AL SEÑOR QUE VIVE EN MI CORAZÓN
Tú y yo nos conocemos, pero tú me conoces a fondo y nada mío te resulta indiferente.
Qué grande y bueno eres, Señor, amigo y compañero de la vida
Casi siempre te pido y te pido y se me olvida decirte lo que te quiero y lo que me gustaría quererte.
Qué complicado soy, Señor.
¡Cuántas dudas sobre ti, cuántas indiferencias, cuántas promesas sin cumplir.
A mí me cuesta entenderme y ni yo mismo me conozco de verdad como tú me conoces.
A ti no te puedo mentir, a ti no te puedo ocultar nada, a ti sólo te puedo pedir.
Lo primero el perdón por tantas infidelidades, y lo segundo tu gracia para seguir adelante.
Contigo es verdad que lo puedo todo. No te separes nunca de mi.