Albañil, e inventor por casualidad Miguel-A. Dedicado,con cariño humor, a Gladys F., y a su novio Antonio G., (de Buenos Aires). 192 seg. (Nino Bravo)
En España no es corriente hacer chistes de gallegos. Los chistes de gallegos proceden del exterior, de Argentina. En el contexto del chiste, la connotación no coincide con la alusión regionalista de habitante o procedente de Galicia. En Argentina “gallego” se llama a todo español emigrado a aquellas tierras. No es retratado como mala persona, sino como alguien dedicado exclusivamente a trabajar (para lo que emigró). Por lo dicho y porque de humor se trata, no tiene razón el político que pidió suprimir del diccionario de la RAE la connotación “despectiva” “gallego”. Pero tal pretensión es un auténtico disparate: ya que la RAE recoge el uso de la palabras, pero no las inventa.
Manolo emigró a América, y dejó a María, su mujer, en Santiago de Compostela, habiéndole antes prometido ella que se portaría bien.
A poco de llegar, recibe una carta de su mujer que decía así: "Quiero quedar embarazada, manda esperma por correo". Manolo se puso manos a la obra, e hizo lo que su mujer le pedía. Al poco tiempo, recibe una carta diciendo: "Estoy embarazada. Envía dinero".
Dos años después, María volvía a escribir haciéndole el mismo pedido. Esto se repitió en cinco ocasiones durante 10 años: María escribía y Manolo mandaba por correo el esperma.
Un día Manolo, en el próximo pedido de María, ya aburrido de mandar esperma, y además, de enviar dinero para mantener cinco hijos, se cansó de esa historia. Mezcló maicena, un poco de clara de huevo y leche, y se lo envió a María.
A las tres semanas, María le escribe confirmando: "Estoy embarazada, envía dinero". Manolo, pensativo, exclama: ¡¡¡Joder, inventé el esperma!!!.