Ciclo B 4º domingo ordinario Día 1 de Febrero de 2009

Hoy la escena del evangelio se desarrolla en la sinagoga de Cafarnaún.

Un día desde ese mismo lugar pronunciará Jesús el sermón del “Pan de vida”, anunciando la Eucaristía.

El evangelio está tomado de san Marcos, como la mayoría de los domingos en este ciclo B. San Marcos se lo escucharía narrar a san Pedro, presente en este suceso. Mc 1, 21-28 Dice así:

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún.

Y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar,

se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.

Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.

Jesús le increpó: “Cállate y sal de él”.

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.

Todos se preguntaron estupefactos: “¿Qué es esto Todos se preguntaron estupefactos: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”.

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Palabra del Señor

Hoy nos habla el evangelio del asombro de la gente ante las palabras de Jesús.

El asombro ante la naturaleza puede ser un comienzo de fe.

La mayoría de la gente no se asombra ante la Palabra de Dios, porque no conecta con el Evangelio.

¿Será que los predicadores enseñan más al estilo de los “escribas y letrados” y no al estilo de Jesucristo?

Jesús enseñaba con autoridad.

Autoridad no es lo mismo que autoritarismo. No mandaba caer fuego sobre los que le escuchaban.

Enseñar con autoridad es como dar luz sin imponer.

Jesús hablaba con autoridad: 1- Porque estaba empapado en lo que decía.

2- Porque creía profundamente en el mensaje.

3- Porque vivía los problemas de la gente.

En los discursos de Jesús relucía: - la verdad - la sinceridad - la sencillez

La autoridad no es lo mismo que dominio, superioridad, fuerza, jerarquía o prepotencia.

Jesús habla con autoridad porque, al estar unido al Padre, es la Palabra viva de Dios.

La autoridad la reafirma con un milagro: sana a aquel enfermo o poseído por el demonio.

Hoy existen muchas clases de demonios: la mentira, el odio, la ignorancia. Venceremos si estamos unidos con Jesucristo.

Que la Virgen María nos enseñe a hablar de Jesús con verdad, sinceri-dad y senci-llez. AMEN