Tú, que subes y enciendes la montaña, Invítanos a seguirte, que el aire de la ciudad Está contaminado.
Tú, que te abrías a la presencia del Padre, Ungido del Espíritu,enséñanos a rezar en el Espíritu del Padre nuestro y clamar: ¡Abba!
Tú, que pasaste haciendo el bien, Curando, enseñando. Sirviendo, perfumando, Toma posesión de nuestros labios, De nuestro corazón y de nuestra manos.
Texto: P. Javier Leoz Ventura Diseño: Sor Mª Celina OSC
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