“Los errores del Genio” Miguel-A.
El director, el subdirector, un empleado administrativo, y la secretaria, van a almorzar a la cafetería. Y, tirada en el suelo, encuentran una antigua lámpara de aceite. La frotan, y aparece un Genio envuelto en una nube de humo. - Generalmente otorgo tres deseos, pero sois cuatro. ¡Uno de los cuatro habrá de quedarse sin realizar petición! -les dice el Genio.
- ¡A mí primero! ¡Yo primero! -porfía el empleado administrativo-. ¡Quiero estar de vacaciones en el Caribe!. Y … ¡puff! ¡Desaparece!.
Sin salir de su asombro, el subdirector grita: - ¡Ahora a mí! ¡Ahora a mí! Yo quiero estar en Hawai, descansando en la playa con mi masajista personal, con una inagotable provisión de cerveza, y con una top model de compañía. Y … ¡puf! ¡Desaparece!.
- ¡Ahora me toca a mí! ¡Quiero que esos dos imbéciles vuelvan ahora mismo a trabajar a la oficina -pide el director, y se va tranquilamente a desayunar.
- ¡La puta leche! -exclama el Genio-. ¡He gastado dos concesiones a lo tonto!. CONCLUSIÓN 1: Hay que respetar las jerarquías. Siempre hay que dejar que el jefe hable el primero.
- ¡Machista... que eres un machista! ¡Por ser mujer, me has dejado excluida de peticiones! - acusa la secretaria al Genio. - Sí. ¡No lo había pensado! ¿Qué hubieras deseado tú?. - Que estos tres imbéciles se hubieran ido a tomar p'ol culo, y no volviesen nunca más por la oficina!.
- ¡La reputa leche! - exclama el Genio-. ¡Ya he malgastado tres concesiones!. CONCLUSIÓN 2: ¡Las mujeres y los niños siempre han de tener preferencia!.