Tu compañero se llama Jesús Por Noris Capín

Siempre escribo mis columnas, pensando en la mujer que tiene un mundo por delante: la mujer joven, la mujer que puede y desea mejorar su horizonte y alentar una esperanza.

Esta vez, voy a escribir acerca de la mujer entrada en años, la mujer que ya ha recorrido la vida, la madre anciana, la abuela, la mujer inválida, la que se encuentra en un centro geriático o de rehabilitación, la que vive hospedada en un cuarto, la que no tiene a su familia cerca, la incapacitada y la solitaria.

Al meditar lo que significa el estar en cualquiera de esas situaciones, me coloco en su lugar por un instante y siento dentro de mi ser una gran solidaridad y entendimiento humano.

Cuando la mujer siente que no tiene un ápice de esperanza, de motivación, de amor y de cariño, la inclinación a la apatía la hace convertirse en una persona carente de fe y confianza.

La ausencia de las experiencias vividas, las creatividades pasadas, la risa suave y despreocupada de la juventud y la felicidad, suelen entretejerse con la soledad que su espíritu experimenta.

Entonces, comienza el desentono de su propia vivacidad, el alejamiento para vivir con dignidad y alegría; también, se desequilibra el amor propio, se consumen los pensamientos positivos y se pierde la fortaleza natural que siempre han precedido sus vidas.

Hoy quiero decir a todas esas mujeres, que hay vida dentro de su propia congoja, hay entusiasmo en medio de su propia tristeza, hay ánimo y fortaleza en la arídez de su hogar, y es porque existe Dios. Hay vida dentro de las cuatro paredes que la rodean, hay vida cuando caminan con un bastón o cojean, hay vida cuando no puedan salir a la calle en busca del sol y la brisa,

Hay vida porque todo en este mundo, que compone el respirar y sentir tiene que ver con la intervención Suprema de Dios, a pesar de las turbulencias que atacan el sentido de grata supervivencia personal; y es porque existe Dios, para levantar el espíritu que seencuentra derrotado.

Por ser hijas de Dios, Él les pide que honren los momentos de fragilidad humana, Él las invita a gozar del espíritu, del respeto propio al disfrutar de sus vivencias y recuerdos; y sobre todo, apreciar su estimación personal y aceptación al presente.

Cuando la esperanza se esconde tras los recuerdos y la desdicha toma posesión de la sensatez que dan los años y la sabiduría, se declina su valoración personal; la que pudiera ser más serena y objetiva, aunque el tiempo transcurra inexorablemente.

Dice la Palabra de Dios: "Dios mío, me has instruido desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas, ahora, en la vejez y las canas, no me abandones, Dios mío, hasta que describa tu brazo a la nueva generación, tus proezas y tus victorias excelsas " Salmo 71:17-18

Les aconsejo estas pautas de reflexión sobre este tema, con el afán de incrementar el amor por la vida, el intentar acariciar la esperanza por medio de la Palabra de Dios, la oración, la fe y la confianza en Dios.

Mujer: recuerda que en Cristo Jesús tendrás un compañero cuando decidas entregarle tus problemas, cuando comiences a darte cuenta Que sólo en Él encontrarás vida, y esa vida estará atada firmemente a la misericordia eterna de Dios y a su amor por ti.

Meditaciones dedicadas a la mujer, basadas en la Palabra de Dios Noris Capín www.brisauniversal.com mujernueva00@aol.com

“En USA News” Columna: Mujer Nueva Editado para el periódico Septiembre 2008 www.enusanews.com