“¡Cosas de loros!” Miguel-A.
Un ama de casa quería adquirir una mascota para que le hiciera compañía. Para ello, fue a la pajarería, y escogió y compró un loro. Antes de recibir el dinero del importe de la venta, el vendedor le advirtió que el loro había pertenecido a un prostíbulo, y acostumbraba a decir cosas un poco salidas de tono. Pero a la mujer le gustó el colorido del plumaje del loro y le resultaron graciosas sus palabras. Por tanto, obvió la advertencia, y decidió comprarlo.
Ya en su casa, la mujer puso la jaula del loro en el salón, y esperó a que hablara. El animal divisó todo el panorama, y dijo: La mujer se sorprendió un poco, y no comprendió aquellas palabras del loro. ¡Nueva casa! ¡Nueva madame!.
Cuando entraron en casa sus hijas adolescentes, el loro volvió a hablar: La mujer recordó la advertencia del dependiente... de que el loro había pertenecido a un prostíbulo. Las muchachas rieron la ocurrencia del ave, y esperaron a la llegada de papá. ¡Nueva casa! ¡Nueva madame! ¡Nuevas putas!.
Por la noche, cuando el hombre llegó a su casa, el loro habló otra vez: “¡¡¡¿¿¿...???!!!”. ¡Nueva casa! ¡Nueva madame! ¡Nuevas putas! ¡Caras conocidas! ¡Hola, Jorge!.