Sin excepción creo que todos en alguna vez de nuestra vida 1. hemos sido invitados a cenar y sobre todo si la persona que nos invitó es alguien importante o especial, 2. esa cena se convierte en un momento inolvidable.
A. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo (la puerta es la vida de cada persona) B. Si alguno oye mi voz y abre la puerta (Dios nos sigue hablando hoy a la voluntad) C. Entraré a él y cenaré con él, y él conmigo (tú decides si cenas con Jesús o no) Ilustración: A todos los sedientos venid: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed, venid, comprad sin dinero y sin precio vino y leche (Isaías 55:1)
A. Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree no tendrá sed jamás (Juan 6:35) B. Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y acabe su obra (Juan 4:34) C. Al que venciere le daré a comer del maná escondido (Apocalipsis 2:17, 7) Ilustración: Joven fui, y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan (Salmo 37:25)
A. Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino B. Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y así mismo del pescado (Juan 21:13) C. Y os digo que desde ahora, no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba de nuevo con vosotros en el reino de mi padre (Mateo 26:29)
Jesús dijo: Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo 1. Como cristianos no cambiemos la comida de Dios por la del mundo 2. Compartamos el pan de vida que es Jesús con el mundo hambriento de Dios 3. Preparémonos cada día, para disfrutar con Jesús de la mesa en el cielo que Él tiene lista para usted y para mí