Su símbolo es el buey, porque su evangelio empieza con el sacrificio de Zacarías en el Templo, y desde tiempo inmemorial.

Representado con: libro, novillo alado, médico, pintando el ícono de Nuestra Señora.

El antiguo médico de los cuerpos, desemboca finalmente en el misionero y evangelista-médico de las almas.

Es patrón de pintores, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros y notarios.

Es el único de los evangelistas que no era judío, sino gentil, quizá natural de Antioquía. Provenía de una familia pagana y parece que fue médico de profesión.

Según su propio testimonio (1, 3), Lucas se informó “…de todo exactamente desde su primer origen...” No cabe duda de que una de sus principales fuentes de información fue el mismo Pablo.

Escribió el tercer Evangelio en Roma a fines de la primera cautividad de San Pablo, o sea entre los años 62 y 63. Se destaca como evangelista y como historiador.

Supo escribir cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo lo que escuchó de los testigos oculares. Por esto, y su elaboración exquisita del griego, como sólo una persona culta y sabia podía hacerlo en esa época, el Evangelio de Lucas es el mejor redactado.

Su estilo manifiesta el mensaje de salvación como un auténtico himno de acción de gracias, alegría y optimismo. Hace muy pocas referencias a la ley mosaica, y es el que más insiste en el alcance universal de la salvación, mostrándose también en eso fiel discípulo de San Pablo.

Lo han llamado: “El evangelio de los pobres”, porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.

En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión. En medio de una sociedad machista, Él, siendo Dios, les habla de igual a igual.

También insiste en la renuncia de sí mismo, la pobreza: “Dichosos los que siendo pobres no buscan su felicidad quedándose en las cosas de esta vida, sino en Dios, donde se hallan las verdaderas riquezas.”

Además, es muy probable que recibiera informes también de la Santísima Madre de Jesús, especialmente sobre la infancia del Señor, que Lucas es el único en referirnos detalladamente.

Contiene un relato de la vida de Jesús que podemos considerar el más completo de todos. Él es, pues, precisamente por sus noticias sobre el Niño y su Madre, el Evangelista por excelencia de la Virgen.

También es el único que cuenta el relato de la Anunciación.

Por esta cercanía con María, siendo un historiador nato y teniendo habilidades de pintor, se cree que pintó un retrato de Nuestra Señora. Aunque los supuestos retratos sean muy tardíos (el más famoso, que se conserva en la Capilla Paulina de Santa María la Mayor de Roma, es un icono del siglo XII).

Su evangelio es el más fácil de leer de todos los cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo literario.

Los pintores le tienen también por patrón celestial y se encomiendan a él como al artista que tuvo el máximo modelo de hermosura humana.

Según remotas tradiciones, después de la muerte de Pablo, predicó la buena nueva en Egipto, Acaya y Bitinia.

Dicen que murió soltero y mártir, a la edad de 84 años, después de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor Jesucristo.

Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia.

Oración ¡Oh Dios, que sanas las enfermedades de tu pueblo, y que llamaste a Lucas, el médico amado, para que fuese uno, de tus evangelistas! Concédenos que en la saludable doctrina de tu Palabra transmitida por él, hallen nuestras almas la medicina eficaz para todas nuestra dolencias; por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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