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios
EVANGELIO San Lucas 3, 1-6 Todos verán la salvación de Dios
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás,
vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,
como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
"Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios".
Palabra de Dios
Segundo domingo de Adviento
Este domingo la palabra que resuena con fuerza es conversión
Dios prepara con amor y misericordia el camino para guiar a su pueblo...
y nosotros ¿preparamos el camino para recibirle a ÉL?
Todos necesitamos “un buen rato de desierto”
para adentrarnos descalzos en el desierto de nuestra alma
Dios está en la profundidad de nuestra alma y ahí es donde empieza la conversión
Una voz grita en el desierto: preparad al Señor el camino el camino
En este tiempo de Adviento Dios quiere realizar en nosotros una obra de ingeniería interior:
El Señor tiene que enderezar las curvas torcidas de nuestra mente, que busca sus propios caminos equivocados
El Señor tiene que rellenar las hendiduras de nuestras bajezas,
cuando caemos en el derrotismo, la desilusión, la falta de esperanza y de alegría
El Señor tiene que tumbar y rebajar las colinas y montañas de nuestro orgullo,
cuando creemos que podemos cuestionar a Dios sus planes para nuestra vida
El Señor tiene que suavizar con su Amor la superficie de nuestra alma,
para quitar la aspereza de nuestro egoísmo, cuando no sabemos amarlo ni a El ni a los demás.
al cambio interior para preparar el camino al Señor que está cerca. El Adviento nos invita a la conversión,