Miguel-A. País de locos “Intimidades”
- Querido, anoche tuve un sueño increíble -le dice una esposa a su marido-. Soñé que estábamos haciendo el amor, y, al lado de cama había un fisioculturista, lleno de músculos, con su torso desnudo y aceitado, que nos abanicaba mientras nosotros teníamos las relaciones sexuales. ¡Es indescriptible lo que aquello me excitaba!.
Como en todo matrimonio en el que la confianza de los cónyuges es total, y ciertas cosas deben ser estimuladas, el marido, tras pensarlo un poco, sugirió contratar un fisioculturista para que abanicara mientras hacían el amor.
Tras visitar algunos gimnasios, finalmente encuentran un fornido y musculoso fisioculturista, al que le proponen la idea, y convienen con él un precio por sus servicios. La noche y a la hora acordadas, llega a casa el fisioculturista. Y después de dejar su torso desnudo y aceitarse, empieza a abanicarlos mientras la pareja en la cama trata de hacer el amor.
Sin embargo, la mujer descubre que su goce no se incrementa como ella había pensado... y protesta: - ¡Esto no funciona! ¿Y qué tal si invertimos los papeles: vos abanicás, y el fisioculturista viene a la cama...?.
El marido, dudoso, discute, pero finalmente acepta. Entonces, el enorme fisioculturista se mete en la cama con la mujer, y el marido empieza a abanicar.
A los pocos minutos, la mujer goza de pleno, y empieza a gritar de placer.
Entonces, el marido le dice al fisioculturista: - ¿Te das cuenta cómo hay que abanicar? ¡Che, fisioculturista de mierda...!.