Patas arriba La escuela del mundo al revés Eduardo Galeano Laura Crespo Morel
Las industrias de seguridad privada y control se alimentan por las noticias de secuestros, asaltos, crímenes, violaciones y la corrupción entre los oficiales. Esto fomenta el miedo en la comunidad y establece una demanda firme. En otras palabras, miedo=control. Se encuentran las casas con variedades de cerraduras, rejas, alambres y alarmas. Se venden las armas de fuego, el gas pimienta, los tasers y entre otros. Se ejerce la vigilancia electrónica como grabar conversaciones de teléfono y las cámaras.
Se invierte dinero en las cárceles privadas. Por lo cual se pueden describir como “hoteles siempre llenos” según Galeano. Incluso hay presos que han terminados bachilleratos en las cárceles. La ropa, la comida, las bibliotecas, ejercicio, otros lujos y el mantenimiento son los que pagan mami y papi con los impuestos. Sin embargo, según Galeano, la experiencia habla de comida pésima, malos tratos y prueba de que las cárceles privadas no son mas baratas que las públicas porque sus ganancias desmerusadas anulan los costos bajos. Ya ahora se ven menos guardias, ya que el trabajo lo están haciendo las máquinas. “Desde que un juez llamado Love, Jack Love, concibió un brazalete a control remoto que, atado a la muñeca o tobillo del delincuente, permite vigilar sus movimientos y saber si pretende arrancárselo, si bebe alcohol o si se escapa de la casa”.
“No estamos todos presos del miedo, los de arriba, los de abajo y los del medio también?” Nik (dibujante argentino) imaginó a un periodista entrevistando un vecino del barrio: -Mire… todos rejas en las ventanas, cámaras de TV, reflectores, cerrojos dobles y vidrio blindado… -¿Ya no recibe a sus parientes? - Sí. Tengo un régimen de visitas. - ¿Y la policía que le dice? -Que si cumplo buena conducta, el domingo a la mañana voy a poder salir hasta la panadería.
En el siglo XVll los carceleros pedían a los jueces a que le mandaran prisioneros. Cuando les tocaba la libertad, quedaban endeudados los presos y trabajando hasta el final. Una cárcel sin presos no tiene dinero, por lo tanto no tenían mantenimiento y el trabajo lo tenían que hacer los presos. El miedo equivale al control y la cárcel equivale el dinero. Video de referencia: Bowling for Columbine, de Michael Moore.