Madre, Mírame No soy tuyo, pero.. Aquí estoy, tan cercano. Compartimos el privilegio común de estar vivos. He de decirte algo, ahora que ya somos tú y yo.
Madre, óyeme. Yo te pido por favor, mamá... Soy pequeñito, a veces ínfimo. Hace falta fijarse en mí. Como todo lo pequeño, corro el riesgo de pasar desapercibido entre las cosas del mundo. Yo te pido por favor, mamá... razón para que me conozcas, voluntad para que me esperes, corazón para que me quieras. Estoy en tus manos.
Madre, compréndeme. No soy una creencia religiosa. No soy una inferencia filosófica. No soy una ley aprobada en el parlamento ni una cuestión política. Ni siquiera soy una hipótesis científica o una teoría demostrada.
Madre, conóceme. ...mi tumba. Infórmate por ti misma, busca sin descanso respuestas a mi existencia. No pongas un plazo a mi condición humana. Haz de tu interés por conocerme, un salvoconducto que me permita sobrevivir. Lucha contra la indiferencia, porque es tierra húmeda que cubre.... ...mi tumba.
Madre, perdóname. Soy inocente. ¿No te viene bien tenerme..? ¿Soy la consecuencia inesperada de un error…? ¿No entro dentro de tus planes inmediatos..? Soy inocente.
Madre, protégeme. No soy una mercancía. No permitas que algunos hagan negocio a costa de tu sufrimiento y mi muerte. Quieren que seas el cliente y yo un producto a la venta. Mi vida es el precio, y mi valor, 390 euros. No soy una mercancía.
Madre, valórame. Mi vida y la tuya no tienen precio, porque somos únicos. Sin embargo... 77.125 personitas como yo han muerto en España en el 2002. El 97,7% se practican al amparo del supuesto de "riesgo para la salud psíquica de la madre". ¿Qué está pasando, mamá?
Madre, elígeme. Yo te quiero sin reservas: Si vivo, porque no estoy muerto; si muero, porque ya estoy realmente vivo. Déjame vivir tus circunstancias convirtiendo tu “problema” en un futuro de esperanza para los dos.
Madre, ámame. Soy tu hijo. Necesito tu cariño desde ahora mismo.
Madre, espérame. Di SÍ a la vida
Epitafio para un infante no nato. Soñamos transcurrir feliz su infancia entre palomas, mientras hilaba en silencio su propio sueño de agua. Mario Romera. Un beso fuerte, mamá.