FELIZ DÍA DEL MAESTRO (A) Queridas hermanas y profesores en nuestros centros educativos: Al pensar en una manera muy sencilla de saludarlos, felicitarlos y agradecerles su servicio en la gran misión de formar, a través de una educación cristiana católica, el corazón y el intelecto de tantos niños (as) adolescentes y jóvenes de hoy y de mañana, me vino a la mente la oración de San Francisco de Asís, quien se dirige a JESÚS MAESTRO, para pedirle que lo enseñe y haga de él, un instrumento de su paz, mediante el amor generoso y desinteresado. Me parece que esta oración sintetiza muy bien lo que debe ser nuestra misión como maestros (as), olvidarnos de nosotros mismos(as) y amar incondicionalmente. QUE JESÚS MAESTRO, NOS BENDIGA A TODOS (AS), Y NOS DÉ LA GRACIA DE RENOVAR NUESTRA ENTREGA EN SU SERVICIO, TENIENDO SIEMPRE PUESTA NUESTRA MIRADA EN ÉL, «ÚNICO Y GRAN MAESTRO», Y ACTUANDO EN CADA MOMENTO CÓMO LO HARÍA ÉL Y COMO DESEA HACERLO HOY, A TRAVÉS DE NOSOTROS (AS). MI ORACIÓN,FELICITACIÓN, GRATITUD Y AFECTO. Hna. Matilde Ocampo Gorostieta «SIC» Superiora general

ORACIÓN DEL MAESTRO (A) Señor Jesús, Tú eres el único y verdadero Maestro de todos los tiempos. Te doy gracias porque tengo el privilegio de llevar el nombre de maestro (a). Te pido que pueda llevarlo con gozo y dignidad. Señor, que mi enseñanza sea conforme al modelo que Tú me diste cuando enseñabas tu Evangelio. Gracias Señor porque quieres contar conmigo para formar a los hombres y mujeres del futuro y enseñarles el camino del bien. Te encomiendo a mis alumnos (as) para que todos juntos lleguemos hasta Ti. (María Belén)

Señor, haz de mí un instrumento de Tu paz … ♫ Enciende los parlantes. Señor, haz de mí un instrumento de Tu paz … Las imágenes cambiarán automáticamente con la canción. No hagas clic para pasar a la siguiente. Solo deja que siga sola. LA ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

El plan de Dios al principio de la Creación fue que los seres humanos vivieran en armonía los unos con los otros, con el reino animal, con la naturaleza y con Su Creador. (Génesis 2:18-25). San Francisco con su humildad, amor, verdad, honestidad y pasión por la paz, fue un ejemplo del plan original de Dios.

Donde hay odio, Donde hay error, Donde hay ofensa, Donde hay duda, que yo lleve la fe. Donde hay odio, que yo lleve el amor. Donde hay ofensa, que yo lleve el perdón. Donde hay discordia, que yo lleve la unión. Donde hay desespero, que yo lleve la esperanza. Donde hay error, que yo lleve la verdad. Donde hay tinieblas, que yo lleve la luz. Donde hay tristeza, que yo lleve alegría.

Señor, haz de mí un instrumento de Tu paz.

Cuando el plan de Dios fue alterado por las fuerzas del mal, El envió a su Hijo Jesucristo a traernos Su amor, paz, y a restaurar la armonía y «…a congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.» (Juan 11:52). San Francisco de Asís captó la visión de Dios y le dio nueva vida. Así resumió la misión de la comunidad que fundó: «Hermanos» les dijo, «hemos sido llamados para sanar las heridas, para unir a los que se han separado, y para rescatar a los que han perdido el camino.»

…que se resucita para vida eterna. Porque es dando que se recibe; olvidándose que se encuentra; perdonando que se alcanza el perdón; y muriendo… Oh, Maestro, que yo no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. …que se resucita para vida eterna.

Señor, haz de mí un instrumento de Tu paz.

¿Porqué no luchar por la paz y la reconciliación? El ejemplo de San Francisco fue tan solo un eco del mensaje de su Señor: «Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios.» ¿Que si nosotros también tomáramos este mensaje seriamente? ¿Que si se convirtiera en una parte integral de nuestras vidas? ¿Porqué no luchar por la paz y la reconciliación? Cada uno de nosotros tiene la capacidad de mostrar el amor de Dios en formas sencillas, e impartir una actitud de humildad, de unidad, de paz y reconciliación para con nuestros semejantes.

Igual que San Francisco: «Hemos sido llamados para sanar las heridas, para unir a los que se han separado, y para rescatar a los que han perdido el camino.» Es una tentación el querer echar la responsabilidad a los expertos o a aquellos en posiciones de autoridad y dejar de hacer nuestra parte. Tal vez nos parezca complicado o difícil de lograr, pero eso no es excusa para no esforzarnos individualmente y dar de nosotros mismos para ayudar a otros. Trata de ver a cada persona interiormente, mas allá de los defectos externos que a veces nos dividen. Echa una mirada profunda a su corazón y muéstrale amistad incondicional.