Biografía y Muerte de Santiago el Mayor

Biografía de Santiago, según la Santa Biblia Mateo 4:21 dice que «Santiago el Mayor es hijo del pescador Zebedeo y de María Salomé», hermano mayor de Juan el evangelista, que sería también discípulo de Jesús, Mateo 20:20 nos dice que su madre posiblemente también seguía a Jesús. El Señor Jesús les puso el sobrenombre de «Boanerges» según lo dice (Marcos 3:17), que, según el mismo evangelista afirma, quería decir «hijos del trueno»; por su temperamento fogoso e impulsivo, el episodio narrado por Lucas en que Santiago y su hermano Juan desean invocar a Dios para que consuma a fuego una ciudad de samaritanos (Lucas 9:54), por el hecho de no haber querido recibirlos, hace honor a este nombre. Fue uno de los primeros que recibieron la llamada de Jesucristo, cuando estaba pescando en el lago de Genesaret junto a su hermano (Marcos 1:19).

Santiago en el grupo de los íntimos de Jesús Más tarde será llamado a formar parte del grupo de los Doce (Mateo 10:3). Pero aún más; Junto con su hermano Juan y con Simón Pedro, tiene un trato privilegiado con Jesús: Primero: Es testigo presencial de la resurrección de la hija de Jairo. Lea (Marcos 5:21-43). Jesús, en efecto, reservó para sus tres íntimos experiencias particulares. En la escena de la resurrección de la hija de Jairo, registrada por Marcos y Lucas, dice: “Jesús no permitió que le siguiera nadie sino Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago” (Mar.5:37).

Segundo. Otro suceso extraordinario en el texto de los evangelios es el de la transfiguración. Marcos subraya los detalles con particular intención. “Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los subió aparte a un monte alto, solos, y se transfiguró ante ellos” (Mc. 9:2). Estos tres habían mostrado que entendían mejor que sus compañeros las verdades que Cristo procuraba impartir. Al menos en una ocasión previa habían sido elegidos para ser testigos del poder divino en acción como es el caso mencionado anteriormente (Mar.5:37). Por causa de su percepción espiritual más profunda, también habrían de ser testigos de la hora de agonía del Maestro en el Getsemaní (Mar.14:33). Con el propósito especial de prepararlos para esa hora de temor y de desaliento, Jesús los llevó con él al monte. Extraído del (DTG 389).

«Según evidencias, Jesús y sus compañeros habían continuado subiendo hasta que se hizo demasiado oscuro para proseguir. Pareciera que Jesús oró durante largo tiempo, pidiendo fuerza para enfrentar la gran prueba que se avecinaba. También oró por sus discípulos, para que su fe en él como Hijo de Dios aumentara, y que pudieran comprender la necesidad de su muerte como parte del plan de salvación y estuvieran preparados para la hora de prueba» (DTG 389). Por eso pidió en oración que ellos, (Pedro, Juan y Santiago) pudieran contemplar su gloria divina, la cual hasta este momento, salvo fugazmente, les había estado oculta.

Tercero. El episodio de la oración en Getsemaní: Jesús “llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y angustia”, dice (Mc. 14:33). Era otro momento particularmente importante en la vida del Maestro. Los mismos discípulos que habían sido testigos (anteriormente) de los destellos de la personalidad transcendente de Jesús en la transfiguración, veían ahora estremecidos los tristes reflejos de su humanidad. Allí, al lado de Pedro y del discípulo amado, estaba Santiago en la más cercana intimidad con Jesús. En compañía de Pedro, Juan y Andrés pudo también Santiago oír de labios de Jesús los vaticinios sobre el fin del mundo desde la ladera del Monte de los Olivos. Ver (Mc. 13: 3).

Cuarto. Santiago el Mayor también formó parte del grupo restringido de discípulos que fueron testigos del último milagro realizado por Jesús ya resucitado: su aparición a orillas del lago de Tiberíades y la pesca milagrosa. Lea (Juan 21:1-11). Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados, 153 de ellos; y aunque eran tantos, la red no se rompió.

Después de la ascensión del Señor, Lucas registra la presencia de Santiago en Hechos de los Apóstoles, en el aposento alto donde «perseveraban unánimes en oración y ruego» por la venida del Espíritu Santo (Hechos 1:13,14; 2:1-3). Es así como Según una tradición medieval, tras el Pentecostés y siendo investido de poder, (hacia 33 d. C.), cuando los apóstoles son enviados a la predicación, Santiago habría cruzado el mar Mediterráneo y desembarcado para predicar el Evangelio en la Hispania (actuales España y Portugal).

Según unos relatos, su predicación habría comenzado en la Gallaecia, a la que habría llegado tras pasar las Columnas de Hércules, bordeado la Bética y la deshabitada costa de Portugal; otras tradiciones afirman su llegada a Taraco y su viaje por el valle del Ebro, hasta entroncar con la vía romana que recorría las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y terminaba en la actual La Coruña. Una tercera versión postula su llegada a Cartago Nova (actual Cartagena, por el barrio de Santa Lucía), de donde partiría hacia el norte. Esta tradición hace de Santiago el santo patrón protector de España. Vuelve y lo menciona Lucas en (Hechos 12:2), diciendo que: Herodes “dio muerte a Santiago, el hermano de Juan, por la espada”, de esta forma, Santiago es el primer mártir entre los apóstoles siendo condenado a muerte y decapitado por orden del Rey de Judea Herodes Agripa I. Por este dato podemos poner la fecha de muerte de Santiago entre los años 41 y 44, pues fueron los años en que Agripa I fue rey de Judea.

Conclusión El C. B. A. dice: «Es posible que en la predicación del Evangelio, Jacobo hubiera seguido ocupando el lugar destacado que había compartido con Pedro y Juan en el relato evangélico. Quizá se distinguía por su elocuencia natural, pues lo llamaban hijo “del trueno”. En una tradición procedente de Clemente de Alejandría y conservada por Eusebio (Historia eclesiástica ii. 9), se relata que el que acusó a Jacobo, se convirtió al contemplar la fe y la paciencia de su víctima». Según la cronología que se conoce de los Hechos, Jacobo desempeñó un corto ministerio de sólo 13 años después de la ascensión de Cristo. O sea que fue decapitado en torno al año 44.

De la forma como murieron los apóstoles podemos sacar al menos dos conclusiones: 1). El propósito tan arraigado en el corazón del hombre, tanto de los mismos judíos como de los gentiles, por despreciar al Salvador del mundo, que había venido a salvarlos del pecado, y por ende, de la muerte eterna. Como le pregunta El Señor a Saulo: «Por qué me persigues»,(Hech.9:4). Aversión que persiste hasta el día de hoy. 2). El poder que ejerce el Espíritu Santo en la vida del creyente genuino, que les da poder para obedecer los Mandamientos de Dios, (Eze.36:27), y nunca para desobedecerlos, o cambiarlos, esto es lo que ocasiona el rechazo de los incrédulos, aún hasta el día de hoy, y que se acentuará a medida que se aproxime la segunda venida de Cristo, cuando se establezca la ley dominical. Vea (Apoc.12:17; 13:15-17; Deut.4:2; Apoc. 22:18,19).