“Historias de cuernos, (IX)” Miguel-A. 147 seg. (Los Amaya) País de locos “Historias de cuernos, (IX)”
- ¡Papá -dice Ricardo, un día-, he hallado a la mujer de mi vida, y voy a casarme. Se llama Dolores, y es la hija de la estanquera!. - Mira, Ricardo, ¡no puede ser!. La estanquera y yo tuvimos una aventura. La estanquera era soltera, y yo no atravesaba una buena racha de relaciones con tu madre. ¡Entiéndelo! ¡En fin, que Dolores es tu hermana!.
Ricardo lo siente. Corta con Dolores Ricardo lo siente. Corta con Dolores. E inicia nuevas relaciones con otra chica.
Pasado un año, le dice otra vez a su padre: - Papá, he hallado a la mujer de mi vida, y voy a casarme. - ¿Quién es, hijo?. - ¡Pepita, papá!.
- ¿Pepita. Ese nombre me suena - ¿Pepita? Ese nombre me suena. ¿No será la hija de la vecina del cuarto piso?. - ¡La misma, papá!. - Mira, Ricardo, ¡no puede ser! Su madre y yo tuvimos una relación amorosa. Su esposo era un borracho y la pegaba... y por entonces tu madre me echó de casa por jugarme el sueldo en las máquinas tragaperras. En fin, que nos consolamos mutuamente. ¡Entiéndelo! Y pasó lo que pasó. ¡Pepita es tu hermana!.
Entonces, Ricardo rompe a llorar amplia y ruidosamente. Ante tanto ruido y lamento, acude la madre. - ¿Qué pasa aquí?. - ¡Que hace un año -explica Ricardo, entre lágrimas-, me quería casar con Dolores. Y dice que era su hija y mi hermana. Y ahora me quiero casar con Pepita. Y también dice que es hija suya y hermana mía!. - ¡Mira, hijo, cásate con quien te dé la gana, porque ese cornudo no es tu padre!.