El Santo Sudario

Cuentan que viendo Dios que el hombre con el pasar de los siglos en lugar de acercarse más a Él, se iba alejando y que más que en otros tiempos necesitaba ver para creer, se decidió a ayudarlo. Para ello le desveló un secreto que había permanecido oculto desde la venida del Salvador y que sólo se podría descubrir en el siglo de los grandes avances científicos.

Este momento llegó a principios del siglo XX y por muchos fue calificado como el Quinto Evangelio, complementaba a los otros cuatro y permitía, entre muchas cosas, ver una imagen de Jesús en el momento de la Resurrección.

Durante todo el Siglo XX se investigó la imagen con detalle y se pudo precisar: Que medía 1,85 m de altura, pesaba 79 Kg y era de complexión atlética. Tenía el pelo largo y barba. En todo su cuerpo había más de un millar de pequeñas heridas coincidentes con las que produciría un “Flagellun taxillatum” romano.

La nariz estaba rota y parte de la barba arrancada. En su cabeza se observaban unas 50 pequeñas incisiones debidas a pequeños objetos punzantes similares a espinas de zarzas, espinas que habían sido trenzadas a modo de cascote Sobre su espalda se cargó un objeto de madera de unos 50 kg, 1 m y 70 cm de largo y 15 cm de diámetro. Dicho objeto le aplasto gran número de las heridas de la espalda entre el hombro derecho y el costado izquierdo y le produjo múltiples desgarros y moratones

Una vez muerto y todavía en la cruz, se le produjo una herida en el costado derecho entre la 5 y 6 costilla con un objeto de hierro similar a las lanzas que utilizaban los romanos. A las dos horas de su muerte fue colocado sobre la sábana y depositado sobre una superficie lisa. Sobre los párpados se le colocaron dos leptones, moneda acuñada por Poncio Pilato en el año 31. Fue sepultado según los cánones del rito judío.

Entre las 30 y 40 horas después de haber sido depositado en el sepulcro y en un estado de ingravidez total, sufrió una transformación que produjo que todos y cada uno de los puntos de su cuerpo emitieran una intensa energía lumínica durante un microsegundo. Esta instantánea emisión de calor produjo las quemaduras en la tela que grabaron la imagen. Imagen que refleja el momento de la Resurrección.

Actualmente Jesús sigue vivo transformado en un pedazo de pan en cada uno de los Sagrarios del mundo. Allí espera en silencio a quien le quiera acompañar para contarle también en silencio, porqué voluntariamente eligió hacer todo lo que hizo, sufrir todo lo que sufrió y amar, a pesar del dolor que le causaron, incluso a los que le torturaron.

“Yo estaré con vosotros hasta el fín de los tiempos”